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México D.F. Domingo 29 de febrero de 2004

OBSERVATORI0 CIUDADANO DE LA EDUCACION

Comunicado No. 118

Normales rurales*

ƑTienen la SEP y los estados algún proyecto?

LA FORMACION Y actualización de los profesores de México es el fundamento sobre el cual puede pensarse, con posibilidades de realización efectiva, el cumplimiento de la equidad y la calidad educativas. Si no se tienen profesores con habilidades y capacidades intelectuales a la altura de los tiempos es imposible alcanzar las metas que los planes educativos y las leyes de México contemplan y garantizan en lo formal. Con esa certidumbre Observatorio explora, en esta entrega, el territorio de las Escuelas Normales Rurales (ENR).

LOS NUMEROS. Actualmente, las 18 ENR se localizan en otras tantas entidades federativas del país. Diez son para varones, cuatro mixtas y seis para mujeres; las de Tamaulipas y Nayarit no reportan datos al respecto. Con seguridad la historia de cada una explica las razones de su localización geográfica. Los últimos datos oficiales arrojan la presencia de 664 escuelas normales, de las cuales 349 son públicas y 315 privadas, cuyo número de profesores es de alrededor de 17 mil y la matrícula de poco más de 166 mil 800 estudiantes (SEP. Principales cifras ciclo escolar 2002-2003, p. 67). Ahora bien, el número de estudiantes inscritos es de 7 mil 300, es decir, poco más de 4 por ciento del total de la matrícula de educación normal del país. Mientras que en 16 de sus planteles, excluyendo Tamaulipas y Nayarit, trabajan poco más de 600 profesores.

CARACTERISTICAS. Las ENR fueron creadas en 1922 para preparar a estudiantes provenientes del mismo medio como maestros especializados para servir a las comunidades rurales y a la población indígena. Adicionalmente, tenían dos finalidades importantes: la incorporación de las pequeñas comunidades de la misma región al progreso general del país, mediante trabajos de extensión educativa que dichas instituciones realizaran, y el mejoramiento cultural y profesional de maestros rurales en servicio en la región que la escuela funcionara, por medio de cursos temporales de vacaciones. Estas escuelas contemplaban en su currículo áreas de estudio de actividades agrícolas y pecuarias, de organización campesina cooperativa y de aspectos relacionados con el buen desarrollo de la vida rural, por lo que fueron dotadas con la infraestructura necesaria. Dadas las características de su población estudiantil, constituyeron una verdadera oportunidad para hombres y mujeres jóvenes de comunidades marginadas que no podían acceder a otro tipo de educación. El sistema de reclutamiento, formación y colocación propuesto en su momento por el Estado para garantizar la efectividad del proyecto, incluyó la modalidad de internado, haciendo realidad el ofrecimiento de la educación gratuita casi completa. Los rubros más importantes de este sistema fueron, sin duda, la garantía de una plaza de maestro al terminar los estudios y la gran movilidad social relativa que aseguraron en algún momento a quienes lograban ingresar.

LA TENSION ENTRE LA FORMACION de maestros conductores/coordinadores del aprendizaje de los alumnos y la formación de maestros líderes sociales se dio en las ENR con más fuerza que en ningún otro tipo de Normal. La formación de maestros para atender a la población indígena fue facultad de estas escuelas durante más de cinco décadas, en una equivalencia entre lo rural y lo indígena que operó en fuerte detrimento de una formación especializada bilingüe y bicultural. Apenas en 1983 se abrió la primera licenciatura en educación indígena escolarizada y semiescolarizada en la Universidad Pedagógica Nacional.

PROBLEMAS Y SOLUCIONES. Todas las ENR se vieron afectadas por las reformas educativas de las últimas décadas, y en particular dos fueron decisorias para la problemática que hoy enfrentan: 1) elevación del nivel de educación normal a licenciatura, en 1984, que impulsó un plan de estudios único para la formación de normalistas de todo el país, y exigencias más elevadas en la operación cotidiana de la docencia y del aprendizaje en las mismas, y 2) descentralización de la educación básica y normal en 1993, que restringió los alcances antes nacionales de las ENR a los límites geográficos de los estados en que están situadas, en cuanto criterio de reclutamiento de alumnos y de asignación de plazas al egreso. Consecuentemente, se restringió el número de jóvenes seleccionados para ingresar, en función de las políticas locales de planeación del número de maestros necesarios para el medio rural estatal (algunos de sus conflictos tuvieron que ver con la negativa a admitir alumnos de entidades vecinas). Las restricciones de ingreso tuvieron que ver con políticas a las que se dio prioridad en los estados para resolver la problemática de su educación rural, que han privilegiado a los instructores comunitarios por sobre los maestros rurales.

AL MISMO TIEMPO, LA GARANTIA de una plaza magisterial automática al egreso de las normales ha sido fuertemente cuestionada. Este privilegio se dejó de cumplir en muchas entidades. Derivado de una disposición de los cincuenta, ese trámite generó una corrupción profusamente informada, pero poco documentada; ello ocurrió tanto para la selección del ingreso a las normales como para la asignación posterior de las adscripciones laborales, controladas ambas por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

LAS PROBLEMATICAS DE LAS ENR se pueden resumir: a) el manejo estudiantil de las escuelas -incluyendo el cierre de las mismas, que impide condiciones de operación mínimas- y que se presenten múltiples anomalías en cuanto a calendarios escolares, horarios de trabajo, asistencia, exámenes y acreditaciones; b) el control indebido o monopolio pretendido de las plazas de ingreso y de egreso, y c) la comisión de diversos delitos durante los momentos más álgidos de los problemas, tales como quema de vehículos, secuestros y agresiones a la policía, entre otros.

