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México D.F. Jueves 22 de enero de 2004

Molly Ivins

Las finanzas de Bush y las reales

Mis compatriotas estadunidenses, las finanzas citadas en el discurso del estado de la Unión bastarían para hacer vomitar a un contador de Enron. Cuando George W. Bush asumió la presidencia, también asumió una preocupación constante: la proyección de un superávit de 5.6 billones de dólares entre 2002 y 2011. En su más reciente pronóstico la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por sus siglas en inglés) afirma que espera un déficit de 1.4 billones de dólares entre 2004 y 2013.

Las nuevas propuestas de gastos hechas por Bush -y que incluyen un bobalicón viaje tripulado a Marte para promover el matrimonio- ya ascienden a 2 billones de dólares más.

Cuando Bush fue investido, la deuda nacional era de 5.7 billones de dólares y su primer presupuesto proponía reducirla a 2 billones durante la próxima década. Hoy, la deuda es de 7 billones. Bush predijo un déficit de 262 mil millones de dólares. La CBO afirma que el déficit actual es de 480 mil millones. Bush planea hacer recortes a proyectos de investigación biomédica, a la salud pública, a la capacitación para el empleo, a los fondos detinados a veteranos de guerra, lo cual deja un déficit estimado en 450 mil millones de dólares.

No me queda claro por qué alguien habría de creer algo de lo que el presidente dice sobre nuestra situación fiscal. Tomen en cuenta que este hombre llevó a la bancarrota a tres compañías petroleras de Texas.

Les anticipo que las estadísticas en cuanto a empleos sufrirán dolorosos retorcimientos, pero ni los más hábiles asesores podrán manipular el problema básico. Bajo el gobierno de Bill Clinton la economía ganó un promedio de 236 mil nuevos empleos cada mes. Bajo el gobierno de George W. Bush se han perdido, en promedio, 66 mil empleos mensualmente. Las noticias no mejoran. El mes pasado la economía, que supuestamente está mejorando, logró mil nuevos empleos. Pero es necesario generar 150 mil para absorber a los nuevos trabajadores.

No sólo hay 2 millones de empleos que se perdieron para nunca volver, sino que la tendencia continuará. La nota principal de la edición del lunes del Wall Street Journal es sobre el plan de la empresa IBM de exportar a otros países 3 mil empleos de elevado salario en lo que se conoce como off-shoring. No sólo existe una hemorragia de empleos en el sector de manufactura. El Journal señala que "este proceso de off-shoring ha creado el temor de que los empleos altamente calificados que, se supone, representaban el futuro de Estados Unidos, se perderán en países que ya cuentan con la totalidad de los empleos menos calificados y de fábrica". En otras palabras, nuestro lindo trasero clasemediero está en juego.

Desde luego, hay empleos que no pueden ser exportados -las granjas no pueden mudarse a otro país, y tampoco los restaurantes-, así que el presidente ha propuesto un nuevo y enorme programa bracero para importar legalmente a trabajadores extranjeros que trabajen en lugares como granjas y restaurantes.

Jamie Galbraith escribió en la revista online Salon: "No existe razón alguna para creer que la administración Bush se truena los dedos de preocupación ante nuestro patético índice de desempleo. Quienes apoyan al presidente quieren que se estanque el mercado de trabajo: eso evita que a la servidumbre se le suban los humos".

Como otro indicio de lo mucho que a Bush le importan los trabajadores, se ha retomado el plan de dejar de pagarle horas extras a millones de trabajadores. Ustedes deben recordar que el año pasado esta idea encantadora surgió de una propuesta de "actualizar" la Ley de Estándares Equitativos para el Empleo. Tanto la Cámara baja como el Senado rechazaron la idea al aprobar una enmienda propuesta por el senador Tom Harkin, de Iowa. Pero gracias a esa magia que sólo un Congreso con mayoría republicana puede tener, dicha enmienda se eliminó más tarde de una propuesta presupuestaria tras fuerte presión de la Casa Blanca.

Ahora, en otra maniobra típica de la administración, se planea ignorar del todo al Congreso en este tema e imponer el plan como una "modificación al reglamento administrativo" que entrará en vigor en marzo próximo. La administración sostiene que con la nueva regulación habrá 1.3 millones más de trabajadores de bajos ingresos que estarán en posición de cobrar tiempo extra. Esto desde luego sería bueno, excepto por el hecho de que se elimina el tiempo extra para otros 8 millones de trabajadores que serán recategorizados como "administrativos" o "profesionistas".

Se trata de otro excelente negocio para las corporaciones: recortan el tiempo extra para muchos de los trabajadores con mejores salarios y sólo tienen que añadir a su plantilla a unos pocos trabajadores de bajos ingresos. ƑTodavía les quedan dudas sobre para quién gobierna esta administración?

Desde luego vamos a tener que escuchar al presidente hablándonos de su maravillosa ley sobre medicamentos del seguro médico Medicare. Creo que no puede haber una disección más magistral de ese fraude que la que hizo Lewis Laphan en la revista Harper's. El autor destaza cada miembro de este ente repulsivo. Su mordaz ensayo es un ejemplo de análisis del aparato legislativo que debería ser estudiado por todo aquel que escriba sobre política. Sin embargo, omite un artículo publicado en The Wall Street Journal.

Bush aseguró el año pasado: "Si va a haber una reforma del Medicare firmada por mí, las corporaciones no pueden tener intención alguna de sacar a los jubilados (de la cobertura sobre el costo de medicamentos existente)... De lo que estamos hablando es de confianza".

La reforma incluye un subsidio fiscal especial para alentar a las empresas a preservar la cobertura del costo de medicamentos por receta de los pensionados. Pero ups, el Journal reporta que la Casa Blanca añadió discretamente una "previsión poco notoria" a esta reforma, la cual permite que las compañías reduzcan severamente, o bien, casi eliminen a los jubilados de la cobertura al costo de medicamentos sin perder el nuevo subsidio. Y a que no adivinan. Quienes respaldan principalmente la "previsión poco notoria" son los más importantes donantes de Bush y el Partido Republicano. De lo que estamos hablando no es de confianza. Es de dinero.

Columnista cuyo trabajo aparece en más de 300 periódicos y autora de tres best seller sobre la política actual en

Estados Unidos.

©Creators Syndicate, Inc.

Traducción: Gabriela Fonseca

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