México D.F. Viernes 26 de diciembre de 2003
La guerrilla lanza ataques contra el cuartel
general de EU y el hotel Sheraton
Enfrentamientos entre invasores y rebeldes marcan la
Navidad en Irak
Las fuerzas de ocupación responden con la operación
contrainsurgente Martillo de hierro
Tres soldados estadunidenses mueren en explosión
cerca de Samarra; otro abatido en Bagdad
Llegan a la morgue capitalina los cuerpos de
20 iraquíes, la mayoría víctimas de la violencia
ROBERT FISK ENVIADO ESPECIAL
Bagdad, 25 de diciembre. Cómo hizo estruendo
la artillería. Cómo rugieron los aviones de combate. Cómo
hizo vibrar la noche el fuego de las ametralladoras.
Si en las calles de Bagdad los estadunidenses representaron
a Santa para los niños iraquíes, la escenificación
de la operación Martillo de hierro fue mucho más seria.
''No podemos comentar las operaciones militares que se
llevan a cabo en estos momentos'', afirmó una portavoz del ejército
estadunidense. La operación cambiaba de nombre a cada momento: de
Puño de hierro a Justicia de hierro, para después
volverse Martillo de hierro. Los insurgentes eran atacados en el
sur de Bagdad, nos dijeron, y durante toda la Noche Buena podíamos
escuchar el ruido de la batalla a las afueras de esta ciudad. Al menos
eso fue lo que creímos.
Fue
mucho más obvia la pequeña operación de los insurgentes
en el centro de la capital. Primero dispararon cohetes al palacio desde
el cual el procónsul estadunidense, Paul Bremer, y sus funcionarios
gobiernan Irak. Los cohetes estallaron ruidosamente en los terrenos que
alojan los rosales y palmeras de los jardines imperiales, lo que hizo ulular,
como siempre, las sirenas de ''alerta'' del vasto complejo. Luego los combatientes
dispararon morteros contra el hotel Sheraton, la prestigiosa masa construida
por el partido Baaz, donde gustan pernoctar empresarios, periodistas y
autoridades de la ocupación estadunidense.
El primer mortero se estrelló contra una de las
paredes superiores del hotel, justo debajo de la ''t'' de Sheraton, y el
segundo, disparado desde la calle Saadoun, impactó contra uno de
los pisos superiores, rompiendo las ventanas y arrancando las cortinas.
El acto fue calificado de "intento por llegar a los titulares de las agencias
noticiosas" por un funcionario estadunidense con gran capacidad de observación,
puesto que varias agencias han instalado sus oficinas en el Sheraton y
en el vecino hotel Palestina.
Guardias iraquíes abrieron fuego contra los combatientes
y los hicieron huir, pero no antes de que pudieran dejar regados panfletos
en la calle, instando a los empleados del hotel a abandonar sus puestos.
Durante las 24 horas anteriores al mediodía de
Navidad, cuatro soldados estadunidenses fueron asesinados; tres de ellos
por una bomba colocada en un camino cerca de Samarra, ciudad que las fuerzas
estadunidenses esperaban haber pacificado después de una serie de
agresivas redadas emprendidas la semana pasada. Otro soldado más
fue muerto en Bagdad.
Asimismo cuatro iraquíes, incluida una niña
de 13 años, murieron por un atacante suicida que detonó explosivos
en su automóvil estacionado afuera de una oficina kurda en Erbil,
mientras otros dos civiles fallecieron en Bagdad al estallar una bomba
que aparentemente fue colocada para atentar contra una patrulla estadunidense.
Las cuentas de la ocupación
En la morgue de Bagdad, el director médico,
el doctor Faik Bakr, nos dijo que 20 muertos, todos ellos iraquíes
y la mayoría víctimas de la violencia, llegaron al depósito
la mañana de Navidad. Los poderes de la ocupación sólo
llevan la cuenta diaria de los occidentales asesinados.
Curiosamente ninguno de los cadáveres que yacían
el jueves en la morgue de Bagdad provenían de la zona de
Khor Rajab -donde se encuentran los pantanos de Rajab-, que supuestamente
fue el centro de las operaciones estadunidenses de anoche contra la guerrilla.
Sólo tuvimos que conducir por la carretera 8 sur de la ciudad para
darnos cuenta qué había pasado.
La carretera 8 de Bagdad a Hilla es una peligrosa vía
de dos carriles, que ya fue testigo del asesinato de los oficiales de la
inteligencia española, de personal de la Cruz Roja y de otros occidentales.
También ha sido el lugar desde donde se han lanzado varios ataques
contra bases estadunidenses al sur de la capital. Pero la tarde del jueves
había pocos rastros de la batalla ocurrida la noche anterior, salvo
por algunos campos de cultivo aplastados y una fortaleza desde donde las
tropas estadunidenses dispararon balas de salva y algunas piezas de artillería
pesada.
''Los estadunidenses fueron atacados en dos ocasiones
desde estos campos'', informó a The Independent un vendedor
de té que se encontraba en su pequeño expendio oxidado, a
un lado de la carretera. ''Dispararon contra todo el lugar pero no mataron
a nadie. Los hombres que dispararon los morteros ya tenían tiempo
de haberse ido cuando comenzó la operación'', señaló.
Hubo escandalosos reportes de que se escuchó fuego
de artillería proveniente de una base estadunidense al oeste de
la carretera, pero no se habló de explosiones. Un grupo de novatos
del nuevo ejército iraquí, que volvían a su casa,
caminando de regreso del campo de entrenamiento instalado en Khor Rajab,
confirmaron que las fuerzas estadunidenses dispararon balas de salva para
ahorrar munición. ''Se oía bien ¿no es cierto?'',
señaló uno de ellos. Parece que a eso se limita la operación
Puño/Justicia/Martillo de hierro. Anoche podían
escucharse, además, los aviones de combate que volaban sobre
Bagdad y el temblor que provocaban las explosiones.
La eterna guerra
Los fantasmas de anteriores combates militares pudieron
haber estado presentes en la vieja capilla militar de San Jorge, esta tarde,
cuando asistieron a los servicios navideños miembros de la diminuta
comunidad cristiana iraquí, que asciende, cuando mucho, a 5 por
ciento de la población. Los presentes se reunieron al atardecer
para cantar villancicos. Un niño iraquí con enormes alas
de ángel cantó Jingle bells. Luego los adultos, entre
los que figuraban tres estadunidenses altos y calvos, el guardia de la
iglesia y el cocinero del hotel donde nos hospedamos, instaron a la congregación
a cantar en árabe Hark the angels sing.
Pero la guerra nunca está lejos de Bagdad y en
un muro de la iglesia todavía hay una placa conmemorativa que reza:
''A la gloria de Dios y a la memoria de un millón de muertos del
imperio británico, caídos durante la gran guerra 1914-1918.
Murieron en cada rincón de la tierra y...'' En ese punto la placa
queda interrumpida con manchas de pintura y yeso. El ejército británico
ocupó Bagdad en 1917, pero un asalto más reciente a esta
capital hizo que la metralla se incrustara dentro de la vieja placa. Debajo
de ella apenas pueden distinguirse las palabras: ''... en su honor, por
siempre".
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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