.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

E C O N O M I A
..

México D.F. Viernes 16 de enero de 2004

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

La posibilidad de la política

Fox festejará un logro del Congreso: la Ley General de Desarrollo Social
Lecciones de un estudio sobre el Estado de bienestar

STEIN RINGEN, científico social noruego, profesor de la Universidad de Oxford, empieza el libro que tiene el título que he dado hoy a mi columna con las siguientes palabras: "Las cosas no siempre resultan de acuerdo con nuestras intenciones. Mientras más nos esforzamos, más fracasamos. La mejor manera de resolver un problema es ignorarlo... Estos lugares comunes, a pesar de su simpleza, siempre han intrigado e inspirado a quienes tratan de entender la actividad humana y el funcionamiento social. En este libro se discute un método moderno para tratar de resolver el viejo dilema de la intención y el logro: la política. ƑEs una idea realista que un número grande de personas -una población- se organice, fije objetivos comunes e intente alcanzarlos a través de la acción colectiva? ƑO debemos aceptar que los hechos tienen una manera de decidir por sí mismos y resignarnos a jugar el juego de la vida con las cartas que nos haya dado una mano invisible?"1

EN LA MENTE DE VICENTE FOX se atravesará en estos días la idea de que mientras más nos esforzamos más fracasamos, o su contraparte: "dejar hacer" o let it be. Ello es así porque el próximo lunes presidirá un desayuno en Los Pinos para dar a conocer a la opinión pública que la Ley General de Desarrollo Social (LGDS) ha sido publicada en el Diario Oficial. Mientras sus dos iniciativas de reforma fiscal (marzo de 2001 y noviembre de 2003) han sido rechazadas, la LGDS, de la que no envió iniciativa al Congreso, fue aprobada de manera unánime en ambas cámaras y ahora es promulgada por el Ejecutivo. Es decir, mientras fracasó en lo que tanto se esforzó, "logró" y festejará el lunes próximo aquello en lo que el gobierno federal no hizo esfuerzo alguno. En efecto, todo el trabajo de formular iniciativas y después consensuarlas corrió a cargo del Congreso, mientras la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) fue simple observadora. Es evidente por qué tanto el PAN como la fracción gordillista del PRI estuvieron abiertos a la búsqueda del consenso en un caso, pero no en el otro. Gil Díaz y Fox (en ese orden, puesto que aquí el que lleva la batuta es el todopoderoso secretario de Hacienda), al tomar la iniciativa, dejaron a Acción Nacioanl y a los gordillistas (que se sienten operadores de Fox) atrapados en un juego de lealtad, presionados a defender la propuesta del jefe máximo, lo cual les restó toda flexibilidad. Al no haber iniciativa gubernamental de LGDS, los panistas se sintieron menos atados y los gordillistas se sintieron libres.

EL LIBRO QUE NOS OCUPA viene a cuento, además, porque, como indica su subtítulo, es un estudio del Estado de bienestar (EB). Aunque la legislación nacional y la práctica institucional en materia social no han logrado configurar un EB (ni siquiera uno pequeño, como llama Ringen al que prevalece, por ejemplo, en Estados Unidos), los objetivos de la LGDS son los mismos que los de un EB: disminuir la desigualdad y abatir la pobreza. Su lectura (que he terminado en estos días) sirve para matizar la euforia sobre la LGDS: nos hace conscientes de que esta ley, por sí misma, no significa avance sustantivo en la construcción de un EB en el país, aunque algunos de sus elementos pueden ayudar a acercarnos a los objetivos de mayor igualdad y menor pobreza. También muestran que la reforma fiscal (y el ejercicio presupuestario) son parte fundamental del EB y de la búsqueda de la igualdad. Que, por tanto, el rechazo del Congreso al IVA en alimentos y medicinas es perfectamente congruente con el objetivo de aumentar la igualdad y disminuir la pobreza.

EL LIBRO SE PROPONE contestar dos preguntas: si funciona el EB y si, por tanto, funciona la política reformista. Si funciona lo que el autor llama estrategia de redistribución, central para el EB, que sin tocar (en lo básico) la economía, es decir, sin alterar los mecanismos que determinan lo que se llama la distribución primaria del ingreso, intenta, a través de los impuestos y de la política social (transferencias en efectivo y en especie a la población), redistribuir recursos de tal manera que la distribución secundaria resultante sea más equitativa (menos desigual) que la primaria. Si este reformismo funciona -argumenta el catedrático-, serán innecesarios cambios más radicales, que pueden tener efectos negativos muy fuertes, como restricciones a la libertad. Entre los extremos de "dejad que el mercado gobierne" y "no sólo reformar, sino cambiar la sociedad", Ringen estima que la política del EB es reforma en gran escala (sobre todo en los EB grandes o a fondo): "es un intento por cambiar las circunstancias en las que viven los individuos y las familias sin cambiar, en lo básico, la sociedad. Ni más ni menos. Por ello no debe sorprender que sea controversial. Si el Estado de bienestar funciona, la reforma funciona." (p. vi).

SU LECTURA NOS LLEVA a preguntarnos si el conjunto de las políticas sociales, incluyendo los impuestos, está intentando en México mejorar las circunstancias en las que viven los individuos y las familias, y si lo está haciendo en la medida adecuada. Si nuestro precario, fragmentario e incipiente EB funciona, o si se requieren cambios más radicales. Aunque el autor puede ser criticado por aislar la política social -a la que añade solamente la tributaria- del resto de la política económica, el ejercicio que lleva a cabo es muy sistemático e interesante.

