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P O L I T I C A
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México D.F. Lunes 22 de diciembre de 2003

Iván Restrepo

Postergan de nuevo el protocolo de Kyoto

Concluyó en Milán, Italia, una nueva reunión sobre cambio climático a la que acudieron cientos de especialistas y funcionarios de 180 países. La idea central fue hacer un balance de los logros que ha obtenido en el último año la comunidad internacional a fin de evitar los problemas que ocasiona dicho cambio.

Como varias veces hemos comentado en La Jornada, en 1997 se aprobó el llamado protocolo de Kyoto, en el cual se fijó la meta de reducir para 2012 la emisión de gases de invernadero a niveles menores a los que existían en 1990. En especial se busca hacerlo con el bióxido de carbono, uno de los principales causantes del calentamiento del planeta. Para que tenga carácter obligatorio, se requiere que lo ratifiquen un total de países que emitan 55 por ciento de esos gases.

Muchos países se han adherido al protocolo, pero no los grandes contaminadores, como Estados Unidos, responsable de una tercera parte de las emisiones, que hace dos años dijo que su economía no le permitía tomar medidas para bajar el consumo energético y tener una industria menos sucia.

Se esperaba que otro gran generador, Rusia (produce 14 por ciento mundial de gases de invernadero), se adhiriera este año al protocolo, completando así el porcentaje requerido para hacerlo obligatorio. Pero justo al comenzar la reunión de Milán informó que su economía estaba en malas condiciones, razón por la que no podría comprometerse con las metas establecidas en Kyoto. Esta negativa marcó la reunión de Milán. No faltaron quienes la calificaron del entierro del protocolo.

La actitud rusa causó protestas en ese país y en el resto del mundo. Con una excepción: el gobierno de Estados Unidos, que quiere un protocolo a su gusto y conveniencia. Y precisamente lo que vemos en la actitud del gobierno de Putin es la influencia de las grandes trasnacionales petroleras estadunidenses, que desean afianzar su presencia en Rusia y varios países de la ex Unión Soviética, como Georgia y Azerbaiyán. Y una condición para hacerlo son normas ambientales laxas que permitan derrochar energéticos y ensuciar la atmósfera. Esas trasnacionales llegan también a Turquía, su aliado militar en la zona. La geopolítica petrolera del guardián del mundo imponiéndose por doquier.

Pero si en Milán no se logró la ratificación y los analistas la consideran una reunión internacional poco fructífera, en cambio abundaron las pruebas de lo que deja el cambio climático al que los expertos consideran mortífero.

Un informe de la Organización Mun-dial de la Salud (OMS) afirma que el calentamiento global mató a 150 mil personas en 2000 y que en este año murieron 20 mil en Europa, especialmente en Francia, Italia y España. También es culpable del aumento de ciertas enfermedades típicas de la pobreza, como la diarrea y el paludismo, desde la década pasada, la de los noventa, la más calurosa que se recuerde. Lo grave es que el calor sigue aumentando, mientras en ciertas partes llueve más de lo acostumbrado y cuando no corresponde, lo que trae problemas en la agricultura, en los servicios y la infraestructura pública, así como la proliferación de mosquitos que transmiten el paludismo y el dengue, lo cual deja miles de muertos, especialmente en Asia y Africa.

Y mientras en Milán hubo más informes y discursos que acuerdos para que el protocolo de Kyoto entre en vigor, la OMS hizo saber que existe cada vez mayor evidencia de que los cambios en el clima tendrán efectos profundos en la salud y el bienestar de los ciudadanos de todos los países, sin excepción. Hoy mismo en Estados Unidos, con un invierno que se les adelantó, la gripa causa estragos y no hay forma de combatirla.

Finalmente cabe advertir que con motivo de la reunión de Milán las actuales autoridades ambientales de México no informaron, como era costumbre, sobre lo que se hace en nuestro país para evitar el cambio climático. Quizás porque seguimos destruyendo bosques y selvas y derrochando hidrocarburos, y porque tenemos una industria contaminante. Todo esto origina los gases que ocasionan dicho cambio. Pensarán los funcionarios que es mejor callar las malas noticias

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