LETRA S
Marzo 4 de 2004
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ls-parada En el limbo,
becas de la SEP para adolescentes embarazadas

 

La voz de alerta la dieron ex diputadas y organizaciones de mujeres: existe un programa federal, con recursos aprobados, para evitar o reducir la deserción escolar a causa del embarazo de estudiantes. En los dos años anteriores el presupuesto asignado a dicho programa no se ejerció, y el de este año parece que correrá igual suerte.

Antonio Medina

Para una adolescente que estudia secundaria o preparatoria, un embarazo no planeado regularmente trae como resultado el abandono escolar por presión social o familiar. Con ello, la adolescente cancela su proceso educativo y en muchos casos también su futuro. Detrás de todo este proceso está la decisión de los padres, hermanos, maestros o el sacerdote. Una vez que nace el bebé, la adolescente inicia su camino en el aprendizaje de la maternidad y descarta toda posibilidad inmediata de regresar a la escuela. Al paso de los meses, ya instalada en el papel de madre --por lo general sin la compañía del padre de su vástago--, la familia presiona para que la niña-madre se incorpore al mundo laboral y contribuya al sostenimiento del hogar. Un porcentaje reducido continuará con sus estudios al cabo del tiempo, el resto continuará teniendo hijos, al lado de una pareja, si bien le va. Este panorama tiene similitudes tanto en adolescentes de zonas rurales como urbanas y no dista mucho de lo que sucede entre clases bajas y medias. Tal vez las últimas tengan mejores condiciones de vida, pero la suspensión escolar en ambos casos es un destino común.

Según datos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en México se registran en promedio 2 millones 200 mil nacimientos al año, de los cuales 17 por ciento son de mujeres menores de 18 años, esto es, alrededor de 375 mil embarazos adolescentes. Sin embargo, se ha logrado reducir el número de adolescentes preñadas al año. El Consejo Nacional de Población (Conapo), en su último informe, señala que en 1975 una de cada ocho jóvenes era madre antes de los 20 años, en 1992 una de cada 12, y en el 2000 una de cada 14.

Ante esta situación, desde mediados del sexenio de Ernesto Zedillo se planteó la necesidad de diseñar un programa de becas para apoyar a las alumnas embarzadas, con el propósito de que no abandonaran sus estudios. Pero fue hasta el último año de su sexenio que la Secretaría de Educación Pública (SEP) presentó dicho programa, el cual fue aprobado un año más tarde por la Cámara de Diputados, a finales de 2001, con un presupuesto de 5 millones de pesos, mismos que se ejercerían en 2002, lo que no sucedió. En 2003 el presupuesto se incrementó 350 por ciento, con 45 millones, y tampoco se ejerció. Para este año el presupuesto es de 10 millones. No existe una lógica entre las cantidades que año con año recibió este proyecto de la SEP, sobre todo si se considera que son recursos no ejercidos.

Organizaciones de mujeres han denunciado que el gobierno no ha puesto en marcha el programa aprobado para estudiantes embarazadas. De haberse llevado a cabo, las becas hubieran tenido un monto de entre 650 y mil 630 pesos mensuales, que serían entregados a las adolescentes durante diez meses. En respuesta a estos señalamientos, el director de Planeación, Programación y Presupuesto de la SEP, Ramón Cordero, explicó en agosto de 2003 a diputadas de la anterior legislatura la "falta de una entidad administrativa que se hiciera cargo de ese programa", aunque precisó que ya estaban estudiando el mecanismo para "echarlo andar". Además, el funcionario federal no supo explicar si el dinero se destinó a otros proyectos o se devolvió a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Ante la exigua explicación, las ex legisladoras priistas María Elena Chapa y Concepción González Molina expresaron su disgusto por la falta de información sobre el programa de becas, y criticaron el desdén del funcionario. En tanto, organizaciones civiles han planteado la necesidad de que la actual legislatura dé seguimiento al incumplimiento de la SEP y exija que esa Secretaría precise el destino de los recursos asignados para adolescentes embarazadas.
 
