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México D.F. Jueves 20 de mayo de 2004

Octavio Rodríguez Araujo

Adiós a Lenin

Hastiado de la degradación de la política en México, donde todo parece indicar que la sucesión presidencial se está tratando de decidir por la vía de acusaciones penales, prefiero escribir sobre una notable película que pude ver en días pasados: Good bye Lenin (Adiós a Lenin), dirigida por Wolfgang Becker en 2002 y estrenada a principios del año siguiente en Berlín (en México en febrero de 2004).

La película se refiere a una familia (los Kerner) formada por una madre y dos hijos que nacieron y crecieron en Berlín oriental. El padre de los niños huyó a Occidente porque lo obstaculizaban en su trabajo profesional por no pertenecer al Partido Socialista Unificado (SED, por sus siglas en alemán), el partido único y gobernante en la República Democrática Alemana (RDA). El centro de la película se desarrolla en el periodo comprendido entre el otoño de 1989 y el otoño del año siguiente.

Aunque no son muy explícitas las fechas de los acontecimientos, todo parece indicar que el punto clave es el 4 de noviembre de 1989, cuando medio millón de berlineses del este se manifestaron en las calles pidiendo elecciones libres y democracia. En ese momento Erich Honecker ya había renunciado a la presidencia por presiones de Gorbachov (18 de octubre de 1989) y sucedido por Egon Krenz. En la película se puede ver que quitan las fotografías de Honecker de las paredes de las oficinas públicas y que una de ellas, simbólicamente, es tirada a la calle junto a un bote de basura.

La madre, Christiane Kerner, como confesaría después a sus hijos, había planeado unirse con su esposo en Berlín occidental, pero no lo hizo por temor y optó por ser una buena comunista, es decir, leal al partido y positiva en su actitud. Tan buen papel hizo que le dieron un premio por su comportamiento. En camino al lugar en que recibiría su premio, se topó de golpe con la manifestación de los berlineses en la que estaba su hijo Alex, ya un adolescente. La manifestación, como era común en los países del este de Europa, fue brutalmente reprimida y Alex encarcelado. Cuando fue detenido, Christiane sufrió un infarto y quedó en coma.

Gracias a esta circunstancia Alex fue liberado y devotamente cuidó a su madre por varios meses en el hospital. Mientras tanto ocurrieron muchos cambios: dimitió el politburó del SED (8 de noviembre de 1989), se abrió la frontera al día siguiente, fecha en que se inició la destrucción del Muro de Berlín, cuya construcción se había iniciado el 13 de agosto de 1961 so pretexto de que con él se evitarían las agresiones imperialistas de Occidente pero que, en realidad, se hizo para evitar las fugas masivas hacia la Alemania capitalista.

Permítaseme un pequeño paréntesis sobre el Muro de Berlín, pues es probable que muchos no tuvieran la oportunidad de conocerlo. El muro era de concreto coronado por una media circunferencia para evitar que pudiera ser escalado mediante cuerdas y ganchos. Medía de 3 a 4 metros de altura y alrededor de 110 kilómetros de longitud. En seguida del muro había un espacio vacío que se iluminaba por las noches. Después del primer pasillo había fortificaciones, como las de una trinchera, donde había alambres de púas, minas terrestres y torres de vigilancia con soldados armados. Todo esto era para protegerse de las agresiones imperialistas, pero cuando el joven de 18 años Peter Fechter intentó cruzar el muro fue asesinado el 17 de agosto de 1962. Fue la primera víctima de la defensa del socialismo en la República Democrática Alemana (las cursivas son deliberadas). Cerca de 40 mil personas, a pesar de las medidas de seguridad, lograron burlar la vigilancia y los obstáculos entre 1961 y 1989. Se calcula que una centena de alemanes fueron muertos por intentar salir de la RDA, el último, ya en 1989, fue un joven de apellido Gueffroy.

Regreso a la película. Cuando la señora Kerner salió del coma, el médico dijo a Alex que ella no debería sufrir sobresaltos de ninguna especie so pena de tener otro infarto. Entonces Alex le creó un ambiente que simulaba que nada había pasado en ocho meses, entre otras cosas la unión efectiva de las dos Alemanias el primero de julio de 1990 que culminaría políticamente el 3 de octubre del mismo año. Le conseguía pepinillos holandeses que él ponía en frascos con etiquetas de la antigua RDA, con un amigo le pasaba noticieros editados en cartuchos de video con tomas de miles de personas saliendo de Berlín oriental y explicándole que eran de Occidente que, cansados de la sociedad de consumo, pedían asilo en la ciudad socialista (carcajadas en el cine). Y así por el estilo. Es una comedia trágica en la que los hijos de la señora Kerner le ocultan la realidad para evitarle un segundo y mortal infarto, pensando que ella era una comunista convencida, cuando en realidad no era tal. La película vale la pena, uno se ríe, ciertamente, pero al mismo tiempo nos hace preguntarnos por qué si el llamado socialismo era el supuesto paraíso de los trabajadores la gente no podía salir libremente de su país.

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