FRENTE A ESTE PANORAMA, las soluciones propuestas plantean la necesidad de modificar las prerrogativas básicas que tenían las ENR. En ese sentido: establecer el examen de oposición para el ingreso, abriendo, de esa manera, las oportunidades a jóvenes de cualquier situación socioeconómica o antecedentes familiares; establecer un sistema externo de becas sujeto a concurso; recuperar plenamente el papel de las autoridades de las escuelas y respetar el de las autoridades educativas estatales; regular las actividades académicas y administrativas en conformidad con las normas de la educación normal del país; respetar calendario escolar y horarios; y transparentar la asignación de plazas dando oportunidad a los egresados de todas las normales de la entidad. Por otro lado, se estudia reconvertir a las ENR en otro tipo de instituciones de educación superior, más acordes, se dice, con las necesidades de formación de los jóvenes de las entidades. En el caso de la Normal de Mactumactzá se ha mencionado transformarla en universidad politécnica; la prensa cita un documento del Banco Mundial que propone convertir ésta y otras escuelas, en 2004, en normales estatales y establecer un programa de jubilación anticipada con objeto de renovar sus plantas docentes (La Jornada, 7/9/03).

A PESAR DE QUE LAS ENR comparten características y problemáticas es un error hablar de ellas como bloque compacto y homogéneo. Cada una de estas escuelas vive el momento actual de diferente manera. Una, por lo menos, la de Tamazulapan, Oaxaca, encontró formas interesantes para desarrollar el cuarto año de práctica escolar y trata de construir su propio proyecto.

LOS PROBLEMAS QUE HAN ABSORBIDO últimamente a dos ENR, la Normal Luis Villarreal, situada en El Mexe, Hidalgo, y la Normal Pantaleón Domínguez en Mactumactzá, Chiapas, obligan, sin embargo, a repensar aspectos básicos de la educación nacional, en particular la calidad, la pertinencia y la equidad de la educación que requieren y demandan las poblaciones campesinas y rurales de México.

PERTINENCIA DE LA FORMACION de maestros rurales. La crisis en la que se ha sumido al campesinado y las múltiples reivindicaciones que aún no resuelven los habitantes del medio rural, demandan una educación que atienda a sus necesidades. En este sentido, se debe aumentar su autoestima, desarrollar su capacidad de interlocución, de proposición, de organización y de análisis. Desarrollar capacidades profesionales para hacer frente a los retos de la producción, con todos los procesos que conlleva, y a la preservación y aprovechamiento del medio ambiente; conocer ampliamente la estructura del país en el que viven, sus derechos y posibilidades de desarrollarse como personas dignas en él, que sin duda dan un contenido diferente y específico a las abstracciones de las competencias básicas de lectura, escritura, matemáticas, civismo, historia y ciencias naturales, cuyo dominio entre niños y jóvenes deberán propiciar los maestros del país.

LA ADECUADA PLANEACION y reconocimiento de la necesidad de maestros rurales en las entidades debe atenderse. El medio rural requiere profesores especializados y bien preparados, quizá ahora con mayor premura que hace un siglo. Este requisito ha querido minimizarse, alegando que la matrícula ha disminuido y que cuesta mucho enviar maestros especializados a atender a unos cuantos niños marginados, que ya están siendo atendidos por estudiantes de bachillerato, habilitados como instructores comunitarios, becados por un programa del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe). Con ello también se ha querido justificar el paulatino abandono de las escuelas normales rurales. Esta forma de visualizar el problema pone de relieve que la educación opera bajo criterios administrativos, de costos, que se guían por indicadores promedio y no por criterios educativos que deberían anteponer la atención a las personas y el correcto desarrollo de los niños a cualquier otro interés. Una educacion de calidad y pertinencia para el medio rural es condición necesaria, pero de ninguna manera suficiente, para el desarrollo equitativo de la población. Otro tipo de medidas de desarrollo son fundamentales y a ellas deberá integrarse la educación: justicia, empleo, salud, comunicaciones y transportes, infraestructura, etcétera. Siendo más puntuales, son cada vez más las investigaciones que demuestran los límites de la escolaridad, aun la de muy buena calidad, y es una falacia reducir a ella la solución de los problemas del desarrollo del país, y en particular los problemas de la población rural.

SE REQUIERE ORIENTAR la transformación de las ENR, tomando en cuenta el marco general de la educación normal del país, regulando su oferta de acuerdo con las necesidades reales de la demanda en su región o estado, sin dejar de considerar las nacionales. Tal parece que el rubro de la formación nacional de profesores para el medio rural quedó fracturado más que otros problemas educativos ante una descentralización que por resarcir a las partes olvidó el todo.

INTERROGANTES. ƑHay una propuesta sobre cómo formar a los docentes de las ENR, atendiendo a las exigencias actuales y resolviendo los serios problemas que se han creado? ƑCómo funciona en los hechos el Programa de Mejoramiento Institucional de las Escuelas Normales Públicas (Promin) y en qué sentido las ENR han participado en el programa y cuál es su beneficio? ƑSe ha considerado repensar la formación de este tipo de maestro o seguirá la atención al medio de manera rotativa en manos de jóvenes bachilleres bien intencionados, pero no profesionales del ramo? ƑDe qué manera se piensan integrar las políticas educativas del medio rural con las de desarrollo?

* Observatorio agradece la colaboración de la doctora Lesvia Rosas en las reflexiones finales que orientaron este comunicado


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