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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Lunes 2 de febrero de 2004

Algunos tomaron el escenario, otros la barra, y unos más arrojaron botellas a los grupos

Portazo, violencia y robo en la tocada de Misfits y Dead Kennedys en el No Order Punk Fest

CHAVA ROCK ESPECIAL

Como sucedió a mediados de los años 70 cuando a Joe Coocker le arrojaron una cerveza Tecate en el Toreo de Cuatro Caminos, o al mismísimo Johnny Winter, al quien corrieron con una lluvia de botellas en su concierto de Pachuca también por aquellos años; o más recientemente, a principios de los 90, cuando literalmente le pusieron una madriza al vocalista del grupo Exploited o cuando incendiaron una camioneta en el concierto del GBH; el sábado pasado el público punk lanzó una lluvia de proyectiles al grupo Dead Kennedys, que se rifó en su actuación sorteando/esquivando las botellas de caguama, y cuando Misfits se disponía a cerrar el concierto una docena de vándalos/forajidos se trepó al entarimado a destrozar/robar gran parte del equipo de sonido sin que ningún elemento de seguridad intentara detenerlos.

Caos y confusión dominaron la tarde-noche de la velada en el Centro El Rayo, en el oriente de la ciudad, durante el concierto denominado atinadamente No Order Punk Fest México 2004, en el que tocaron Blao, Doverman, Graffiti 3X, Rebel d´ Punk y Dead Kennedys. Misfits ya no pudo subir al escenario, pues cuando el grupo ya estaba en camerinos, preparándose para salir, la gente de seguridad abandonó la valla de protección al escenario; al dejarlo desprotegido, una docena de mozalbetes, sin medir las consecuencias, se subió a desconectar cables y jalar la batería, al tiempo que otros de ellos sustraían algunas partes de los instrumentos de percusión (tambor, tarola, bombos...) los miles que veían la acción quedaron desconcertados.

Ingreso a punta de golpes y amenzas

La entrada fue normal. Sin mayor dificultad, al filo de las siete de la noche, ya había unas tres mil personas dentro del lugar. Sólo que una banda como de 50 punketos le dio la vuelta al foro, y por la salida de emergencia, que es la que está en la parte trasera del escenario, empezó a juntar piedras, tabiques y botellas, y a punta de golpes y amenazas destruyó el zaguán, dobló una cortina metálica para entrar corriendo al Centro El Rayo; para abrirse paso con mayor facilidad, rociaron gas pimienta, por lo que una gran cantidad de gente, que se encontraba a un costado de la parte frontal del escenario, salió tosiendo de esa zona. En ese momento, Graffiti 3X terminaba su actuación.

Cuando subió el Rebel d' Punk, todavía estaba concentrado el gas pimienta, por eso el Soldado, vocal de la banda, cubría su boca con un trapo cada vez que terminaba una rola. El ambiente fue subiendo de tono. Rebel d' Punk dio un buen concierto, pero la gente ya estaba ansiosa por ver a las dos bandas extranjeras. Mientras afuera del Centro El Rayo se concentraban varios punks que se entretenían viendo la ropa y demás artesanías hechas para la ocasión; algunos esperaban pacientemente el momento del siguiente portazo.

Los organizadores trataron de no tener problemas, por eso cuando los chavos querían entrar, a muchos se les permitió el acceso a cambio de sólo 50 pesos. No obstante, se volvió a dar otro portazo; a punta de golpes otra bandada volvió a entrar, pero esta vez por la puerta del frente: eran alrededor de 400 jóvenes. Para entonces el recinto lucía prácticamente lleno. La superficie de El Rayo tiene la forma de una enorme bodega en la que fácilmente cabrían dos canchas de futbol; en uno de sus costados tiene una especie de balcón alargado en su segundo nivel, al que estaba restringido el acceso; no obstante, decenas de punketos se las ingeniaron para trepar por algunos muros y acomodarse en ese espacio: en lo que menos se esperaba, en esa zona que estuvo vacía ya estaban felizmente instaladas unas cien personas.

