México D.F. Lunes 2 de febrero de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
A prueba, el aprecio del PRI por la capital
PARA EL PRI en el DF la elección ordenada
y obligada de un jefe del partido en la capital será cuestión
de un procedimiento donde el fondo y la forma darán idea del aprecio
de esa organización por la capital.
EN LAS JUNTAS preparatorias a la elección
urgente -en menos de dos semanas deberá estar lista- se hizo hincapié
en la importancia de la capital y se puntualizó que sin un buen
número de sufragios en favor del PRI en 2006 en el DF, sería
imposible ganar la Presidencia de la República.
PROBABLEMENTE ESTA FUE la campana que despertó
a Roberto Madrazo de un largo periodo de somnolencia o de prueba, en el
que pareció no importarle la suerte de su organización política
en la ciudad de México.
DECIMOS QUE PUDO haber sido un periodo de prueba
porque algunos priístas que perdieron las elecciones pasadas le
habían prometido el triunfo y hasta el renacimiento de ese partido
en estos lares, pero frente al inmenso fracaso ya no hay puertas de salida.
El PRI ha dejado de existir en el DF y ya es hora de hacer algo por él.
POR ESO AHORA hay prisa. Madrazo quería
saber si en verdad tenían fuerza los que se adueñaron de
los restos del priísmo; pero la decepción fue grande, más
grande de lo que se esperaba, aunque el diagnóstico de casi todos
era el mismo: No hay remedio.
DURANTE MUCHO TIEMPO, tres años cuando menos,
el organismo ha estado sin cabeza. Nadie se ha atrevido a efectuar una
elección porque se tiene miedo, un intenso miedo a las mafias dominantes.
DESDE LAS ELECCIONES de 1997, el Revolucionario
Institucional decidió, por presiones o por vocación, no efectuar
ninguna elección para designar presidente en la capital.
ENTONCES LLEGO OSCAR Levín, quien fungía
como secretario general porque Manuel Aguilera renunció a la presidencia
para irse en busca de un escaño en el Senado, que no logró;
luego fue Schiaffino, y más adelante Florentino Castro quedó
hasta ahora, con un partido desarticulado, amafiado y al que, por lo que
se ve, hasta podría calificársele de porril.
LOS MILITANTES MAS importante fueron aislados,
se les acotó en sus posibilidades de hacer partido y nada más
quedó el rostro enfermizo de algunos grupos de interés. Lo
político ya no importaba.
LAS MAFIAS MONTARON sobre el lomo del PRI y jinetearon
a su antojo más de tres años las muy pocas opciones que le
quedaban a ese partido y acabaron con él.
AHORA QUIEREN VOLVER a tener un presidente, quieren
poner orden en medio de la terrible debacle. Lo malo de todo esto es que
ya casi no queda nada de las ruinas de aquel partido que ejerció
el control político en la ciudad, manzana por manzana, calle por
calle.
PARECE MUY TARDE, en los tiempos políticos
actuales, para que el PRI, que tiene en la Secretaría General a
su mejor enemiga, pueda conseguir algunos triunfos, por vagos que sean,
en esta capital.
DE CUALQUIER FORMA, Florentino Castro quiere convertirse
en el presidente del organismo, es decir, quiere tener todas las facultades
para tratar de conseguir lo que hoy por hoy parece imposible: reconvertir
al PRI.
PERO ESO SOLO podrá darse si ese partido
decide ir a una elección directa, es decir, que sean los delegados
quienes elijan al presidente, en caso contrario, Castro no pretende concursar
contra la mafia en una elección abierta. Lo malo es que para iniciar
su campaña ya se metió en la entraña de lo más
podrido de su partido y se yergue como defensor de José Medel, un
líder totalmente desprestigiado. Después vendrán los
Cuauhtémoc Gutiérrez, los Arturo Barajas y será el
cuento de nunca acabar. No hay remedio.
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