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México D.F. Miércoles 18 de febrero de 2004

Señalan que la Semarnat omite aplicar normas de aprovechamiento sustentable del agua

Habitantes de El Salto, sin respuesta oficial ante la contaminación hídrica

Anuncian movilizaciones para denunciar ante el mundo el ecocidio del río Santiago

ANGELICA ENCISO /II Y ULTIMA ENVIADA

El Salto, Jal. Una postal de hace 50 años: del puente que une los municipios de El Salto y Juanacatlán, donde cruza el río Santiago, una cascada de agua limpia y cristalina cae a un cauce que refleja los árboles y el cielo. Es una imagen que ya desapareció. En su lugar ahora cae un líquido verdoso que emana gases y vuela espuma que flota por el aire y se esparce por las casas; a la orilla del río quedan restos de pastizales amarillentos y secos.

Estela Velázquez, de pie sobre el puente, sostiene con las manos temblorosas la postal y empieza a contar historias sobre aquello que existió. "Aquí venía la gente a pescar. Capturaban pez blanco y carpas. Había árboles de pino, mezquite y huizache. Las vacas pastaban a la orilla del río. Daba gusto pasar por aquí, la brisa del agua daba frescura a este lugar; venían turistas a ver la cascada."

Ahora, parada en el camino que comunica los dos poblados desde 1901, busca colocarse de forma que el viento no le lleve a la cara la pestilencia del río y del canal Aurora, que corre paralelo al cauce. Voltea a ver los autobuses y carros que circulan; la gente hace muecas de desagrado al pasar. "Los adultos extrañamos nuestro 'Niágara mexicano', los niños no lo conocieron", se lamenta.

Lo que alguna vez existió

El río Santiago empieza en Ocotlán, con agua del casi inexistente lago de Chapala, y llega al puerto de San Blas, Nayarit, a verter sus aguas verdosas al Pacífico. Cargado de químicos -cianuro, arsénico y otras sustancias contaminantes- que recibe de las 370 industrias del corredor y del parque industrial del municipio, el cauce abastece los sistemas de riego de hortalizas y vegetales de la zona, y en algunas áreas también apaga la sed del ganado que pasta en su borde.

Pero hay riesgo de que los animales beban de esta agua, dice Ezequiel Macías, habitante de Juanacatlán. Cuando se sacrifican las vacas "se deben desechar intestinos e hígado porque no sirven; varias ocasiones se han encontrado animales muertos cerca del cauce".

Recuerda que hace unos meses, cuando se abrieron las compuertas del canal, los gases que emanaron de ahí afectaron a los animales y de inmediato murió un becerro. Por eso -agrega- algunos ganaderos dejaron de traer a sus animales a este lugar, han buscado otros sitios para alimentarlos.

Enrique Navarro comenta que hace unos años, inesperadamente, encontró muertas a 17 de sus reses. "La única explicación a esto fue que los animales bebieron agua del río. Por eso decidí buscar otro sitio para llevarlos a pastar; no podía arriesgarlos y seguir perdiendo dinero". Dice que cuando sacrifica animales que han bebido agua del río les encuentra "racimos de tumores" en los intestinos, por lo que debe desechar parte de la carne.

Relata que llegaron trabajadores con maquinaria especial para quitar lirio del río, pero el hedor surgido al retirar las plantas y mover el agua los intoxicó; por eso ya no han vuelto a hacer ese trabajo.

Las historias de la gente sobre lo que ha ocasionado el agua contaminada son variadas, pero todos coinciden en que los peores momentos se viven por la noche y en las mañanas. Cuando se pone el sol aparecen las plagas de moscos y al amanecer el agua se evapora y los gases se concentran con más fuerza en el ambiente. Navarro ya no soportó esa situación, por lo que se cambió de casa, además de que fue por recomendación médica, pues dos de sus hijos enfermaron de leucemia. Ahora vive en la salida de la cabecera municipal de Juanacatlán, lejos del cauce.

La gente todavía recuerda que una mañana, hace años, encontraron una gran capa de peces muertos flotando en el agua. Esa fue la última vez que los vieron, porque desde entonces desaparecieron, se acabó la vida acuática.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) admitió que de los lechos de los cuerpos de agua se emiten gases dañinos, como bióxido de carbono y metano, "que en altas concentraciones pueden degradar severamente la calidad del cuerpo de agua. Pero sobre todo se genera un gas muy molesto que puede ser altamente tóxico: el ácido sulfhídrico". En un oficio en respuesta a una denuncia presentada por Rodrigo Saldaña y Ernesto Velázquez, del Instituto Vida, la Conagua refiere que la "contaminación de los ríos Lerma y Santiago, así como el lago de Chapala, se debe principalmente a la contaminación generada por empresas, poblados y ciudades, campos de cultivo y terrenos ganaderos, principalmente".

Los habitantes han acudido a diversas instancias para buscar que se detenga la contaminación de los cauces naturales de la zona, pero no han obtenido respuesta.

Ante la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte (CCAAN) formularon una petición para que se elaborara un expediente de hechos por presunta omisión en la aplicación efectiva de la legislación ambiental por la gestión de los recursos hídricos de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago-Pacífico.

En ese documento describen un severo deterioro ambiental y desequilibrio en el lugar. La situación del río Santiago ha ocasionado, señalan, "graves repercusiones en la salud de los habitantes de Juanacatlán, así como el bajo nivel del lago de Chapala, que pone en peligro el hábitat del pelícano blanco". Sostienen que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) omite la aplicación de los criterios de aprovechamiento sustentable del agua y de los ecosistemas acuáticos, y autorizó el proyecto de la presa Arcediano, en la barranca de Huentitlán. Mientras esperan la respuesta del gobierno y de la CCAAN, los residentes se organizan y documentan los daños al ambiente. Han emprendido marchas. La última fue el Día de Muertos, en homenaje a "la muerte del río Santiago, así como a la flora y fauna que también perecieron". Sin embargo, la pasividad de las autoridades los agobia. Se preguntan, ¿por qué "no han adoptado ninguna acción para controlar o neutralizar los impactos negativos de la contaminación"?

Pruebas de la contaminación

Rodrigo Saldaña expresa que los habitantes no se quedarán impasibles ante la situación y acudirán a organismos internacionales para divulgar el ecocidio del río. Por ello graban videos y pretenden hacer pruebas del agua para determinar el grado de contaminación, aunque lamenta que no tienen recursos suficientes para este trabajo, por lo que buscarán financiamiento internacional para los estudios.

"Aun cuando la contaminación es evidente, se respira y se palpa, necesitamos documentar todo, porque de otra forma el gobierno seguirá indiferente ante el problema", agrega.

En medio del puente, hasta donde llegan burbujas de la espuma que brota del salto de agua de 20 metros de altura que en 1893 sirvió a una compañía eléctrica para la generación del servicio, Estela observa otra vez, con detenimiento, la vieja postal y la guarda en su bolsa.

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