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México D.F. Sábado 20 de marzo de 2004

Su gira por México incluye presentaciones en el Teatro de la Ciudad y el Zócalo

La música es mi arma de destrucción masiva, manifiesta Rachid Taha

Cuando un gobierno prohíbe algo, es porque tiene muchos problemas, opina Falso, pensar que los nacionales de un país se mantienen intactos si se alejan de los inmigrantes

JORGE CABALLERO

El músico argelino, emblema de los inmigrantes africanos afincados en Francia, Rachid Taha, se encuentra entre nosotros para ofrecer una serie de conciertos en el país, hoy a las 20 horas en el Teatro de la Ciudad, y mañana a las 16 horas en el Zócalo, donde actuará con el grupo británico Transglobal Underground.

En entrevista con La Jornada, Taha aludió a la prohibición legal en Francia para que los estudiantes porten símbolos religiosos en las escuelas públicas: ''Cuando un gobierno comienza a prohibir algo es que ya tiene muchos problemas''.

Además, mencionó que las cuestiones reduccionistas de llamar world music a las diferentes mixturas musicales del orbe (principalmente del llamado tercer mundo) por los dueños de las compañías disqueras, es porque son ''unos analfabetos bilingües... y no saben pronunciar correctamente los nombres de los grupos africanos, asiáticos y de América Latina''.

El creador del grupo Carte de Séjour (Carta de Residencia) confesó también sus deseos de venir a México, ''porque se parece mucho a Africa, respecto de los problemas que tenemos, aunque estemos a 10 mil kilómetros de distancia''.

Fusión de sonidos

Rachid Taha define su música como ''Corán alternativo. Tiene raï, pero realmente hice una fusión musical para demostrarle a los europeos que se podía hacer cosas distintas, otros ritmos. En Europa hay música raï, petróleo, terrorismo, fronteras. En mi caso, mi arma de destrucción masiva es la música''.

Sobre la inmigración, de la cual es producto, explica: ''Eso cambia la vida de cualquiera; mis padres, por ejemplo, en un primer momento emigraron a Francia pensando quedarse un periodo corto, pero sucedieron cosas que prolongaron esa situación, como tener un hijo, aunque guardaron el refrigerador y el televisor en plástico porque pensaban volver a su país. Finalmente los hijos crecieron y uno se quedó como un inmigrante''.

Relajado, con unos tragos de tequila encima, sombrero y la camisa floreada abierta, Rachid Taha prosigue: ''Lo que ha cambiado de mí en estos años no es gran cosa, los mismos problemas ya existen pero siempre tengo este afán de cantar. En este momento, cuando se habla de los jóvenes berg (joven que vive en ese país pero procede de Africa del Norte) en Francia, cuando ellos buscan un trabajo con nombre árabe como Rachid, no lo consiguen; algunos se refugian en la religión como una forma de integrismo por esta exclusión que sufren, pero también los franceses creen que apartándose de los inmigrantes se mantienen intactos. Tuve la suerte de saber que ni lo uno ni lo otro eran la solución e hice exactamente lo contrario.

''Además de obreros, tengo amigos pintores, escritores y músicos que tienen problemas por ser norafricanos y esto es comprensible porque un artista da miedo; nuestros padres, al llegar a Francia a trabajar como obreros, pensaron que nosotros jugaríamos un papel similar en esa sociedad, pero los hijos de inmigrantes nos convertimos en parte de la sociedad.

''Hace 20 años nos manifestamos contra los presos políticos en Irak, y particularmente en los países árabes nos consideraban como locos, por eso creo que pretendían crear una quintacolumna con el islamismo, y hoy estos elementos se vuelven en contra de ellos.''

Desgarbado, Rachid Taha continúa la conversación: ''Me gusta mucho la gente que está resistiendo al imperio. Lo que hay que mantener es un espíritu invulnerable, pero sin caer en la facilidad, porque cuando uno es conocido se debe tener más cuidado, además, todos nos podemos equivocar y resultar vulnerables''.

Taha ilustra su condición en Francia con un ejemplo: ''Un reportero de una revista de rock de Francia, que me conoce, vino a entrevistarme. Su jefe ignoraba quién era yo, pero ordenó entrevistarme porque yo trabajaba con Brian Eno y éste era el único que les importaba. Hay cierta xenofobia contra mí, a pesar de que ese editor de la revista es de izquierda. Inclusive en los ambientes en los que me muevo -hago música electrónica, frecuento homosexuales, lesbianas, diyéi-, gente de muchos sectores de la sociedad piensa en silencio, cuando digo mi nombre de origen árabe, en la religión islámica; lo ven un poco raro y algunas veces con una carga de repulsión''.

 

(Además de las presentaciones en la ciudad de México, Taha estará el martes 23 en el Festival del Desierto, en Matehuala, San Luis Potosí, y en la plaza Aranzazu de la capital de ese estado. El 26 de marzo en Monterrey y el 28 en Mérida.)

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