.. | México D.F. Domingo 4 de abril de 2004
ANDANZAS
Colombia Moya
Más bella que nunca
SI, LA BELLA durmiente,
obra cumbre del ballet universal, nos mostrará la belleza tradicional
y perfecta de la danza clásica rusa con el ballet de la Opera de
Kiev, en el Auditorio Nacional, los días 20 y 21 de mayo a las 20:30
horas, el 22 a las 20:00 horas y el 23 a las 12 del día, para que
nadie de la familia se pierda este supremo espectáculo, joya imperecedera
del arte del ballet, que en esta ocasión se presenta como nunca
antes se ha visto en México: completa.
NO
ES FACIL resumir el prólogo y los tres actos de esta obra maravillosa,
así como los telones y el vestuario tradicional con derroche de
lujo y autenticidad, tanto como la perfección de bailarines de las
más pulida técnica para encarnar este cuento de hadas fascinante.
Una vez más, la ex bailarina y empresaria Arcelia de la Peña
y Eduardo de León, con Ars Tempo, apoyados por una serie de empresas
e instituciones -incluyendo al Gobierno del DF-, se han dado a la tarea
de traer excelentes espectáculos a este país. No dudo que
las vocaciones que nacerán o se afirmarán con este espectáculo
en el arte del buen bailar abundarán, de tal modo que más
les vale a los manejadores de la cultura prever qué van a hacer
en un futuro cercano con tantos bailarines de primer nivel, así
como con la sed del público por conocer, ver y sentir lo mejor del
arte universal en sus diferentes aspectos.
MAS DE UN centenar de artistas, encabezados por
el laureado bailarín y coreógrafo Viktor Yarenko, y toneladas
de baúles que de seguro ya surcan las aguas del océano portando
cada detalle, cada adorno y cada traje, nos transportarán a la corte
esplendorosa del rey Florestán donde el nacimiento de la bella Aurora
atraerá los beneficios y dones de las hadas amigas, así como
los celos y envidia de la malvada Carabosse, quien embruja a la adorable
criatura sumiéndola en un sueño de 100 años cuando
cumple sus 15 primaveras.
SPIASHKAIA KRASAVITSA EN ruso
o La bella durmiente, de Piotr Illich Tchaikovsky, y Marius Petipa
como coreógrafo, tocan la cima del perfecto esplendor del ballet
ruso. María, la esposa de Petipa, interpreta al hada de las lilas,
y el increíble Enrico Cecchetti al hada Carabosse y al Pájaro
Azul, demostrando así técnica impecable y personajes de carácter
nada fácil, como lo requieren ambos papeles.
LA HERENCIA DE esta obra, florecida en todo el
mundo, sigue representándose aunque no siempre completa, lo cual
es inusual, y los personajes siguen siendo la cima y la prueba de fuego,
entre otros ballets cumbre del binomio Tchaikovsky-Petipa, de los mejores
bailarines o de quien aspire a serlo, por el grado de dificultad y arte
que se necesita para interpretarlos; ya que este ballet en particular,
por su estructura y los caracteres del estilo clásico, es para muchos
el que más claramente define el estilo y el ideal de este tipo de
danza.
SU LIMPIEZA Y ejecución en secuencias y
personajes indeleblemente sellados con el tono de la más noble realeza,
ha marcado para siempre el ballet, la estructura altiva y noble de danseurs
y ballerinas en una aristocrática conformación de
la que en muchas ocasiones a maestros y alumnos les cuesta bastante salir,
lo que de alguna forma impide actualizar repertorios y coreógrafos
en la estética contemporánea del ballet, haciéndolos
permanecer la más de las veces en los seguros cauces del ballet
tradicional, lo cual también es una excelente y maravillosa opción
evidentemente resguardada por los rusos.
LA HISTORIA PROVIENE de los cuentos de Mamá
la Oca, que adaptó el príncipe Vsevolojovsky al ballet, también
director del teatro Marinsky de San Petesburgo, donde se estrenó,
y del mismo modo llevados a una esplendida partituta por Maurice Ravel,
que bien amaba a Perrault y sus fantásticas historias, pero en época
y contexto completamente diferente. En La bella durmiente, la síntesis
de las escuelas italiana, francesa y rusa encuentran su más afortunada
expresión, y de ahí también el valor tradicional que
posee. La obra, fastuosamente presentada por Serguei de Diaghilwe en Occidente
a principios del siglo XX, reiteró el alto precio de una obra consumada
y esplendorosa. No se la pierda.
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