CUESTIONA, EN PRIMER LUGAR, la legitimidad política del EB. Encuentra que "la opinión pública apoya en general el Estado de bienestar, pero es crítica del mismo", que hay una leve tendencia a la baja en este apoyo, que tienen más apoyo político los estados de bienestar grandes (como Suecia, Noruega, Dinamarca y Francia) que los pequeños (como Estados Unidos), y los programas importantes que los secundarios. Aunque en México no se han llevado a cabo encuestas sistemáticas de opinión para medir el respaldo que tiene la política social, éste es sin duda muy alto entre la población pobre y entre una parte de la clase media, lo cual se pone de manifiesto cuando la población protesta ante cambios negativos en dichos programas (como sucedió hace un par de años, cuando se aumentó el precio de la leche de Liconsa). Pero también es claro que incluso los beneficiarios de programas sociales son críticos de los mismos (por ejemplo, las beneficiarias de Oportunidades que expresan su sorpresa respecto a la exclusión de sus vecinas a quienes consideran igual de pobres que ellas).

LA LEGITIMIDAD DEL EB es evaluada por el científico noruego en relación con la disposición de la población a pagar los impuestos que hacen posible su existencia. La evidencia es contradictoria y las bases para el cálculo de la evasión (o del crecimiento de la economía "sombra") son muy malas, lo que lo obliga a concluir que no hay evidencia que sostenga la hipótesis de la "revuelta impositiva" de la que hablan algunos autores. En cambio, en México es evidente (a pesar de la falta de estudios sistemáticos) que prevalece una cultura contra los impuestos, en la cual los evasores son admirados y los que pagan correctamente son considerados tontos. Pero en México la población no asocia con claridad que los impuestos son, sobre todo, para financiar los programas sociales. Una parte de la población sigue viendo los impuestos como recursos que sólo sirven para pagar sueldos de burócratas que no hacen nada o para engordar las cuentas bancarias de los funcionarios corruptos.

LA CONCLUSION A LA QUE arriba la obra, a partir de la evidencia que analiza, es que no es verdad que el EB lleve a la población a adoptar un estilo de vida de pasividad e indiferencia, según afirman algunos de sus críticos. Por el contrario, muestra varias maneras en las cuales el EB estimula la actividad de las personas, notablemente la actividad extradoméstica de las mujeres. Si se considera la actividad de la persona (dentro de límites razonables de tiempo y de clase de actividad, habría que añadir) como asociada positivamente con su bienestar, como hace el profesor Ringen, el EB contribuye a dicho bienestar al estimular la actividad.

LA EXISTENCIA DE LA POBREZA podría ser una prueba dura del fracaso del EB. Nuestro autor mide la pobreza usando lo que he llamado el método de los "pobres verdaderos"2, que exige dos condiciones para que alguien sea considerado pobre: que su ingreso sea menor que una línea de pobreza absolutamente relativista (definida como una proporción de la mediana del ingreso), y que tengan un bajo nivel de vida medido por indicadores directos. Con ello encuentra que la pobreza disminuyó en Suecia entre 1968 y 1981, lo cual contrasta con los resultados que se obtienen en otros países (como el Reino Unido) al usar solamente la línea de pobreza, y que ha llevado a varios a sostener que el EB no ha sido capaz de disminuir la pobreza. Si bien el autor de La posibilidad de la política tiene claro que no ha probado que el EB haya disminuido la pobreza, sostiene que ha logrado rechazar la evidencia que sostiene lo contrario: no logra bajarla. En México la evidencia existente muestra un incremento de la pobreza entre 1983 y 2002, por lo cual es inevitable llegar a una conclusión opuesta a la de Ringen: al menos es necesario rechazar la hipótesis de que el incipiente, fragmentario y precario EB nacional ha logrado bajar la pobreza en los últimos 20 años.

EN CUANTO A LA FUNCION redistributiva del EB, Ringen encontró que las transferencias directas son fuertemente progresivas; las transferencias indirectas (gasto en programas sociales que proveen servicios o bienes en especie), moderadamente progresivas; los im-puestos directos moderadamente progresivos, y los indirectos (como el IVA), regresivos. En conjunto estos mecanismos conllevan una poderosa maquinaria redistributiva y llevan a la conclusión de que el EB es razonablemente exitoso en lograr su objetivo de aumentar la igualdad. El sistema impositivo mexicano es progresivo, tanto en el impuesto sobre la renta (ISR) como en el IVA (gracias a las tasas cero y exenciones, sobre todo la de alimentos y transporte público). Según John Scott, del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), el gasto social es proporcional, proveyendo a cada quintil (quinta parte) de la población una quinta parte del gasto total, por lo cual el logro distributivo del EB nacional estaría basado sólo en la progresividad de los impuestos, que la iniciativa gubernamental se proponía eliminar casi totalmente.

STEIN RINGEN ENCUENTRA QUE el tipo (grande o pequeño) de EB sí es importante para su efectividad redistributiva, ya que se halla asociada con el nivel de transferencias e impuestos. La evidencia empírica analizada -señala- muestra un efecto redistributivo tanto de las transferencias (gasto) como de los impuestos, en contra del credo fiscal neoliberal que niega el papel redistributivo de estos últimos.

1 Stein Ringen, The Possibility of Politics.A Study in the Political Economy of the Welfare State. Clarendon Press, Oxford, 1989, p. v

2 De hecho, Ringen aparece a la luz de este libro (escrito originalmente en 1987), con el que yo no contaba hasta hace unas pocas semanas, como el creador original de este método

[email protected]

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email