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México D.F. Sábado 27 de diciembre de 2003

Cada vez más gente viste y habla como ellos o alardea tener parentesco con algún gatillero

En Sinaloa, ser o parecer narcotraficante es motivo suficiente de orgullo y presunción

JAVIER VALDEZ CARDENAS CORRESPONSAL

Culiacan, Sin. En Sinaloa no sólo hay quienes quieren ser narcos. También están los que optan por parecer, emular, vestir y hablar como ellos, tener sus camionetas y sus joyas. En síntesis, presumir de ser traficante de estupefacientes sin serlo.

Por eso hablan de que en su colonia vive la amante de determinado narco o gatillero, de que sus compañeros de la escuela son parientes de Ismael Zambada, El Mayo; de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, o de Javier Torres, El Jotaté.

También colocan calcomanías en sus automóviles, sin que necesariamente sean de lujo, de modelo reciente o camionetas lujosas. En los cristales traseros, defensas y carrocería llevan pegotes con dibujos que representan a Osama Bin Laden, el terrorista buscado por Estados Unidos, así como del legendario bandido generoso Jesús Malverde, venerado como santo por narcos y habitantes de la zona serrana de Sinaloa.

También portan calcas que simulan impactos de bala en las láminas de autos y camionetas. La gente voltea a ver estas unidades en los cruceros, se acercan a verificar, lo que para los ocupantes del automóvil es motivo de orgullo y presunción.

Estos alardes son comunes en Culiacán, la capital de Sinaloa, entidad que registra en promedio 550 homicidios violentos al año, de los cuales alrededor de 80 por ciento se relacionan con ajustes de cuentas entre narcotraficantes, según cifras de la Procuraduría General de Justicia estatal y del mismo gobernador, Juan Sigfrido Millán Lizárraga.

"Es que está cabrón, compa", expresó Gerardo, trabajador de una dependencia del gobierno federal, al referirse a estas expresiones violentas. Pero lo dice con cierta presunción, con un dejo de admiración.

Las canciones sobre los personajes del narcotráfico que a mediados de los años 90 la radio comercial rechazó por decreto del entonces gobernador Francisco Labastida Ochoa -ex candidato del PRI a la Presidencia de la República en 2000-, se escuchan y en los estéreos de automotores y en los antros de moda.

Los domingos circulan por las calles más transitadas de Culiacán patrullas de la Policía Ministerial del Estado, Dirección de Seguridad Pública Municipal y de Tránsito. Pero nadie molesta a quienes escuchan en sus camionetas narcocorridos. Los émulos de narcotraficantes, siguen portando ahí, sombreros y cintos piteados, en vehículos que conducen a alta velocidad, con luces intensas y sonidos estridentes.

Gerardo, como otros culichis -gentilicio que se asignan los habitantes de la capital sinaloense-, se salpica de estas expresiones: en su carro, un Tsuru blanco y descuidado, ha pegado una calca que simula un balazo. Se esmera en tallarla para garantizar que siga adherida a la lámina de la unidad.

Simular balazos en autos, la moda

Lo mismo traen estos pegotes los vochos de los taxistas, a quienes las autoridades vinculan insistentemente con la compra y venta de drogas, que las camionetas de empresas repartidoras de productos. Varias decenas de establecimientos comerciales expenden las calcomanías.

Todos estos negocios vivieron y gozaron del buen momento que registró la venta de estas calcas: se vendieron por miles en sólo unos meses. Ahora no hay más. Tal vez las escondieron o las autoridades gubernamentales les "pidieron" que no las expendieran. Los encargados de estos negocios prefieren no hablar del tema.

"Pero ya no hay, no", repiten los empleados de mostrador. Sólo el encargado de uno de estos establecimientos fue más allá. Según él, las compraron de fábricas de Guadalajara o el Distrito Federal, pero, de repente, dejaron de venderse. "Al principio había muchas y se vendieron... vinieron de todo, desde dueños de vochos hasta de carros nuevos", comentó.

En esta ciudad se hallaron este año 23 tiraderos de miles de cajas vacías de antigripales, los cuales contienen seudoefedrina, sustancia que utilizan como insumo principal quienes se dedican a procesar drogas sintéticas como las llamadas crystal y ice.

Estos basureros, con cajas de Afrinex, Lovarín y otros, han sido localizados en fraccionamientos exclusivos, como Montebello, al sur de la ciudad, pero también cerca de primarias y céntricas colonias. Todos han sido reportados por ciudadanos anónimos.

Recientemente, la subdelegación de la PGR anunció que investiga con los laboratorios farmacéuticos en la ciudad de México, el nombre de las personas o empresas que solicitan mayores pedidos de estos fármacos.

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