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México D.F. Martes 13 de abril de 2004

Solas realizamos el trabajo más importante: educar a los niños, expresa a La Jornada

Reivindica Jessye Norman el papel de la mujer en la historia

Hacer hablar a los compositores mediante su música, privilegio que asume la cantante

Subraya la lección cultural de respeto y multiplicidad de nuestra herencia prehispánica

PABLO ESPINOSA

Jessye1Es demasiado el tiempo transcurrido en la historia de la humanidad -protesta Jessye Norman en entrevista con La Jornada- ''en que los derechos, los de-seos, las ideas y los asuntos de las mujeres no han tenido el lugar que deben tener en las discusiones en los planos sociales y de los gobiernos.

''Somos la mitad de la población en el mundo y no tenemos ni la mitad de las decisiones en nuestras manos. Tenemos, eso sí, la responsabilidad completa en el cuidado, la educación y la formación de los niños.

''La mayor parte de las veces ese trabajo lo realizamos solas, sin la participación mínima de los hombres. ¡Solas haciendo el trabajo más importante del mundo!"

Jessye Norman, considerada una de las cantantes más relevantes en el planeta junto a Leontyne Price y Marian Anderson -también intérpretes de color, como ella- visitó la ciudad de México por tercera ocasión en su carrera legendaria.

En el Palacio de Bellas Artes dejó plasmada una de las improntas culturales de todos los 70 años que celebra ese foro cultural, donde ha cantado Maria Callas, ha bailado Rudolf Nureyev y ha dirigido una orquesta el mismísimo Igor Stravinsky.

Inigualable registro vocal

Norman cantó, acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional, cuatro Lieder de Richard Strauss y la Liebestod de Richard Wagner (La Jornada, 2, 4 y 7 de abril de 2004).

Antes de cada concierto y después de cada epifanía, Jessye Norman guarda absoluto silencio. Al término de su visita, generosa, concedió una amplia entrevista a La Jornada que compartimos con nuestros lectores.

Esta tercera visita engarza de manera no fortuita con el debut de Jessye Norman (Augusta, Georgia, 15 de septiembre de 1945) que ocurrió en México, hace 29 años: cantó música de Wagner, igual que lo hizo ahora.

La segunda visita de esta soprano dramática, mezzosoprano insólita, contralto de profundidades canoras avasallantes, de esta dueña de un registro vocal inigualable, ocurrió también un 2 de abril, pero de hace seis años y también en Bellas Artes, donde bajo el gran telón de vidrio realizó su encantamiento con canciones de Maurice Ravel (nacidas de canciones populares griegas), Saint-Saëns y Manuel de Falla (un sumergimiento mágico en el cante jondo) y al final un regalo natural de Jessye Norman:

Un spiritual y luego un coro espontáneo, dirigido por Jessye Norman desde el proscenio, con todo el público entonando en un murmullo la melodía virtuosa de otro spiritual.

Experiencia superior

Allí está, mediante la imagen retrotraída en la memoria, Jessye Norman a lo largo de ese recital de ensueño, plantada en medio de la escena como una deidad terrena y enarca, carnosos cálidos, los labios; desnuda la voz la vestal y lo que se oye forma una oquedad en el pecho del escucha que se llena de inmediato con placeres.

Una experiencia superior en intensidades sucedió la noche de otro 2 de abril, en esta ocasión el 2 de abril de este año, 2004, es decir hace apenas 11 días en que Jessye Norman detuvo la noción del tiempo, guardó silencio como suele hacerlo antes y después de sus conciertos y concedió una am-

plia entrevista, como no suele hacerlo ni antes ni después de sus conciertos.

A continuación, la señora Jessye Norman, en entrevista para La Jornada:

-La noche del viernes 2 de abril la noción del tiempo quedó suspendida en el Palacio de Bellas Artes, cuando usted cantó el último suspiro de Isolda, la heroína wagneriana, como si estuviera cumpliendo una parte de una epifanía. ¿Asume, en efecto, su trabajo como una suerte de misión en esta vida?

-Si es que tengo una misión, ésta consiste en permitirme el privilegio de hacer hablar a los grandes compositores mediante su música puesta en vida con lo que me ha sido dado y lo que he aprendido. Eso suena un poco beato, piadoso o santurrón (pious es la palabra que utiliza la señora Norman para responder), pero sí, en efecto, siento que tengo una misión. Así es.

-Si es así, ¿añade usted a esa convicción la posibilidad curativa de la música?

-No sólo creo que la música tiene la capacidad de curar, estoy segura de que cura. Todos los días ocurre. A diario sanan las personas en cualquier lugar del mundo con la música. No soy la única que desde siempre ha estado cierta de la verdad de un dicho popular: ''la música calma el pecho más salvaje". Para muchos, la música es magia divina.

