México D.F. Domingo 4 de abril de 2004
Plantean que las normas vigentes garantizan
una buena regulación de las campañas
Priístas retoman propuesta de reforma electoral
del anterior consejo del IFE
ROBERTO GARDUÑO
Al concluir sus funciones, el anterior presidente del
Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg
Karakowsky, elaboró un documento, junto con otros siete consejeros,
sobre una serie de observaciones a la 59 Legislatura de la Cámara
de Diputados para diseñar una nueva reforma electoral.
Las Notas para una reforma electoral: una visión
de conjunto, fueron retomadas por el grupo parlamentario del PRI en
San Lázaro, una vez que el Ejecutivo federal y cuatro partidos representados
en la Cámara dieron a conocer sus propuestas de modificaciones en
la materia. Los ex consejeros José Barragán, Jesús
Cantú, Alonso Lujambio, Gastón Luken, Mauricio Merino, Jacqueline
Peschard y Virgilio Rivera, junto con Woldenberg, manifiestan la certeza
de aportar "una visión de conjunto y no de propuestas propias de
la técnica legislativa".
En
la introducción del texto los autores califican en general de suficientes
las normas vigentes para regular las elecciones; no obstante, identifican
algunas deficiencias y limitaciones. Los temas abordados establecen una
relación directa con las propuestas para regular precampañas
y campañas, el voto de los ciudadanos mexicanos en el extranjero
y el caso de los partidos "chicos", entre otros.
La identificación de esas deficiencias se considera
sustancial en el PRI dentro del proceso de reforma electoral. Su análisis
tenía que haber comenzado el viernes pasado, una vez que prosperara
en el pleno de la bancada tricolor una propuesta del diputado Alberto
Aguilar Iñárritu para arrancar los trabajos en un foro en
el que participarán todos los legisladores del Revolucionario Institucional;
no obstante, el pleno decidió aplazar la discusión bajo el
argumento de que la mayoría de los priístas desconoce el
asunto.
Aun de esa forma, un importante número de diputados
priístas considera llevar a debate las notas elaboradas por los
ocho ex consejeros. Sobre todo, se dijo a este diario, porque "recogen
las experiencias y tareas postergadas de quienes sí conocen del
tema".
Dividido en tres rubros, el documento se refiere en primer
lugar al costo y las condiciones de la competencia electoral. En el ámbito
del financiamiento a los partidos se recomienda: "Cualquier fórmula
que tienda a su certeza en los montos disponibles sería viable:
desde un porcentaje fijo del presupuesto anual de la Federación
que los propios diputados deben aprobar, o uno determinado en función
del número de ciudadanos inscritos en el padrón electoral,
hasta el establecimiento de un multiplicador distinto -como el número
de partidos con fracciones en ambas cámaras, en caso de mantener
la fórmula actual. Desde luego, sería muy conveniente que
el financiamiento para las campañas de las elecciones internas represente
solamente 50 por ciento del financiamiento anual para gastos ordinarios".
En el caso de la duración de las campañas,
los ex consejeros señalan en sus notas que estos procesos, por más
largos que sean, no contribuyen a la calidad de la contienda ni a incrementar
la participación electoral.
"La reducción de la duración de las campañas
debería llevar a la prohibición permanente de que terceros
contraten propaganda en radio y televisión en favor o en contra
de algún partido o candidato, a efecto de que la ley electoral no
pueda ser burlada a través de particulares. Actualmente esa prohibición
solamente abarca las campañas electorales."
Sobre la reglamentación de las precampañas,
que es uno de los principales argumentos del Ejecutivo federal para modificar
la legislación electoral, los integrantes del anterior Consejo General
del IFE ya la contemplaban desde finales del año pasado. La ley,
señalan las notas, debería considerar la posibilidad de que
las personas que compitan por una candidatura rindan al partido que los
postulará un informe pormenorizado y auditable de los gastos que
realizaron para obtenerla. Esta relación debe formar parte de los
informes anuales que deben presentarse ante la autoridad electoral. Por
otro lado, convendría que la ley fijara plazos para que todos los
partidos concluyan dichos procesos internos en fechas similares, así
como la prohibición expresa de iniciar actos de propaganda antes
del registro oficial de las candidaturas ante el IFE, en aras de salvaguardar
la equidad de la contienda.
