.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

M U N D O
..

México D.F. Domingo 4 de abril de 2004

Molestia mediática por el sello impuesto a la política de derechos humanos

Arrecia campaña derechista contra Kirchner

Menemistas, conservadores y empresarios ponen obstáculos para lograr una vuelta atrás

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 2 de abril. El gobierno del presidente Néstor Kirchner enfrenta una creciente campaña, que va desde importantes medios de prensa de la derecha más conservadora a los grupos empresariales locales y extranjeros más fuertes, y a todo el esquema mediático que dejó como herencia el ex presidente Carlos Menem, ligados a los popes de la an-terior dictadura y a la ultraderecha del país.

Son precisamente los considerados mejores logros del gobierno lo que molesta a es-tos sectores, entre ellos los temas de derechos humanos, la política exterior, la integración con América Latina, los desafíos económicos al poder mundial, su debate con las em-presas privatizadas, aunque el mayor desafío -que no es preocupación de la derecha- es dar respuesta a una sociedad empobrecida hasta sus límites. Esta es para otros sectores su mayor falencia entre otras exigencias.

En agosto de 2003, el periodista Carlos Gabetta, director del mensuario Le Monde Diplomatique, advirtió que comenzaba la ofensiva neoliberal contra el gobierno argentino, de la derecha política y de sectores económicos vinculados a gobiernos anteriores.

Era el momento en que el presidente prometía avanzar hacia nuevas definiciones en su administración y daba muestras de estar decidido a actuar no sólo contra la impunidad del pasado, sino contra la del presente.

Kirchner asumió oficialmente el 10 de diciembre de 2003, pese a que había adelantado en meses (25 de mayo de ese año) su ascenso al poder debido a la renuncia anticipada de su antecesor, Eduardo Duhalde, designado presidente por el Congreso ante el vacío de poder que sucedió a la renuncia de Fernando de la Rúa; éste no resistió a la rebelión popular del 19-20 de diciembre de 2001, y entre ese día y el primero de enero de 2002 se sucedieron cuatro presidentes.

Duhalde precipitó las elecciones cuando nuevamente la policía bonaerense mostró sus uñas al asesinar -lo que fue filmado- a dos jóvenes líderes piqueteros (trabajadores desocupados) en junio de ese año, que provocó más de cien heridos en un puente.

Se realizaron las elecciones en abril de 2003 y Menem rehuyó la segunda vuelta ante la avalancha de votos en favor de Kirchner que anunciaban todas las encuestas. Este había remontado, desde una decisión personal de pelear la presidencia, acompañado por sectores progresistas del peronismo, desde 22 por ciento a casi 70 por ciento.

El discurso de Kirchner en su asunción galvanizó a propios y ajenos. De la misma manera sorprendió su estilo, más informal, desafiando usos y costumbres y a sus propias escoltas, mezclado entre la gente y advirtiendo que no abandonaría sus principios.

Esto estaba asociado con su pasado político en la Juventud Universitaria Peronista en los años 70, de lo que nunca renegó. Principios de miles de jóvenes peronistas, la izquierda y el progresismo que costaron la vida a unas 30 mil personas, hoy desaparecidas.

Años de engaño y decepción política

Pero la población aún se reservaba el derecho a la duda, después de engaños y decepciones políticas. Kirchner había mencionado en algunas charlas previas con sus antiguos compañeros que no podría hacer nada sin depurar y normalizar las instituciones, corroídas por la dictadura y la corrupción.

También había advertido que no podría re-formar leyes y dar pasos para cerrar la impunidad, que debilitó y destruyó la mejor intencionalidad de la democracia, con límites cada vez más estrechados por la imposición del modelo neoliberal.

Entre sus primeros pasos, los analistas señalan la destitución de la cúpula militar más ligada al pasado dictatorial y su arrojado estilo para movilizar al Congreso y llevar adelante los juicios encajonados contra los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, aumentados a nueve por Menem para mantener una denunciada subordinación judicial.

Esta era una de las principales demandas de las movilizaciones. En esto también el presidente enfrentó y enfrenta a la derecha, que acusa de "garantistas" a los jueces, como el ahora supremo Raúl Eugenio Zaffaroni, por atenerse a las garantías constitucionales.

También esa misma derecha, junto con la cúpula de la Iglesia católica, realiza una campaña sin descanso contra la juez Carmen Argibay, quien estaba en la Corte Penal Internacional y es reconocida en el mundo por su integridad moral.

Argibay fue designada por el Ejecutivo y su postulación se debatirá -como nunca se hacía- en el Congreso, con participación pú-blica en el consenso.

Otro de los temas clave era cómo actuar en la economía, en un país que había entrado en default (moratoria de la deuda) y donde no quedaba algún recurso estratégico en manos del Estado, que apenas habían logrado mantener a flote Duhalde y su ministro de Economía (y actual) Roberto Lavagna.

