MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Se revoca permiso a CBI; desde 1987 tenía demandas de fraude

Diego Fernández defendió al grupo de los pequeños inversionistas esquilmados

LENTA, PERO SEGURA, LA Secretaría de Hacienda por fin decidió revocar los permisos de operación que de tiempo atrás otorgó a dos "grupos financieros", que en la práctica no funcionan como tales desde hace varios años: las casas de bolsa Arka y CBI.

CUANDO HACIENDA CONCEDIO autorización para que esas dos instituciones, Arka y CBI, funcionaran como "grupos financieros", ambas se comprometieron a hacerlo, es decir, a contar con una estructura mínima que cuando menos incorporara -como establece la legislación respectiva- no sólo una casa de bolsa, sino otras entidades como casa de cambio, aseguradora, arrendadora y empresa de factoraje.

EN LOS HECHOS TAL requisito nunca fue cubierto, porque las únicas que operaron fueron las casas de bolsa, de tal suerte que la Secretaría de Hacienda decidió, por fin, aplicar la Ley para Regular las Agrupaciones Financieras y revocarles el correspondiente permiso. Arka y CBI están inscritas en la Bolsa Mexicana de Valores, pero su participación es raquítica, casi inexistente.

DE SI MISMA, LA CASA de bolsa CBI dice que es un "grupo financiero" integrado "por un conjunto de empresas especializadas en distintos ramos financieros, cuyo esfuerzo está enfocado a proporcionar de manera integral y bajo un solo concepto los diversos productos y servicios con los que busca satisfacer las expectativas de su clientela en cuanto a la asesoría personal, rentabilidad de los productos y alta calidad en servicio". Sin embargo, ha reconocido que "no tiene ni ha tenido operaciones con el público desde el primero de junio de 1999; suspendió operaciones con el público a partir de esa fecha y ha dejado de ser una sociedad que realice la actividad auxiliar del crédito". La cotización de sus acciones en la BMV fue suspendida desde el 25 de julio de 2001.

POR LO QUE TOCA A LA casa de bolsa Arka, su autoevaluación señala que "ha participado en el mercado financiero desde hace aproximadamente 20 años, iniciando operaciones el 11 de febrero de 1977, modificando la razón social que hoy ostentamos el 21 de febrero de 1984. A partir de 1994 restructuró su organización con el propósito de mejorar la calidad de sus servicios, logrando niveles competitivos en los mercados financieros, enfocando sus esfuerzos en especial a la atención del segmento de personas físicas, lo cual se ha traducido en una respuesta oportuna y personalizada a las necesidades de nuestra clientela inversionista, tanto en México Distrito Federal, como en Monterrey, Nuevo León".

EN LOS HECHOS, DOS CASAS de bolsa que ni fu ni fa en los últimos años -más fa que fu, realmente-, aunque sus propietarios no desperdiciaron la oportunidad de exprimir la autorización gubernamental -que la Secretaría de Hacienda no se animaba a cancelar- para participar abiertamente en el sistema financiero nacional, con los beneficios que ello implica.

LA CASA DE BOLSA CBI tiene un negro historial que se puede corroborar por medio de dos casos que van de la mano: a) en el crack bursátil de 1987, esta firma figuró, junto con Operadora de Bolsa, entre las instituciones contra las que mayor número de demandas por fraude levantó un nutrido grupo de pequeños y medianos inversionistas, sin que autoridad alguna osara intervenir a favor de los esquilmados; b) la cabeza del grupo de abogados que la asesoraron y defendieron en dichas demandas no pudo haber sido otro que un personaje aún más oscuro que el propio historial de CBI: Diego Fernández de Cevallos, hoy de nueva cuenta desnudado -aunque ya no tiene ropa que quitarse- ante la opinión pública.

A ESTAS ALTURAS (11 de marzo de 2004) en el consejo de administración de CBI que preside Enrique Peralta Rodríguez aparece -de acuerdo con la información por ella misma entregada a la BMV- el actual secretario del Trabajo, Carlos Abascal, como consejero propietario de la institución, a quien acompañan, entre otros, Enrique Terrazas Torres, pariente de Francisco Barrio Terrazas -"líder" de la bancada panista en la Cámara de Diputados- y cabeza de Inmobiliaria Ruba; Lorenzo Servitje Sendra, constructor del Grupo Bimbo, y Adrián Aguirre Gómez, presidente de Maxcom Telecomunicaciones, hermano de la cabeza del Grupo Radio Centro, Francisco, hoy en deuda con Infored.

LA SECRETARIA DE HACIENDA informó ayer su decisión, pero la casa de bolsa había reconocido que "mediante oficio número 101-00015, de fecha 19 de enero de 2004, recibido ayer 21 de enero de 2004, la SHCP, secretaria particular (sic), ha declarado la revocación de la autorización a CBI grupo financiero para operar como sociedad financiera, en virtud de no contar con el mínimo de entidades financieras requeridas por la ley. Por tal razón les comunicamos que de acuerdo con dicho oficio a partir de hoy, 22 de enero de 2004, deja de pertenecer al sistema financiero mexicano".

POR SU PARTE, LA CASA de bolsa Arka es presidida por Alejandro M. Morales Mega, quien también fue accionista e integrante del consejo de administración de Bancrecer -con el generoso camionero Roberto Alcántara Rojas a la cabeza-, en los efímeros cuan lucrativos tiempos de la banca reprivatizada.

MORALES MEGA TUVO a bien heredarle al Fobaproa un adeudo personal y empresarial por 195 millones de dólares, resultante de un crédito otorgado por Bancrecer, del que era consejero y accionista. Quince años atrás Arka fue presidida por Antonio Velasco Gómez y en su consejo de administración participaron, entre otros, Humberto Lobo Morales (Protexa, hoy nuevamente beneficiado por las "licitaciones" de Pemex Exploración y Producción); Alberto Santos de Hoyos, el ex senador azucarero; Eugenio Clariond Reyes Retana, cabeza de IMSA, y Lorenzo Zambrano, zar mexicano del cemento.

Las rebanadas del pastel:

SI LAS AUTORIDADES financieras y judiciales evitaran "olvidos" como los citados y actuaran contra los delincuentes de cuello blanco con la misma celeridad, prontitud y escándalo como en el caso de los videochanchullos de Bejarano y compañía, sin duda México se hubiera ahorrado decenas de miles de millones de pesos, que deberían haberse destinado a causas socialmente productivas... Se requiere cara más dura: el Niño Verde fue "ratificado", no consignado.

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