"En lo que se refiere a la etapa previa al inicio formal
de los procesos de selección interna de candidatos, sería
conveniente que la ley contemplara algún tipo de reglamentación,
a fin de evitar situaciones como las que se presentaron en la elección
de 2000, que implicaron el despliegue de importantes recursos económicos."
También, recordaron, en los comicios de 1997, 2000
y 2003 más de 50 por ciento de los gastos de los partidos políticos
en las campañas electorales se destinó a la compra de propaganda
en radio y televisión.
"Es evidente que cualquier fórmula que tienda a
reducir el costo de esas compras incidirá directamente en las erogaciones
agregadas del financiamiento público. Entre las fórmulas
que otros países han utilizado para reducir el costo del acceso
partidario a los medios masivos de comunicación destaca el uso exclusivo
de tiempos oficiales: tiempos de Estado y fiscales en franjas de mayor
audiencia y no negociables, distribuidos con criterios de equidad.
"Esto significaría que ni partidos ni particulares
podrían contratar tiempos en radio y televisión. Una opción
intermedia, que también podría ser útil para el mismo
propósito, sería la mixtura entre los tiempos del Estado
y la compra, a través del IFE, de tiempos adicionales en periodos
de campaña, distribuidos con el mismo criterio de equidad. Una tercera
posibilidad sería que se mantuviera el sistema actual, que combina
acceso a tiempos de Estado y compra de espots por parte del IFE. En este
caso la ley debería establecer la obligación para los concesionarios
de presentar sus pautas de programación durante las campañas,
a fin de que la autoridad pueda verificar el cumplimiento de dichos topes."
Por lo que toca a la liquidación de los partidos
que pierdan su registro, las notas advierten que si la ley impone prohibiciones
a los institutos políticos cuando tienen registro, con mayor razón
se les deben imponer obligaciones cuando lo pierden. "Han de rendir cuentas
sobre la utilización de los recursos que emplearon, a fin de evitar
que los fondos tengan un destino incierto ante el silencio de la ley".
Reforma a fondo en el caso del voto de ciudadanos en
el exterior
En el tercer rubro se comenta que resultaría viable
extender el derecho de voto a los ciudadanos mexicanos que radican en el
extranjero. No obstante, se deberían contemplar los siguientes aspectos:
Precisar si el derecho al sufragio deriva de la residencia
o de la nacionalidad, o incluso de la combinación de ambas. "Dado
que el marco jurídico actual no reconoce la modalidad de voto fuera
del territorio nacional, habría que modificar sustancialmente todas
las normas que rigen la materia electoral. No es suficiente una reforma
al Cofipe".
Tendrían que gestionarse ante diversas dependencias
privadas nacionales y extranjeras los apoyos que permitan al IFE llevar
a cabo la organización de las elecciones fuera de territorio nacional.
Además, deben resolverse problemas operativos como el de la conformación
del padrón electoral de ciudadanos residentes en el extranjero,
las modalidades de credencial con fotografía, la insaculación
y capacitación de los funcionarios electorales o el establecimiento
de las reglas que deben regir las campañas electorales fuera de
territorio nacional.
"De manera particular, los problemas relativos al financiamiento
privado que podrían recibir los partidos en sus campañas
fuera de territorio nacional, así como el acceso a los medios de
comunicación extranjeros y la regulación con las leyes de
otros países, resultan temas que la legislación no podría
omitir. Además se debe tomar en cuenta la dimensión demográfica,
pues de acuerdo con estudios del IFE, conforme al mandato legal, para el
año 2000 los electores potenciales residentes solamente en Estados
Unidos se calculaban en 9.8 millones de ciudadanos (es decir, 14 por ciento
de la población en edad de votar)."
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