Controversia por contratos de servicios múltiples de Pemex

El Presupuesto de Egresos seguirá petrolizado, advierte West Silva

CIRO PEREZ SILVA

Como resultado de las negociaciones del paquete económico para 2004, el Presupuesto de Egresos continuará estando petrolizado por la creciente necesidad que de los ingresos fiscales provenientes de la paraestatal tiene la economía del país, y la dependencia cada vez mayor respecto del mercado de Estados Unidos, advirtió Octavio West Silva, responsable de las finanzas del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.

Con este panorama, señaló, es de destacarse la gran controversia que originó la intención de Pemex de suscribir contratos de servicios múltiples para la explotación de gas natural, particularmente por las crecientes importaciones de este combustible que realiza el país, lo que implica una salida permanente de divisas que disminuyen notablemente en la balanza los ingresos netos petroleros.

''Como consecuencia de estas tendencias, México enfrenta una creciente dependencia de las importaciones de gas natural, las cuales han llegado a niveles récord. Así, por ejemplo, entre julio de 2001 y julio de 2002, mientras que la demanda de gas creció a una tasa razonable de 8 por ciento, las importaciones se incrementaron en 114 por ciento'', sostuvo West.

Lo anterior aunado a que el régimen fiscal prácticamente incautatorio, al que está sujeto la paraestatal, no le permite liberar suficientes recursos para la exploración y producción de este energético; de hecho, la estimación de que Pemex requiere un mínimo de 10 mil millones de dólares anuales en inversiones para estar en condición de suplir las importaciones de energéticos que se hacen en el país vuelve a poner en la mesa del debate la viabilidad de los contratos de servicios múltiples.

West Silva mencionó que la demanda de gas natural crece a un ritmo acelerado como consecuencia de la aplicación de normas ambientales más estrictas, su menor costo relativo como combustible en el sector industrial y de generación eléctrica, y la necesidad de encontrar alternativas al consumo del petróleo crudo y los diversos combustibles derivados.

Según cifras de la OPEP, las exportaciones mexicanas de gas natural decrecieron 12.1 por ciento en 2001 respecto de 2000, mientras que las importaciones crecieron 15.6 por ciento durante el mismo periodo; a precios corrientes, las importaciones en dólares registradas en 2001, prácticamente cuadruplicaron el valor de las importaciones de 1997, esto es, apenas cuatro años antes.

Pero mientras las exportaciones mexicanas disminuían -12.1 por ciento en el periodo 2001 respecto de 2000- las exportaciones del resto de los países de América crecieron como efecto de grandes inversiones en explotación de gas natural.

Así, en el mismo periodo Canadá aumentó en 5.8 por ciento su plataforma de explotación; Estados Unidos, 49.4; Argentina, 44, y Bolivia en 42.9 por ciento. En la actualidad, México aporta solamente 0.05 por ciento del total de exportaciones mundiales de gas, y el valor de sus importaciones en 2001 -que alcanzaron 424 millones de dólares- fue nueve veces mayor que el valor de sus exportaciones, que fueron de apenas 47 millones de dólares.

A pesar de que se supone que las reservas posibles de gas natural en México son muy altas, las reservas probadas sólo llegan a 28 billones de pies cúbicos (BPC), lo que ubica al país en el lugar 22 de las reservas mundiales al primero de enero de 2002.

Es decir, México ha probado reservas apenas equivalentes a 0.45 por ciento de las reservas probadas mundiales, que se estiman en 6 mil 222 BPC, según cifras de la OPEP en 2002. Por lo que respecta a la producción de gas natural, México ocupa el décimo lugar en el mundo, aunque su producción es deficitaria respecto al consumo de su mercado interno, según las cifras anteriormente anotadas, con datos correspondientes al cierre de 2001.

Aunque de acuerdo con su nivel de producción de gas natural en el año 2000, Pemex ocupó el séptimo lugar entre las principales empresas petroleras del mundo.

La problemática se centra en el hecho de que por el lado de la producción nacional, ésta ha venido cayendo desde 1988, debido al reducido nivel de inversiones que se le ha asignado a los proyectos de desarrollo de gas, en tanto que los mayores recursos se concentraron en la explotación del crudo pesado y, por el lado de la demanda, ésta ha venido creciendo a tasas elevadas y de manera sostenida, como consecuencia del desarrollo económico, el cambio tecnológico y la adopción de medidas ambientales más estrictas, que imponen el uso del gas en sustitución de otros combustibles, especialmente en la generación eléctrica y en el sector industrial.