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México D.F. Jueves 5 de febrero de 2004

RESCATE DE LA AUTOBIOGRAFIA DE UNA REPORTERA

Peregrina permaneció 38 años oculto en una bolsa de henequén de un departamento del DF

Michael Schuessler descubrió el libro póstumo de Alma Reed

La periodista estadunidense registró parte de la historia del México de los años 20 Prepara el investigador la edición en inglés y español de esa obra Prólogo a cargo de Poniatowska

CESAR GÜEMES

El investigador estadunidense Michael Schuessler, autor de la biografía de Elena Poniatowska, Elenísima, está a punto de dar a conocer el hallazgo que será uno de los más notables en la trayectoria del historiador literario.

Se trata del libro autobiográfico, perdido hasta ahora, de la periodista Alma Reed, Peregrina, que editará Diana en otoño, con estudio y notas del catedrático y prólogo de Poniatowska.

La sola vida de Alma Reed merece una novela. Su muerte, ocurrida en México en 1966 generaría, como elemento adicional a su labor en el periodismo, su lucha en favor de los derechos humanos y su trunco amor con Felipe Carrillo Puerto.

Es un doble misterio que se mantuvo como tal hasta hoy: ¿existió de verdad el libro autobiográfico en el que Reed trabajaba al momento de su deceso? y, en su caso, ¿quién tendría tal texto, de interés para documentar la historia nacional de la época y aclarar, de primera mano, la relación entre la célebre reportera estadunidense y uno de los políticos mexicanos de izquierda más progresistas?

Cercanía con Carrillo Puerto

Alma Reed vivió como personaje de novela y en su madurez decidió hacérsela ella misma. La vida física la había trascendido cuando el entonces gobernador de Yucatán, Carrillo Puerto, solicitó al puntilloso letrista Luis Rosado Vega y al sereno compositor Ricardo Palmerín que hicieran una pieza en honor de Reed.

Los versos finales de Peregrina, el producto de aquella petición de un personaje de la política, pero también de un hombre sensible, se volvieron parte necesaria de la trova yucateca, de la historia nacional y resultaron ser proféticos para quien estaban dedicados:

''Cuando dejes mis palmares y mi tierra, /peregrina de semblante encantador,/ no te olvides, no te olvides de mi tierra,/ no te olvides, no te olvides de mi amor."

No se olvidó. No pudo. Entonces fue cuando en su máquina de trabajo la reportera y personaje Alma Reed comenzó el libro autobiográfico, novela en momentos, ejemplo de periodismo en otros, de título Peregrina.

Al paso de los años, antes de que una enfermedad, incurable por entonces, la atacara a mansalva, Reed se convirtió en la autora de un volumen que contiene las claves de su relación con México, de su cercanía con Felipe Carrillo Puerto y de cómo su vida de novela pasó a ser no sólo novela, sino canción.

Libro en el limbo

La periodista Alma Reed concluyó su amplio libro poco antes de fallecer. Inició la etapa de ajuste y pulimento. Pero en 1966, justo el día de su muerte, la obra autobiográfica Peregrina se esfumó en el aire y en el aire se mantuvo los siguientes 38 años.

De regreso a los ''palmares" y la tierra, la obra fue finalmente encontrada luego de una historia por demás rocambolesca que se inicia con las pesquisas del investigador Michael Schuessler.

Este buscaba datos de Salvador Novo y encontró la obra de Alma Reed.

El hoy catedrático del Barnard College, hace unos meses se anotó un tanto a su favor con la biografía de Elena Poniatowska, Elenísima.

Schuessler tuvo primero que descubrir, en su afán por documentar la cultura mexicana, la existencia de Alma Reed. Después, interesarse por ella. Y por último establecer contacto con una colega de la Universidad de California en Los Angeles, hija de Lisette Parodi, amiga a su vez del dramaturgo Richard Posner quien había sido el más cercano amigo de Alma Reed en México, y quien acompañó a la escritora y periodista hasta su muerte.

Posner supo del libro Peregrina desde que estaba en proceso. Lo vio prácticamente terminado, y ya que él era el destinatario, en el testamento de Alma Reed, de su archivo, el mismo 20 de noviembre de 1966, cuando la mujer dejó de existir, acudió al departamento que ella ocupaba, en la ciudad de México.

El dramaturgo guardó en una bolsa de henequén, que en su momento tendrá relevancia en esta historia, lo que consideró el archivo de Reed: documentos varios, algunas imágenes y, principalmente, la primera versión de Peregrina, con las correcciones que su autora había comenzado a incorporar a mano.

Por razones de orden familiar, Posner, quien era cercano a Salvador Novo, dejó el país para regresar a Estados Unidos.

Allá, luego de algunas vicisitudes de salud, los médicos le prohibieron regresar a una ciudad como la de México, debido a la altura en que se encuentra.

En ese momento, el libro Peregrina entró en una especie de limbo, resguardado junto con algunos otros objetos, ahora en el departamento propiedad de Posner.

Ahí permaneció largos años hasta que luego del tiempo preciso para que Posner confiara en Schuessler, el dramaturgo literalmente le confesó que en una bolsa de henequén, verde para más señas, estaba el libro de la vida de Alma Reed.

