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México D.F. Lunes 10 de mayo de 2004

Bombazo durante un desfile militar deja al menos 31 muertos y 56 heridos

Muere en atentado el gobernante checheno Ahmad Kadyrov

Putin clama venganza y advierte que el castigo a los terroristas "será irreversible"

El Kremlin podría designar a Aslambek Aslajanov al frente de la reública separatista

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 9 de mayo. La pretendida solución que el Kremlin insiste en imponer en la república separatista de Chechenia sufrió este domingo el revés más duro, en cuatro años y medio de confrontación armada, al morir en un atentado el gobernante pro ruso, Ahmad Kadyrov.

Además de Kadyrov, según datos del Ministerio del Interior checheno, murieron al menos otras 31 personas y 56 resultaron heridas, casi todos funcionarios del gobierno leal a Moscú y altos mandos del ejército federal en esa república caucásica.

El atentado ocurrió durante un desfile militar en el estadio Dinamo de Grozny, la capital chechena, para conmemorar el 59 aniversario de la Victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de las severas medidas de seguridad, una potente bomba estalló justo abajo del palco de honor donde se encontraba Kadyrov, acompañado del comandante en jefe de las tropas federales en Chechenia, general Valeri Baranov; el presidente del Consejo de Estado, Husein Isayev; el ministro del Interior, Alu Aljanov, y otros miembros de su gabinete.

Al momento de escribir esta nota, el general Baranov, a quien la explosión arrancó una pierna, era sometido a una nueva operación dentro de los esfuerzos que realizan los médicos para salvarle la vida. Isayev murió en el quirófano y se desconoce el estado de las otras personas que estaban junto a Kadyrov.

Las autoridades rusas, por lo común muy parcas a la hora de afrontar situaciones adversas como ésta, optaron por dosificar en los medios de comunicación del Estado lo ocurrido hoy en Grozny.

Detrás de la escasa información oficial y de la habitual tendencia a reducir el número de víctimas, parece prevalecer la versión de que la bomba fue colocada la víspera en el estadio y que no se trató, por tanto, de un atentado suicida, como se manejó al principio.

No deja de ser una amarga ironía que Kadyrov, a lo largo de la semana pasada, haya hecho declaraciones en el sentido de que el líder de los separatistas, Aslan Masjadov, "tiene los días contados".

Kadyrov dio a entender que Masjadov sería presentado -ya sea prisionero o muerto- como un peculiar "trofeo de guerra" el día de la toma de posesión de Putin en su segundo periodo presidencial. En cambio, dos días después, el propio mandatario ruso confirmó la muerte de Kadyrov.

El desfile militar en Grozny, que se quería presentar como nuevo testimonio de la "normalización" en Chechenia, acabó descabezando de un solo golpe a la directiva pro rusa y abre una delicada etapa de incertidumbre, en la cual Moscú tendrá que empezar de cero la articulación de un nuevo gobierno checheno sumiso.

De la elección que haga el Kremlin -y no tiene muchas cartas para escoger: Aslambek Aslajanov, formalmente asesor del presidente Vladimir Putin para Chechenia parece el candidato con mayores posibilidades de ocupar el lugar de Kadyrov-, depende el frágil equilibrio que existe entre los clanes que se subordinaron al asesinado líder y que, junto con él, se pasaron del lado de las tropas federales.

No es claro qué actitud va a asumir frente a un nuevo líder la llamada guardia personal de Kadyrov, todo un cuerpo paramilitar que suma cerca de 7 mil hombres armados, en su mayoría rebeldes independentistas reclutados por el gobernante pro ruso.

Por eso, el jefe de dicha guardia, Ramzán Kadyrov, hijo del dirigente muerto, apareció esta tarde en Moscú, en el despacho del presidente Putin. Formalmente se le trasladó a esta capital para que recibiera las condolencias del jefe del Ejecutivo ruso y, en realidad, para que inicie negociaciones con el próximo gobernante de Chechenia, pues el sucesor de Kadyrov será quien nombre el Kremlin.

La casi inevitable reasignación de los beneficios económicos que representa para cualquier gobernante checheno ser leal a Rusia, puede complicar aún más las cosas, sobre todo si practica la política de Kadyrov de dejarse usar por Moscú a cambio de que éste no cuestione la forma de administrar los recursos federales y el petróleo de la región.

Es previsible que la persona que va a designar Putin en lugar de Kadyrov no sea originaria de la región de Gudermés, considerada su feudo particular, lo cual implica el riesgo de que el nuevo líder empiece a favorecer a otros clanes y ello provoque que los actuales aliados del Kremlin le den la espalda.

Figura controvertida

Considerado traidor y títere de Rusia por los separatistas, Kadyrov se convirtió en el "hombre de Moscú" para Chechenia, después de que pactó con los generales rusos la entrega pacífica de la ciudad de Gudermés, en noviembre de 1999.

Esta decisión, atribuida al pragmatismo y desmedida ambición personal de Kadyrov, estimulada por una relación cada vez más estrecha con el clan de los Yamadaev, ligado a la mafia y la extorsión, significó su ruptura con Masjadov.

Al pasarse del lado ruso, Kadyrov rompió también con su pasado independentista y procuró no acordarse más del periodo en que, siendo mufti o máximo líder religioso, declaró la jihad o guerra santa contra Rusia.

Nombrado gobernante interino por decreto de Putin, el 12 de junio de 2000, Kadyrov fue legitimado como presidente de esa república en unas polémicas elecciones, el 5 de octubre pasado, que tuvieron como antecedente un no menos cuestionado referéndum en marzo de 2003.

El presidente Putin, por la diferencia de horas entre Moscú y Grozny, supo del atentado que costó la vida a Kadyrov antes de que comenzara en la capital rusa la ceremonia para conmemorar el Día de la Victoria.

Acorde con su estilo de gobernar, el mandatario ruso no ordenó suspender el desfile militar ni dedicó un solo párrafo de su breve discurso a los lamentables hechos.

Horas después, de acuerdo con declaraciones difundidas por los noticiarios vespertinos, Putin clamó venganza y aseguró que el "castigo a los terroristas será irreversible".

Tras calificar a Kadyrov de "verdadero héroe", Putin afirmó que el gobernante impuesto por él en Chechenia "murió sin ser derrotado".

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