Entre las grandes privatizaciones de la dé-cada de los años 90 -todas cruzadas por la corrupción- se incluyó al petróleo, lo que no sucedió en ningún otro país. Miles de fábricas cerraron, se destruyó la industria nacional bajo el influjo de la importación y la paridad uno a uno con el dólar impuesta por el ex ministro de Economía Domingo Caballo, para zafar de la inflación de los años 90, que causó un daño irreparable al país.

Esto lo han reconocido funcionarios del Fondo Monetario Internacional, que callaron a sabiendas del daño sin retorno. Durante el menemismo, en 1995, el empleo tocó su piso histórico: 18.6 por ciento.

Pero no era sólo en el plano económico, social y político en que se trazaría la tragedia argentina. La apropiación de medios de co-municación masiva por sectores ligados a grupos empresariales coludidos con mafias locales y externas, investigados seriamente aquí, resultó clave para mantener el engaño, marcó una acelerada desculturización y ayudó a la confusión, que sigue pesando aún.

Para analistas como José María Pasquín Durán, el mayor logro de Kirchner en sus primeros meses de gobierno fue reinstalar la política en el centro del debate, en la construcción del poder ante una sociedad escéptica y golpeada por la incredulidad.

Se partió en un país donde la sociedad pidió en su momento, con una consigna va-cía pero muy descriptiva de la situación, que "se vayan todos". Como lo señaló recientemente a La Jornada el secretario de Derechos Humanos del gobierno, Eduardo Luis Duhalde, abogado con larga historia en la temática y perseguido político, los logros son muy fuertes en su sector.

"Hay que reconstruir todo, paso a paso, y rescatar lo actuado por organismos humanitarios y lo que habían logrado reunir con su eterna movilidad madres, abuelas y familiares. De eso se parte, pero hay que reconocer que si no existe voluntad política, estas de-mandas pueden eternizarse", sentenció.

Sin lo actuado por esos organismos y sin esa voluntad política no se hubiera podido avanzar hacia la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

El 12 de agosto de 2003, después de estudiar un proyecto presidencial sobre el tema y con todos los documentos acumulados en la larga lucha de esos organismos, el Congreso declaró "insanablemente nulas" ambas leyes que habían posibilitado la impunidad para responsables de delitos de lesa humanidad.

Aunque la corte tiene la última palabra, esto permitió abrir nuevamente las megacausas del primer cuerpo de ejército -que controlaba más de 70 centros clandestinos de detención-, de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), del cuarto cuerpo de ejército (Campo de Mayo e institutos militares), del segundo cuerpo en Santa Fe, el de Córdoba y otros, en distintos lugares del país.

Hay otro momento en el terreno de la im-punidad. Kirchner firmó también el decreto por el cual el país se adhirió al tratado internacional que declara imprescriptibles los crímenes de lesa humanidad, lo que asestó otro golpe fuerte a los nostálgicos de la dictadura.

Sin instituciones en depuración estas medidas significarían un salto al vacío. Silenciosamente, la Secretaría de Derechos Humanos trabaja además en otras temáticas, que alcanzan a todas las violaciones de derechos hu-manos, como consecuencia del modelo económico que se impuso en la anterior década.

"Hay que ver de dónde se parte, y también atender reclamos y demandas de todos los que resultaron excluidos. No se puede resolver esto en un año. Cualquier persona honesta lo sabe", ha dicho Eduardo Luis Duhalde.

El gesto del pasado 24 de marzo de transformar la Esma en Museo de la Memoria, más allá de análisis mezquinos, ha sido de gran importancia, sobre todo para los que durante años lucharon por lograrlo.

Otras decisiones importantes del presidente fueron las órdenes para destituir y descabezar cúpulas policiales en la capital federal y la provincia de Buenos Aires.

El 18 de noviembre anterior, ante amenazas contra su familia, Kirchner advirtió a la policía bonaerense: "No voy a callar. Es hora de que se termine la participación de efectivos en los delitos; les damos uniformes y pistolas para defender al pueblo argentino".

También el Ejecutivo instó a actuar en el Servicio Penitenciario Nacional, ya que en varias cárceles se descubrió que no sólo la tortura era común, como lo es en diversas comisarías del país, sino que también enviaban a delincuentes a robar afuera para repartir el botín, y hasta la existencia de deshuesaderos de automóviles robados en predios de esa institución.

Una de las demandas es la seguridad -bandera que quiere aprovechar la derecha para volver atrás-, que policías o funcionarios involucrados en delitos cumplan penas de prisión, entre otras muchas que se hacen al gobierno, tanto sociales como económicas.

También hay demandas de los sectores progresistas del peronismo, para una construcción que sirva de apoyo al mandatario ante lo que se viene.

Pero existe otra temática que poco se trata en su conjunto: la política exterior del go-bierno, su forma de pararse frente a las privatizaciones, a los organismos financieros internacionales, para negociar la deuda, y el tema económico y social, que suele desatar polémicas en todos los bandos.

Ante esto hay otra serie de acciones que fragmentadas pueden decir poco, pero en su conjunto dan una visión de cambios.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email