Abajo se vivía otro ambiente, un público muy diverso, pues lo mismo estaban la vieja banda punk, que viene desde los años 80, interesada en ver a los Dead Kennedys, que la banda oscura, más inclinada hacia Misfits. Había muchos jóvenes, casi adolescentes. El foro estaba abarrotado. El que atendía la barra de bebidas no podía dar servicio a todos los que se arremolinaban a comprar cerveza, y fue cuando empezó a encenderse la mecha, pues muchos comenzaron a servirse a su propio gusto sin pagar nada y otros iniciaron el hurto de cervezas con todo y la botella caguama, otros sacaron de la cava el tequila Corralejo. Cuando terminaron de beber las cervezas, las botellas fueron convertidas en armas punzocortantes.

La calidad no está reñida con el punk rock

La histeria se apoderó de muchos cuando apareció en el escenario Dead Kennedys, impresionante banda que dio unas buenas lecciones, pues mostró que la calidad no está reñida con el punk rock. Antes de subir al escenario, DH Peligro, el baterista, se concentró, alzó sus manos y, con ejercicios de meditación, se preparó para el ritual. El vocalista inyectó juventud a esta banda de veteranos músicos. Cuando interpretaba el tercer tema, Police truck, ya había caído un centenar de objetos frente al escenario, de pronto empezaron a llover envases de cerveza, incluso uno golpeó en una sien al vocalista, que después, como consuelo, recibió un beso del bajista en la parte golpeada.

Con valentía los Dead Kennedys resistieron de frente como los buenos porteros frente al tiro penal, pero los proyectiles seguían surcando el escenario. En más de una ocasión el bajista esquivó todo; parecía tocada de Sex Pistols, pero en lugar de escupitajos eran rocas lo que se aventaba: el vocalista optó por cantar en los costados del escenario, y cuando ocupaba la parte central su cuerpo parecía fondo de tiro al blanco. Las agresiones empezaron a ser criminales, pues de pronto más de alguno lanzó tabiques que caían prácticamente a los pies de los músicos, quienes desde arriba veían cómo enloquecía el público, a lo que seguramente la banda está acostumbrada.

Ambiente animal

De pronto desapareció la docena de chavos de seguridad que cuidaban que nadie del público cruzara la valla para subir al escenario; entonces, ahora sí, en un ambiente más animal, los chavos pasaban el primer obstáculo y con facilidad subían al entarimado. Los Kennedys tuvieron que suspender su actuación, pues ya estaban a su lado una decena de fans arrebatándoles el micrófono.

Cuando Misfits llegó al foro, Dead Kennedys volvió a subir, pero sin elementos de seguridad que impidieran que los chavos treparan al escenario, la situación ya estaba fuera de control. Los organizadores no daban crédito a lo que estaba sucediendo. Jerry Only y Dez Cadena, de Misfits, estaban ya maquillados; Marky Ramone lucía recién bañado. Se molestaron porque ellos querían subir a tocar, pero cuando sus técnicos estaban sobre el escenario, se dieron cuenta de que una docena de chavos estaba robándose parte del equipo de sonido. Algunos azotaron los atriles, tomaban algunos tambores de la batería y los azotaban en el suelo; otros corrieron hacia fuera del lugar; muchos punks no terminaban por entender que un puñado de chavos estaba arruinando el concierto que todos los demás querían ver. De pronto empezaron los ataques entre la misma gente, empezaron a volar las botellas de vidrio que terminaban estrellándose en el suelo. Otros querían destruir los faroles de vidrio que iluminan el foro.

Afuera el descontrol fue menor, pero todavía en la inercia del desmadre, unos chavos que ni siquiera era punks tenían una enorme bolsa negra llena de envases de caguama, los que sacaban para aventarlos contra las puertas del Centro El Rayo.

Hasta entonces llegaron las patrullas y subieron a unos cuantos con rumbo desconocido. Los organizadores no entendían el comportamiento de quienes sustrajeron parte de los instrumentos del grupo: por qué si querían ver a Dead Kennedys y a Misfist les habían robado el equipo que necesitan para tocar.

No Order Punk Fest México fue, en efecto, un festival del no orden, en el que más de 3 mil chavos, que sí querían ver a sus grupos, se encontraron con un reducido círculo de maleantes a los que la seguridad no pudo o no quiso controlar. Desmadre confundido con anarquía. México lindo y podrido.

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