LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

Por la relección

EN LA CAMARA LOS severos fríos ceden a un cierto efluvio primaveral que ya anticipa el primero y breve periodo ordinario de sesiones. Los veteranos nos rejuvenecemos y los jóvenes tienden al retozo. Es hora de que los diputados, aprovechando este espíritu, nos propongamos ciertos propósitos (tardíos) de año nuevo. Eliminemos de la agenda aquellas reformas en las que no estamos de acuerdo y que por ello están destinadas al fracaso. Una monumental reforma del Estado o una reforma fiscal regresiva son imposibles, o al menos muy improbables. En cambio, hay algunas reformas posibles e importantes.

EXISTEN MUCHAS PROPUESTAS: yo me quedaría con tres que están al alcance de la mano, porque los legisladores de los distintos partidos están prácticamente de acuerdo con ellas. 1. La relección de los legisladores. 2. La reforma electoral. 3. Una autorreforma al Congreso, que lo convierta en un órgano mucho más moderno y eficaz. Por estricto sentido de supervivencia, los que integramos el Congreso federal tendríamos que trabajar intensamente durante este año para poder sacar adelante por lo menos esas reformas y dejar un legado al sistema político. De no ser así, las campañas montadas en contra del Poder Legislativo van a incrementarse y las consecuencias de pérdida de legitimidad pueden afectar a la democracia en su conjunto.

VOY A DEDICAR mis fatigas en los próximos artículos para hablar de estas tres reformas posibles. Empezaré ahora por la relección de los legisladores. Me da gusto en este punto coincidir con el PAN, que propuso en la Comisión Permanente la relección de diputados por un periodo más, ya que devolvería el control ciudadano sobre los representantes de la nación. Sería una forma eficaz de establecer un sistema de rendición de cuentas para los legisladores y de hacer operativa la democracia. También estoy de acuerdo en que toda la tradición histórica de México apunta en ese sentido. La relección de los legisladores se incorporó en el texto de la Constitución de 1824 y permaneció hasta 1933. El presidente Calles no creía en la democracia porque, según él, libres del control autoritario los mexicanos elegiríamos a un obispo; suprimió de cuajo la relección de diputados y senadores, y destruyó el régimen de contrapesos y equilibrios. Calles, uno de los fundadores de la Presidencia imperial, quería convertir al Poder Ejecutivo en el único legislador, y lo logró.

TAMBIEN ESTOY DE acuerdo en que la relección tendría la virtud de crear una verdadera carrera parlamentaria.

ES CIERTO, FACILITARIA los consensos y aumentaría el nivel general de experiencia legislativa. Se atenuaría la irresponsabilidad y ciertos espectáculos grotescos que hasta hoy no tienen sanción. Trasladaría al electorado la capacidad de determinar quiénes serían sus representantes. Y esto vendría a dañar los mecanismos por los que las burocracias de los partidos determinan las candidaturas.

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