 

Problema de competencias

La maestra Janette Góngora Soberanes, presidenta de la organización Compromiso, Solidaridad y Ayuda Solidaria, A.C., explicó a Letra S que los montos no ejercidos o destinados a otros proyectos no hubieran sido suficientes para otorgarle becas a todas las adolescentes que estuvieran estudiando en el momento de su embarazo. Lo que sí se hubiera podido hacer en los dos años anteriores, precisó, "es un programa de información para la prevención de embarazos adolescentes, y en los años siguientes la SEP hubiera podido fortalecer el programa hasta hacerlo verdaderamente operativo". La especialista en temas de mujeres consideró que el proyecto que heredó el gobierno de Vicente Fox de su antecesor se diluyó ante la distribución masiva de la Guía para padres propuesta por Marta Sahagún, en la que se destacan aspectos moralistas de la maternidad.

Góngora Soberanes considera que la reticencia del gobierno federal a poner en marcha este proyecto responde a que el embarazo está asociado a la salud reproductiva, por lo que, en la lógica de las instituciones federales, se piensa que la atención corresponde a la Secretaría de Salud (Ssa) y la SEP se deslinda, "pero el problema es que la primera institución solamente hace programas a población abierta, no específicos, y la SEP no quiere asumir programas de prevención y atención a jóvenes embarazadas".
 
 

Un caso emblemático

En 2002 Marypaz, estudiante de la preparatoria 24 de Monclova, Coahuila, fue expulsada en el cuarto mes de su embarazo por el director del plantel Luis Alfredo Paredes Cortés, quien obligó a la adolescente a firmar un oficio de "suspensión temporal" con la amenaza de suspenderla definitivamente si no regresaba a clases una vez que "diera a luz". Tal acción fue considerada por las diputadas de la Comisión de Equidad de Género de la pasada legislatura como un acto violatorio de los derechos humanos de la adolescente, por lo que solicitaron al director de la preparatoria una explicación. La respuesta de Paredes Cortés fue que la suspensión se había dado para proteger a la alumna. Respuesta que fue rechazada por las legisladoras, para quienes "en aras de la protección, lo que en realidad sucede es que se está truncando la posibilidad de que la alumna continúe adelante con sus estudios".

Comentaron también que "en la mayoría de los embarazos de adolescentes no existe planificación ni deseo del mismo, pero en algunas ocasiones se puede estar seguro de que los y las jóvenes podrán asumir una situación de embarazo no planeado con absoluta responsabilidad, pero para ello es necesaria la comprensión y apoyo de las instituciones del Estado y de la sociedad".
 
 

"Mala onda", recurrir al aborto

Estela, de 37 años de edad y estudiante del cuarto semestre de enfermería en el Conalep Culhuacán, es madre de dos adolescentes y un niño de cuatro años. Ella contó a Letra S que no conoce ningún programa de prevención dirigido a estudiantes embarazadas. "Por mi propia experiencia --dijo--, creo que un programa con esas características sí ayudaría a las muchachas que deseen continuar sus estudios." El deseo de Estela cuando tuvo a su primer hijo, quien ahora estudia al igual que ella el nivel bachillerato, fue continuar con la carrera de enfermería, aunque las circunstancias y dos embarazos posteriores no se lo permitieron. Por su parte, Andrea, de 18 años, opinó que además de un programa de apoyo a las chavas que se embarazan, debe existir un programa específico de información hacia los hombres, "porque en la desesperación de ellos, cuando saben que su chava está embarazada, lo único que se les ocurre es el aborto clandestino, sin tomar en cuenta la salud de nosotras". De 21 años de edad, el estudiante José Luis afirmó conocer las formas de prevención del embarazo, aunque reconoció que desde el inicio de su vida sexual, a los 16 años, nunca las ha utilizado. "A mí sí me gustaría que nos hablaran más sobre la píldora anticonceptiva y se mocharan con los condones, pero más importante sería que nos informaran directamente sobre todas las formas de evitar embarazos, porque es muy mala onda recurrir al aborto o embarcarte tan joven."

Organizaciones civiles como Consorcio para el Diálogo Parlamentario, Equidad de Género, Sipam y diputadas de la actual legislatura, anunciaron que continuarán pugnando para que la SEP y la SHCP expliquen el destino de los 50 millones de pesos aprobados entre 2002 y 2003 para el programa de becas a jóvenes estudiantes embarazadas, así como para que este año se ejerzan los 10 millones asignados a dicho programa.