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México D.F. Viernes 13 de febrero de 2004

Autor de una biografía del pensador publicada en español por Anagrama

Los sucesivos disfraces de Foucault impiden conocer su verdad: Eribon

Quienes crean que siempre voy a hacer lo mismo, que no se me acerquen, solía decir

MONICA MATEOS-VEGA

Acercarse al pensamiento poliédrico del filósofo Michel Foucault (1926-1984) no es fácil. Sus ideas encuentran eco en muchos campos del conocimiento.

Por tal motivo, los expertos en su obra recomiendan dos textos como puerta de entrada a su filosofía: Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión (1975) y la biografía escrita por el periodista francés Didier Eribon, publicada en 1989.

Esta última fue dada a conocer en español por Anagrama en 1992. Es una suerte de radiografía de un hombre enigmático y cambiante que solía decir: ''A los que crean que siempre voy a hacer lo mismo, que no se me acerquen".

Eribon investiga a fondo, ''rebuscando en los archivos, interrogando a docenas de testigos, profesores, estudiantes, amigos, compañeros de lucha, y nos hace recorrer el itinerario de Foucault revelándonos pasajes ignorados", señala la presentación del volumen distribuido en México por Colofón.

En el libro Michel Foucault se reconstruye la atmósfera política y cultural que vivió el filósofo, así como los combates y debates ideológicos más relevantes.

Aparecen pensadores como el filólogo e historiador de las religiones George Dumézil, así como los filósofos Georges Canguilhem, Gilles Deleuze y Louis Althusser.

Por ello, añade la presentación del libro, ''la biografía de Michel Foucault podría considerarse también como una especie de biografía colectiva de la vida intelectual francesa de los pasados 50 años".

Máscaras

Didier Eribon expresa que es falso que el filósofo se haya negado siempre a facilitar los elementos para hacer una historia de su vida. Explica que ''además de haber proporcionado numerosas indicaciones en multitud de entrevistas, dejó que se publicaran en Italia unos Colloqui con Foucault, una serie de entrevistas dedicadas en su mayor parte a la reconstrucción de su itinerario intelectual.

''También me propuso -añade Eribon-, en 1983, que hiciéramos juntos otro libro de entrevistas, más completo y más 'redactado', en el contexto de una colección en la que unos investigadores rememorasen su formación y la génesis de sus trabajos."

El autor explica que hacer una biografía de un personaje múltiple y complejo fue difícil, pues ''se ocultaba detrás de una máscara, y siempre estaba cambiando de careta", como decía Dumézil, quien lo conocía mejor que nadie. Por ello, el biógrafo confiesa que no ha tratado de revelar la verdad sobre Foucault.

''Debajo de la máscara siempre hay otra máscara, y no creo que exista una verdad de la personalidad que se pueda desvelar bajo sucesivos disfraces", concluye.

Foucault empezó a destacar en el escenario público en 1966, después de la publicación de su libro Las palabras y las cosas, pero su notoriedad coincidió con su activismo político en la década de los 70.

''Con frecuencia, lo que se escribió sobre él a partir de entonces lleva el sello de la imagen, constituida tardíamente, del 'filósofo comprometido', una imagen que da la impresión de haber modificado retrospectivamente todo lo que Foucault había sido anteriormente", señala la biografía.

Estos son algunos fragmentos del retrato que hace Eribon de Foucault: ''Paul-Michel no destacaba especialmente en matemáticas. Pero sus calificaciones en lengua, en historia, en griego o en latín compensaban con creces esta carencia y le permitían hacerse regularmente con el 'premio de excelencia'.

''¿Qué hacer una vez concluidos los estudios de bachillerato? El doctor Foucault ha escogido el camino que quiere que siga su hijo: el mismo que ha seguido él. Paul-Michel tiene que ser médico. El problema es que Paul-Michel no quiere. Hace ya tiempo que decidió defraudar a su padre. La historia, la literatura le apasionan y la idea de estudiar medicina le horroriza.

''Foucault se mete de lleno en el juego filosófico y se entrega a él con verdadero entusiasmo. Sus resultados escolares experimentan un salto adelante: a finales del primer trimestre había obtenido 9.5 en el examen parcial de control y se coloca en el vigésimo segundo lugar del curso (aunque sin embargo con la siguiente observación: 'Vale mucho más que la calificación alcanzada; debería deshacerse de una cierta tendencia al hermetismo; es un espíritu riguroso').''

Comportamientos extraños

''A Foucault le gusta escenificar al genio que sabe que lleva adentro. Tanto que, inmediata y casi unánimemente, le odian. Le toman por medio loco. Circulan muchas anécdotas sobre sus extraños comportamientos: un día, un profesor de la Ecole le encuentra en una sala tirado por el suelo, donde acababa de lacerarse el pecho varias veces con la navaja de afeitar. En otra ocasión, le ven perseguir a uno de sus condiscípulos, a media noche, con un puñal en la mano. Y cuando intenta suicidarse en 1948, la mayoría de sus compañeros ven en este gesto la confirmación de lo que pensaban: que su equilibrio sicológico es algo más que frágil. Alguien que lo conoció muy bien desde aquella época piensa que 'estuvo durante toda su vida al borde de la locura'.

''El sábado 19 de abril de 1980, por la mañana, Catherine von Bülow llama por teléfono a Foucault: ¿Piensa usted ir al funeral de Sartre? 'Por supuesto?', responde Foucault. Unas horas después, ambos marchan juntos en aquella inmensa procesión. Veinte, 30 mil personas caminan acompañando el coche fúnebre hasta el cementerio de Montparnasse. Foucault charla con Catherine. También con Claude Mauriac. 'Hablamos de Sartre -cuenta Von Bülow-. Foucault me dijo: cuando era joven, era de él, de todo lo que él representaba, del terrorismo de Les Temps modernes de lo que me quería desprender'.

''En una pequeña habitación del hospital, Michael Foucault recibe a sus amigos. Daniel Defert, Hervé Guibert, Mathieu Lindon, y algunos más le visitan brevemente. El sol resplandece ya sobre París y el edificio del hospital está situado en medio de un extenso jardín. Hay que caminar bastante para llegar hasta allí. Foucault ríe. Bromea. Comenta los primeros artículos que se publican sobre sus dos libros que acaban de salir. Tiene aspecto de estar mejorando. Los periódicos también han recogido la noticia de la mejoría de su estado de salud. Hay alguien que a Foucault le gustaría ver y pide que le llamen: se trata de Georges Canguilhem. Pero ya es demasiado tarde. El 25 de junio (1984), a media tarde, un cable de la Afp provoca estupor en las redacciones de los periódicos, y después en la comunidad intelectual, cuando las emisoras de radio y la televisión hayan emitido la información: 'Michel Foucault ha muerto'."

En la actualidad, la obra de Foucault ''es mirada y método" afirma el filósofo de la Universidad Autónoma Metropolitana Sergio Pérez, uno de los organizadores del coloquio internacional en honor al autor de Historia de la sexualidad, que concluyó anoche.

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