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México D.F. Sábado 20 de marzo de 2004

Gonzalo Martínez Corbalá

Ninguna guerra en 2004

El líder socialista -del PSOE- José Luis Rodríguez Zapatero hizo una afirmación contundente, tras su victoria del pasado domingo (14 de marzo), en las elecciones para presidente del gobierno: "Las tropas españolas destacadas en Irak volverán a casa", y si bien dejó muy claro su propósito de centrar su política exterior en el interés común de la Unión Europea, y de promover la lucha antiterrorista, expresó también claramente que luchará por la paz mundial.

Mientras tanto, en Estados Unidos, George W. Bush, "el presidente de la guerra", se preocupa por definir la seguridad nacional del pueblo estadunidense sobre la base de la lucha contra el terrorismo y la guerra en Irak, y trata deliberadamente de que sus votantes potenciales lo vean precisamente así, como un presidente de guerra, como su perfil básico que le ofrece seguridad a Estados Unidos en tiempos de crisis.

Su más fuerte contrincante, John Forbes Kerry (JFK), lo acusa de haber realizado la política exterior "más arrogante, imprudente, inepta e ideológica" de las últimas décadas en la historia de Estados Unidos.

Kerry ha prometido también negociar con Irak y Corea del Norte, resolver la crisis de Medio Oriente, y aun revisar la radical postura de Estados Unidos de negarse a aceptar el Protocolo de Kyoto, en relación con la contaminación de la atmósfera mundial. "Los estadunidenses merecen una diplomacia de principios, respaldada por un poderío militar inequívoco, una diplomacia que lleve al mundo hacia la libertad y la prosperidad. Un audaz internacionalismo progresivo (progresive), que no sólo se concentre en lo inmediato, sino en los insidiosos peligros de las próximas décadas, desde las fuerzas antidemocráticas hasta las armas de destrucción masiva, la pobreza endémica y las enfermedades" (El País, 18 de marzo).

No hay que perder de vista que la convención republicana se celebrará en los primeros días de septiembre, en la víspera inmediata de la conmemoración del tercer aniversario del ataque a las Torres Gemelas, el 11-S, y que el efecto que busca Bush, precisamente, es que se le identifique a él como el presidente de la guerra -Afganistán e Irak-, que ha sido capaz de vengar el agravio al pueblo estadunidense en Nueva York y de mantener el concepto de seguridad nacional basado en la doctrina de la guerra preventiva.

Los resultados finales en la posguerra de Irak han sido interpretados de diferente manera, pero entre quienes los visualizaban como un éxito estaba en posición de contribuir de modo sustantivo al balance favorable a Bush José María Aznar, cuya derrota electoral viene a cambiar el precario equilibrio Europa-Estados Unidos, pues España vuelve a dar mayor aliento a la Unión Europea, por sobre las relaciones con Estados Unidos, de la misma manera que con Francia y Alemania. Todo lo cual se suma a la situación interna en Estados Unidos, en la que Kerry está poniendo todo el énfasis en la finalización de la posguerra en Irak, visualizando a corto plazo el regreso de las tropas estadunidenses a casa, como lo está planteando ya, desde ahora, Rodríguez Zapatero, para junio, antes de tomar posesión como presidente de España.

El regreso de las tropas españolas a casa solamente admite una posibilidad de cambio en el concepto de Rodríguez Zapatero: que la ONU interviniera en la transición en Irak, y en la entrega del gobierno a los iraquíes, dándole a la organización mundial una importancia que en el inicio de la guerra le negaron Bush, Blair y Aznar, cuando en febrero de 2003, después de la presentación de pruebas que hizo Colin Powell, que consideró como definitivas e irrefutables contra el régimen de Saddam Hussein, la administración Bush dejó en claro -y así lo hizo finalmente- que iría a la guerra con el apoyo de la ONU o sin él, y con la oposición frontal de Francia y Alemania, que se negaron a cualquier acción unilateral sin el aval de la ONU. México se abstuvo también de apoyar la invasión, oportunamente.

Parece ser que en la ONU actualmente se quiere dar a la institución nuevos bríos que la transformen en multilateral realmente, y no sometida solamente a una superpotencia. Planes que Kerry sin duda ve con simpatía, y desde luego Rodríguez Zapatero también, por lo que parece que podría darse el caso de que se conjugaran las circunstancias en Europa y dentro del mismo Estados Unidos para que entre viento fresco que oxigene la atmósfera dentro de la ONU.

No war in 2004 (ninguna guerra en 2004), es la consigna que se oye más fuerte cada día en Washington, a medida que JFK se fortalece, y lo mismo en Europa, con el triunfo de Rodríguez Zapatero en España. Esperamos que se refieran también a Medio Oriente y a la guerra entre judíos y palestinos; a Kosovo, en donde no ha sido posible que se acabe la violencia, y luego a conflictos que no dejan de ser tan violentos como una guerra, pero a los que se les llama de otros modos, como serían los casos de Haití y de Venezuela, por lo que resultaría más apropiado cambiar la consigna mencionada a No violence in 2004 (ninguna violencia en 2004).

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