-Con Toni Morrison, Maya Angelou, Clarissa Pinkola, Judith Weir y otras escritoras y creadoras, usted ha desempeñado una clara colaboración en los logros de las mujeres en los años recientes. ¿Cómo observa hoy el panorama en cuanto a los derechos femeninos?

-Ya es demasiado largo el tiempo transcurrido en la historia de la humanidad en que los derechos, los deseos, las ideas y los asuntos de las mujeres no han tenido el papel que deben tener en las discusiones en los planos sociales y de los gobiernos.

''Recordemos solamente que hace poco más de un siglo las escritoras necesitaban usar nombres masculinos para poder publicar sus obras. Recordemos también solamente el caso del voto de las mujeres: en Estados Unidos no tiene ni cien años de edad esa conquista.

''Las mujeres constituimos la mitad de la población del mundo -prosigue la señora Norman-, pero no tenemos la mitad de las decisiones en nuestras manos. No influimos ni siquiera en 50 por ciento todavía en las decisiones de orden político o de gobierno.

''En cambio, tenemos la responsabilidad completa, al cien por ciento, del cuidado, la educación y la formación de los niños. La mayor parte de las veces ese trabajo lo realizamos solas, sin la participación mínima de los hombres. ¡Solas haciendo el trabajo más importante del mundo!''

-El repertorio que usted posee abraza simultáneamente un aria wagneriana, una canción romántica de Michel Legrand o un spiritual. ¿Cuál es el secreto de este engarce?

-El gozne que trae a compositores tan distintos a mi mente se llama calidad. Encuentro una dosis semejante de conocimiento y felicidad en una canción de Duke Ellington que en una de Franz Schubert.

''Ellos, por cierto, fueron grandes escritores de canciones, pero ése era sólo uno de sus muchos talentos también.

''En cuanto al spiritual, nació de una de las grandes transgresiones de la humanidad: el avasallamiento que ejerce un ser humano sobre otro, y esa situación continúa. Su secreto consiste en que transporta la nobleza de reyes y reinas en el sentido de que su mensaje nunca es de odio o de furia, sino de amor. Amor para todos, para compartir. Recordemos tan sólo dos versos célebres de spirituals: 'Hay espacio suficiente para tener hogar en la Gloria', o bien éste: 'El (Dios) el mundo entero en sus manos'. Se trata de palabras simples, pero llenas de gracia, plenas de calidad.''

Predilección por la diversidad musical

-¿Cuáles son sus proyectos inminentes?

-Participo en una ópera basada en la vida de una esclava, Margaret Garner, con libreto escrito por Toni Morrison y la música compuesta por Richard Daniel Pour. El estreno mundial lo presentaremos en el Teatro de la Opera de Detroit, en mayo de 2005.

''Es el proyecto que más me emociona por ahora. Mientras tanto, espero con ansia el Festival de Jazz de Niza, en Francia, que se realizará en julio de este año y en el cual participaré. Es otro género musical. Adoro la diversidad en todos los terrenos.''

-¿Hay algún campo de la música al que por alguna razón no haya accedido?

-No concibo la idea de un interés musical que no pueda explorar. Donde sí tengo mucho que explorar es en muchos otros intereses que tengo en la vida fuera de la música. Intereses vitales.

-¿Imagina un coro en el que usted junto con Leontyne Price, Robert McFerrin padre, Marian Anderson, Miles Davis, Duke Ellington y Charlie Parker celebran la genealogía de sus ancestros?

-De hecho me siento representada y al mismo tiempo parte de este mosaico de creadores maravillosos que usted menciona. Constituyen no solamente la genealogía de mis ancestros, sino también mi capacidad de asombro, gratitud y orgullo.

-¿Qué imagen le devuelven, hablando de ancestros culturales, las impresiones de sus visitas a México?

-Calidez. La manera en que conviven en ustedes las herencias maya, azteca y de la modernidad otorga una lección cultural de respeto y multiplicidad. ¡Una energía muy pura!

-¿Y cómo recibe esa energía en el momento en que un público intenso como el del viernes 2 de abril presencia la manera en que usted detiene la noción del tiempo, e irrumpe en aclamaciones victoriosas?

-Me hace muy feliz la felicidad de las personas. Y cuando el público está feliz, como esa noche, el poder que fluye desde él hacia el escenario es palpable, absolutamente real y palpable.

''Este intercambio de energía es el que sustenta espiritualmente un concierto en vivo, le da razón de ser. Una grabación discográfica realizada en un estudio difícilmente puede lograr tal energía, imitarla o replicarla.''

-En palabras, ¿cómo sería su mensaje de reciprocidad luego de detener el tiempo con su canto y luego de las aclamaciones del concierto?

-Mi mensaje espiritual no ha variado desde antes de que aprendiera a hablar y consiste en amar a los otros como podamos amarnos a nosotros mismos. En eso creo y así la vida deviene un viaje todavía más gratificante, satisfactorio y pleno.

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