Luis Javier Garrido

La piñata

El neoliberalismo no se oculta que es una guerra de las multinacionales contra los derechos de las mayorías, pero el tono de confrontación cada vez mayor que han asumido muchos gobernantes contra sus pueblos tras los últimos acontecimientos hace muy incierto el futuro inmediato.

1. La detención del mandatario depuesto de Irak, Saddam Hussein, por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos cerca de su natal Tikrit en circunstancias poco claras (14 de diciembre), ha traído como consecuencia esperada un repunte de la decaída popularidad de George W. Bush y un endurecimiento amenazador del discurso de aquellas fuerzas del capital que están imponiendo el modelo neoliberal en el mundo. Un sondeo de The Washington Post y de la cadena ABC (23 de diciembre) indica que las posibilidades del casi candidato demócrata, el ex gobernador de Vermont, Howard Dean, son casi inexistentes (pues un 55 contra un 37 por ciento votaría por Bush en noviembre), pero también -y sobre todo- que el mundo debe prepararse para una escalada violenta en 2004 de las instancias estratégicas del capitalismo neoliberal.

2. El repunte de la violencia neoliberal es perceptible no sólo en el tono belicista de la campaña electoral de Bush en pos de la relección y en el de sus émulos -de Aznar a Berlusconi-, o en la nueva popularidad que están teniendo en los medios de Estados Unidos viejos ideólogos de la derecha neoliberal -de Kissinger a Oliver North-, sino sobre todo en las políticas que los gobiernos nacionales de los países latinoamericanos están asumiendo tras los acontecimientos, y México no constituye la excepción.

3. Los que sostenían que el paso del viejo imperialismo del siglo XX a un nuevo imperialismo, sustentado en la destrucción de los estados nacionales y la transferencia tanto de sus atribuciones soberanas de planeación económica y social como incluso de los poderes políticos nacionales a las empresas multinacionales, iba a ser incruento, se equivocaron, y lo que estamos viviendo en los inicios del siglo XXI es una guerra mucho más abierta que en los años sesenta o setenta del gran capital en contra de los pueblos a fin de expoliarles sus derechos esenciales.

4. Las enseñanzas de estos años de Bush en la Casa Blanca son muchas para los pueblos que se resisten a estas políticas, y una es que la mentira puede constituir un instrumento de gobierno al consolidarse la impunidad de los gobiernos por haber sido destruido el incipiente orden jurídico internacional, de manera que la sociedad no tiene ante estos abusos de poder más armas de defensa que la resistencia. La invasión estadunidense a Irak mostró que el objetivo de Washington no era prevenir un conflicto, ya que no poseía armas de destrucción ni Saddam tenía el poderío que se le atribuía -como confirma su detención-, sino el petróleo y hacer de ese país un enclave estratégico de Washington. Por lo que no debe extrañar que los más dóciles gobernantes neoliberales del continente, como Alvaro Uribe, Lucio Gutiérrez o Vicente Fox, estén mintiendo cada vez más, y de la manera más descarada, a fin de sacar adelante las políticas que les han encomendado los centros de poder financieros trasnacionales.

5. Fox, por ejemplo, engreído por los acontecimientos internacionales, y asumiendo que él está en pie de guerra contra los mexicanos para culminar la imposición del modelo neoliberal, miente de manera cada vez más cínica cuando una y otra vez, en costosísimos mensajes de propaganda, ha pretendido que su "reforma fiscal" de 2003 no iba a empobrecer más aún al pueblo, pues supuestamente estaba destinada a rectificar las orientaciones sociales de su gobierno. Y lo sigue haciendo cuando culpa de su fracaso como gobernante a la oposición y a los legisladores priístas que quebraron en esta coyuntura los acuerdos de Fox con Salinas y Zedillo, así como la alianza estratégica del PAN con el PRI.

6. Esa reacción de Fox por el fracaso de su paquetazo está siendo no sólo mezquina y antinacional, a pesar de que en la Ley de Ingresos para 2004 los legisladores le están aprobando más recursos de los que solicitó, con lo que pone en entredicho lo que van a ser los próximos tres años, y no se explica sino por la coyuntura internacional. En una semana, luego de jactarse de que por teléfono pudo felicitar a Bush por sus éxitos militares, además de incrementar su campaña de mentiras y amenazas ha ordenado cesar a los priístas que fungen como delegados de dependencias federales en los estados (17 de diciembre), trata de asfixiar al gobierno de López Obrador privándole de recursos (23 de diciembre) y ahora maniobra para que, anulando casillas, se revierta el resultado de la elección de gobernador de Colima para castigar al PRI (El Universal, 25 de diciembre).

7. El gobierno foxista se concibe a sí mismo cada vez más como una instancia bélica que a toda costa debe "vencer", y por ello sorprende a muchos que su discurso tenga cada vez más rasgos militares, emulando a Bush.

8. La pretensión de seguir gobernando a través de la propaganda, imitando también a Bush, no le ha funcionado tampoco y el mejor símbolo de esto fue su fracaso con la piñata que pretendió ofrecer a unos niños para aparecer rompiéndola en la foto (18 de diciembre), y que se saldó por su caída, arrollado precisamente por los niños, en lo que fue la foto que dio la vuelta al mundo.

9. No sorprende por todo esto que la prensa internacional del 23 de diciembre haya presentado la imagen de un Fox derrotado (Milenio, 24 de diciembre), y esto es lo que hace más peligroso a un gobernante en confrontación permanente con las mayorías.

10. El futuro de estos últimos tres años del sexenio está, por consiguente, en la capacidad del pueblo para no perder la serenidad al resistir a esas políticas del gobierno. Y eso quizás sea mucho pedir.