Sospechas de que policías se transforman en guerrilleros durante la noche

Resucita la resistencia iraquí mortífera táctica utilizada por rebeldes en Argelia

Falsos retenes en Bagdad, verdaderas trampas para "detener" a enemigos y asesinarlos

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Bagdad, 11 de marzo. Los iraquíes que aún trabajan para la Organización de Naciones Unidas en esta capital están cambiando las placas de sus automóviles. Los cada vez más numerosos mercenarios que pululan en las calles y caminos del país han elegido desplazarse en camionetas blindadas blancas -el color de la "inocencia"-, que no engañan a los grupos armados.

Cuando pregunté al empleado de la Media Luna Roja el nombre del representante local de la Cruz Roja iraquí, se puso a juguetear con los dedos con mi tarjeta de visita. "ƑPara qué lo quiere?", preguntó, mirándome a la cara con expresión en la cual traslucía el miedo, como si un inglés quisiera convertirse en atacante suicida.

ƑTiene algo de sorprendente? En estos días, en las carreteras que salen de Bagdad -la notoria autopista 8 que va a Hilla y más al sur- están resucitando una oscura y terrible táctica de los años terribles de la carnicería argelina, hace apenas una década: el falso retén de policía.

En la década de 1990 decenas de miles de argelinos -sí, decenas de miles- que iban en camiones, autobuses o autos civiles eran detenidos en retenes falsos. Se detenían para la supuesta revisión de rutina, y entonces los ametrallaban o los mataban a puñaladas.

Aun hoy día existen esos policías falsos en las colinas que rodean a Argel, pero esta semana llegaron a Irak, igual de despiadados y mortíferos.

Entre las primeras víctimas estuvieron una estadunidense, una iraquí y un ex marine, los tres colaboradores en un proyecto de democracia femenina en el centro de Irak.

En palabras de uno de sus compañeros de trabajo, "hombres vestidos con uniformes de la policía iraquí los detuvieron y ametrallaron". Iban a visitar un centro femenil en Kerbala que el procónsul de Estados Unidos, Paul Bremer, inauguró el mes anterior.

Luego vino el asesinato de dos estadunidenses y de su intérprete iraquí en la autopista 8, en las afueras de Hilla, la noche del martes anterior.

La policía polaca, que patrulla ese sector de Irak, ha confirmado que también el auto de esas personas fue detenido por hombres con uniformes de policía que habían instalado un supuesto puesto de revisión en la principal carretera al norte de la ciudad.

Según un oficial polaco, sus hombres encontraron después el vehículo de las víctimas en posesión de cinco iraquíes, todavía con los cuerpos adentro.

Nadie sabe si los estadunidenses llevaban escolta de seguridad o, más bien, las autoridades de ocupación no tienen intenciones de decirnos si contaban con protección.

Sin embargo, la matanza no había terminado. Un día después los pistoleros nocturnos de Irak volvieron su atención hacia dos jóvenes hermanas iraquíes que trabajaban en una lavandería de Kellog Brown y Root, uno de los multimillonarios conglomerados estadunidenses que, en medio de gran controversia, obtuvieron un cuantioso contrato para dar apoyo logístico a los ejércitos de ocupación.

Lika'a y Shamima'a Abdulkareem regresaban en taxi a su casa en la ciudad sureña de Basora, que está bajo control de las fuerzas británicas, cuando unos pistoleros detuvieron el vehículo y abrieron fuego contra las dos muchachas; ambas perecieron.

No se sabe si estos atacantes llevaban también uniformes de la policía, pero Basora ha presenciado muchos otros asesinatos en me-ses recientes que no recibieron tanta publicidad. Por lo menos 40 antiguos miembros del partido Baaz han sido asesinados en la ciudad, al igual que cierto número de cristianos que intentaban vender alcohol.

Como de costumbre, las autoridades de ocupación encabezadas por Estados Unidos insisten en que no llevan la cuenta de los iraquíes caídos. Puesto que miles de civiles han muerto desde su "liberación" en abril, uno puede entender por qué.

Los últimos asesinatos podrían obligar a un cambio en esta política. Los falsos retenes pueden llegar a ser una pesadilla para Bremer y colaboradores, pues se supone que el incremento en el número de policías debe dar más seguridad a los iraquíes, no menos.

Así pues, tal vez exista la penosa necesidad de recordar lo que ocurrió en Argelia. Durante meses nos preguntábamos cómo podían los grupos islámicos de aquel país conseguir uniformes de policía, vehículos, tantas barreras para instalar retenes.

Y pasó más de un año antes que nos diéramos cuenta de que los retenes falsos en realidad eran verdaderos, que muchos de los pistoleros eran auténticos policías que de noche cambiaban de lealtad para transformarse en insurgentes.

Así pues, hagamos una pregunta siniestra: Ƒdónde obtuvieron esta semana sus uniformes los "falsos" policías iraquíes? ƑLos ro-baron? ƑO llevaban uniformes que les proporcionaron las autoridades de ocupación?

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya