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México D.F. Lunes 5 de abril de 2004

El premier británico solicitó que la ONU avalara el pretexto del "arsenal" para la ocupación

Nueve días después de los ataques del 11-S Bush pidió ayuda a Blair para invadir Irak

Francia también había prometido apoyo a Condoleezza Rice, según reportaje de Vanity Fair

DPA, AFP Y REUTERS

Londres, 4 de abril. Nueve días después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente estadunidense George W. Bush pidió ayuda al primer ministro británico, Tony Blair, para invadir Irak, reveló el ex embajador británico en Washington, Christopher Meyer, informó este domingo el semanario británico The Observer, con base en un reportaje que aparecerá en la revista Vanity Fair en mayo.

La publicación corrobora las declaraciones del ex asesor presidencial de lucha contra el terrorismo Richard Clarke sobre la "obsesión" de Bush para intervenir en Irak después del 11 de septiembre de 2001.

Blair fue el primer mandatario extranjero en viajar a Estados Unidos tras los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, por lo que Meyer fue testigo de cómo en una cena Blair le pidió a Bush no distraerse de la guerra global contra el terrorismo.

Bush -aseguró Meyer-, replicó: "Estoy de acuerdo contigo Tony. Primero tenemos que resolver eso. Pero cuando hayamos resuelto Afganistán, debemos ir por Irak". Meyer afirma que ya en ese entonces derrocar el régimen de Saddam Hussein en Irak era parte fundamental de la política exterior estadunidense.

"Es claro, dice Meyer, que 'ir por Irak' no significaba discutir nuevas sanciones'". Confrontado a la posibilidad de la guerra, Blair guardó silencio, asegura el rotativo británico.

El reportaje de Vanity Fair también retoma extractos del diario personal que la ex ministra británica de Cooperación Internacional, Clare Short, llevó en los meses previos a la invasión de Irak, particularmente en el verano de 2002. Clare renunció a su cargo en protesta por la guerra contra Irak el 12 de mayo de 2003.

En el verano de 2002, el gabinete de Blair montó una campaña diplomática para convencer a Bush de que el apoyo militar británico a una intervención en Irak sólo se podía dar mediante una resolución de la Organización de Naciones Unidas.

El 26 de julio de ese año, cuando Short pidió a Blair que el gabinete discutiera la situación de Irak antes del receso veraniego, el primer ministro "respondió que eso era innecesario porque llamaría la atención pública de lo que todavía no estaba decidido y que tampoco lo sería en el verano".

Sin embargo esa misma semana, el asesor de política exterior de Blair, David Manning, se reunió con Bush y su asesora de Seguridad Nacional, Condolezza Rice, para presentarle las condiciones británicas para apoyar a Estados Unidos. La principal era que los británicos necesitaban una resolución de la ONU que claramente autorizara la intervención militar en Irak para destruir las armas de destrucción masiva.

Durante ese periodo ambos mandatarios tuvieron un intenso intercambio de correspondencia y de llamadas telefónicas. Una fuente no identificada de la oficina del vicepresidente Dick Cheney citada por Vantiy Fair reveló que entre Bush y Blair había un total acuerdo sobre "lo que se tenía que hacer el año siguiente".

El diario de Short registra que incluso el 9 de septiembre de 2002, cuando Blair se reunió con Cheney y Bush en Campo David para discutir los últimos detalles para la intervención en Irak, el primer ministro "me aseguró que ninguna decisión era inminente". Sin embargo, esa tarde, la entonces ministra se enteró que Blair había solicitado el despliegue de 20 mil efectivos en el Golfo Pérsico.

Convencieron a Cheney

En esa fecha Dick Cheney aún estaba renuente a buscar ante la ONU el aval para la intervención militar en Irak bajo el argumento de las armas de destrucción masiva, sin embargo, fue Blair quien convenció al vicepresidente, coinciden Meyer y la fuente de la oficina de Cheney.

Blair argumentó que corría el riesgo de que su partido lo corriera durante el Congreso de finales de septiembre si los estadunidenses no seguían su consejo de buscar el respaldo de la ONU.

Blair intentó evitar la renuncia de Short, que días antes del Congreso del Partido Laborista hubiera sido un duro revés a sus esfuerzos bélicos, asegurándole que la reconstrucción de Irak después de la guerra estaría a cargo de la ONU y no de la alianza militar encabezada por Estados Unidos, revela Vanity Fair. "Este fue el factor que la encadenó a continuar en el gobierno con consecuencias devastadoras a su reputación política", asegurá The Observer.

El reportaje de Vanity Fair también revela que Maurice Gourdault-Montagne, principal asesor del presidente francés Jacques Chirac, y el embajador francés en Washington, Jean-David Levitte, habían prometido a Rice que París permitiría la intervención en Irak si Washington no buscaba una nueva resolución, aparte de la 1441 que estableció una serie de inspecciones del arsenal iraquí y previó medidas drásticas si el régimen de Saddam Hussein no cooperaba con los inspectores internacionales.

Para los funcionarios franceses, que buscaban evitar el distanciamiento entre Washington y París, con la resolución 1441 Estados Unidos tenía el suficiente respaldo jurídico para la intervención en Irak.

Bush, sin embargo, buscó una segunda resolución, ya que se lo había prometido a Blair, quien estaba temeroso de no contar con un respaldo jurídico suficiente ante el Parlamento británico que le permitiera enviar tropas a Irak, concluye The Observer.

Por lo pronto, miembros de la comisión del Congreso estadunidense que investiga los atentados del 11 de septiembre de 2001 expresaron su satisfacción ante la comparecencia que el próximo jueves hará Condolezza Rice.

"Ella es quien estaba en contacto con toda la gente que ha sido cuestionada, es la persona que necesitamos para establecer los hechos, quiero escuchar sus puntos de vista sobre cómo vamos a reparar lo que funcionó mal", declaró el republicano Thomas Kean, presidente de la comisión.

Kean también expresó su sorpresa ante la decisión de la Casa Blanca de revisar el informe de la comisión antes de que se haga público.

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