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México D.F. Jueves 29 de enero de 2004

Octavio Rodríguez Araujo

La ignorancia de la Iglesia católica mexicana

La arquidiócesis primada de México, por medio de su director de Comunicación Social ha dicho que uno de los efectos del levonorgestrel es el aborto (carta a La Jornada, 27/1/04). Los estudios científicos que cualquier persona puede consultar en la Internet señalan que se trata de un anticonceptivo o contraceptivo de emergencia que retrasa la ovulación o previene la fertilización. ƑCómo, entonces, es un abortivo si no hay ovulación o si el óvulo no ha sido fertilizado por un espermatozoide?

El hecho de que los sacerdotes católicos hagan votos de abstinencia sexual (castidad) no les da el privilegio de ser ignorantes en el tema. Una cosa es prevenir el embarazo y otra es interrumpirlo. Cuando se previene un embarazo no se atenta contra la vida, que es el argumento de los clérigos y del Grupo mexicano Provida. Simplemente se está evitando, sea con una pastilla sea con un condón.

El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) me ha hecho el favor de enviarme un estudio sobre la diferencia de la Anticoncepción de Emergencia (AE) y el uso de RU-486 para abortar. Explica, con fundamento científico, que son dos cosas diferentes. El primero es para evitar un embarazo, a pesar de haber ocurrido ya un acto sexual sin protección o por violación, y el segundo es un tratamiento oral (pastillas) para interrumpir un embarazo. No se necesita ser ginecólogo para percibir la diferencia entre ambos tratamientos.

Aunque el estudio de GIRE es muy completo, tuve la curiosidad de investigar sobre el tema. El resultado de mis investigaciones confirma lo que señala este estudio y confirma también que la arquidiócesis primada de México, la Conferencia del Episcopado Mexicano, el obispo de la diócesis de León (Guanajuato) y el Grupo Provida están mal informados o actúan de mala fe al confundir la AE con la interrupción de una vida.

Lo que está detrás de los bombardeos verbales de la Iglesia católica mexicana es su antigua oposición, originada en el Vaticano, a los anticonceptivos y a los condones. En el caso de estos últimos, a pesar de que se conoce su eficacia para evitar la extensión del VIH-Sida, que es ya una preocupante pandemia.

La Iglesia católica mexicana, según parece, ha confundido las cosas. De las reformas de Salinas al artículo 130 constitucional y del hecho de que el presidente Fox se declare católico y vaya a misa cada vez que puede, los clérigos han creído que ahora pueden detener las políticas públicas de salud y que el gobernante va a comenzar por prohibir los productos para la AE para luego prohibir los anticonceptivos. Error. A pesar del gobierno de Acción Nacional, la separación de la Iglesia y el Estado no se ha modificado en la Constitución como tampoco que las agrupaciones religiosas y sus ministros deban sujetarse a la ley. Si no fuera porque lo que citaré a continuación lo dijo un obispo, pensaría que se trata de un chiste.

El obispo de León, Guanajuato, declaró en conferencia de prensa que la difusión de los métodos anticonceptivos mediante políticas públicas fomenta la irresponsabilidad. Y dijo: "Hay un mensaje implícito: démosles la oportunidad de disfrutar sin responsabilidad de la sexualidad, anímense a todo, tengan emociones fuertes y sólo eviten las implicaciones y los riesgos que todo esto supone" (La Jornada, 26/1/04).

La interpretación del obispo del mensaje implícito tiene también un mensaje implícito, evidente para mí: el acto sexual no debe ser por placer, no debe conducir a emociones fuertes ni al orgasmo. El acto sexual debe ser, como en los animales, para procrear, para continuar la especie, no para disfrutar y, si así se desea, para tener hijos. No, el obispo, que sin duda hizo votos de castidad al imponerse los hábitos, niega a los demás seres humanos la opción de disfrutar con el acto sexual, lo que no ocurre entre la mayor parte de los animales. (Muy pocos animales tienen sexo si la hembra no está lista para el apareamiento, como es el caso de unos monos del norte de Africa que usan su sexualidad no por erotismo, sino para someter a las hembras, estén listas o no para ello.) Los seres humanos, en cambio, estamos capacitados para tener relaciones sexuales por deseo (erotismo), no por etapas de fertilidad. Y deseo quiere decir búsqueda de satisfacción, y satisfacción es una manera de disfrutar y no sólo hacerlo cuando la mujer está en posibilidad de ser fertilizada.

La declaración del obispo no es un chiste: es absoluta ignorancia sobre el ser humano, la confusión de éste con los animales, el oscurantismo total o la repetición de dogmas antiguos que nadie cree. La Iglesia necesita modernizarse, qué duda cabe.

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