El rizo dio un giro más: el departamento de Posner, ubicado en Melchor Ocampo, en la ciudad de México, no ofrecía a primera vista indicio alguno del volumen.

Al menos en tres ocasiones acudió a él Schuessler, sin encontrar más que algunos objetos relacionados con Reed, pero ni una sola página de su archivo.

Cabe recordar que Alma Reed entró en la historia nacional y mundial a finales de los años 20, a raíz de que el mexicano Simón Ruiz, de 17 años, fue detenido, juzgado de forma irregular y condenado a la pena de muerte en California.

Reed se interesó en las leyes de ese estado y encabezó un movimiento periodístico que al paso de muy poco tiempo consiguió cambiar el procedimiento. Desde entonces no se puede juzgar y ejecutar a un preso menor de edad en California.

La noticia de los trabajos de Reed fue del conocimiento de Alvaro Obregón, quien le propuso visitar el país, de manera ''semioficial".

En 1921 Alma Reed llegó a México y tomó la decisión que cambiaría el curso de su vida: quedarse. Lo hizo, después de un viaje a Estados Unidos.

A su regreso, estaba ya comisionada como reportera y dedicó parte de su trabajo a documentar los hallazgos arqueológicos en Yucatán.

Ahí conoció a Felipe Carrillo Puerto. Coincidieron. El entonces gobernador había promulgado leyes progresistas, como las que avalaban los derechos de la mujer o las que auspiciaban la planificación familiar.

Cuando el verbo coincidir le resultó corto a la pareja para abarcar las dimensiones de su relación, decidieron casarse. Reed fue a Estados Unidos, entre otros asuntos, para adquirir el ajuar de boda. Corría el mes de enero de 1924.

La pintora Rosa-Lie Johanssen, pieza clave

Con la rebelión delahuertista, ocurrida mientras Alma Reed estaba en Estados Unidos, los hacendados que habían visto afectadas sus ganancias, sobre todo en el cultivo del henequén, apoyaron el movimiento que culminó en Yucatán con el asesinato de Carrillo Puerto y varios de sus colaboradores.

El golpe para la periodista, quien quizá se enteró del asunto en Estados Unidos o apenas a su llegada al leer los diarios en México, fue definitivo. Pero no fatal.

Michael Schuessler, persistente investigador literario, habló por enésima vez con Richard Posner. En la línea telefónica el dramaturgo insistía: ''El libro está en mi departamento, busca una bolsa verde".

¿Una bolsa verde?, se preguntó el metódico Schuessler, cuya ascendencia sueca le indicaba que un archivo de la importancia que él buscaba podría estar en cualquier sitio, menos en una bolsa verde. La bolsa, desde luego, no estaba a la vista en el departamento de Posner.

Pero existía. Desde 1982 la bolsa de henequén permaneció oculta en la parte superior de un enorme armario.

Dos semanas antes de que se inundara y de que el agua entrara al sitio por el techo donde estaba el famoso armario, Schuessler alargó su mano izquierda, con todo y la ascendencia sueca, y jaló un bulto rugoso que se fue desintegrando mientras derramaba su contenido por el suelo: ahí estaba Peregrina, novela autobiográfica, libro de periodismo, en el que Reed ofrece su versión personal y profesional de esa etapa de su vida y de la historia de México.

Lamentablemente, la suerte había obrado sólo a medias para los momios del investigador: el hallazgo que con seguridad será uno de los más importantes de su paso por México, estaba incompleto.

Tres capítulos separaban al encuentro de la bolsa verde y su valioso contenido de ser una anécdota a medias a convertirse en lo que hoy es: el descubrimiento de un insistente indagador literario.

Casi al cierre de esta historia aparece la pieza clave: la pintora sueca Rosa-Lie Johanssen, quien participó en el Salón de la Plástica Mexicana y a quien Alma Reed le había dejado en el testamento sus bienes (pinturas, ropa, joyas), también decidió confiar en Schuessler: ella tenía los capítulos restantes de Peregrina.

Johannsen, asimismo, donó hace ya tiempo al Museo de Historia Nacional varios objetos propiedad de Alma Reed, que ahora están almacenados.

Cuando Schuessler acudió a buscarlos para completar su investigación encontró que, en efecto, estaba ahí, por ejemplo, el traje de mestiza que Reed usaba, varias fotografías y un grabado que hizo Anguiano de Carrillo Puerto.

El investigador trabaja en la edición en inglés y en español de Peregrina, libro póstumo de Alma Reed, que aparecerá este otoño bajo el sello Diana.

Incluirá el estudio introductorio y las notas que prepara Schuessler, además del prólogo que escribirá Elena Poniatowska.

De manera simultánea, Schuessler apoya al Instituto Mora para llevar a cabo en julio la exposición Alma Reed, la peregrina, en la que podrán apreciarse objetos propiedad de la escritora.

Alma Reed no dejará de ser el inmarcesible personaje que Luis Rosado Vega y Ricardo Palmerín consignaron al definirla como ''Peregrina, de ojos claros y divinos".

La leyenda que sin buscarlo fue tejiendo en torno de sí misma la periodista y escritora se verá fortalecida justo cuando su misterio más sutil llegue a manos del lector.

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