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México D.F. Domingo 23 de mayo de 2004

Antonio Gershenson

País petrolero, y el pueblo sin dinero

Los precios del petróleo crudo han entrado en un escenario en el que confluyen la tensa situación en el Medio Oriente, la persistente alza del precio de la gasolina en Estados Unidos, las limitaciones objetivas a la producción en la mayoría de los países de la OPEP y del mundo y una creciente demanda mundial, en cuyo aumento el primer lugar no lo ocupa ni ese mismo país, aunque también ahí se dio, ni Europa, sino China.

Este último país tuvo el año pasado 29 por ciento de la nueva demanda de petróleo crudo en el mundo; y la región Asia Pacífico, en general, tuvo 42 por ciento. Sin embargo, sumando los 15 últimos años e incluyendo en ellos el año actual, proyectando lo que falta de transcurrir, esa región tiene 79 por ciento de la nueva demanda petrolera mundial. Eso nos muestra que quienes sólo pueden ver hacia el norte, o cuando mucho a través del Atlántico, tampoco pueden tener un cuadro completo del verdadero mercado petrolero internacional.

Se está llevando a cabo, en Amsterdam, una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros países. Se está discutiendo esta situación. Gobernantes estadunidenses y otros representantes de países consumidores solicitan un aumento importante en la producción, para que los precios bajen. Aunque obviamente no se conocen aún los resultados de la reunión, la posición que han expresado los representantes de varios de los 10 países de la OPEP sí es conocida: el origen de los actuales altos precios no está en la insuficiente oferta. En la mayoría de los casos, no hay posibilidad material de un aumento sostenible. Así que habrá que cotejar las palabras con los hechos.

La situación en el llamado Cercano Oriente, en torno a los problemas palestino e iraquí, no estimula a los principales productores, cuya población es predominantemente musulmana, a atender la solicitud estadunidense. Y a esto se agrega el disparo de los precios de la gasolina en el propio Estados Unidos.

El precio promedio al público rebasó ya los 2 dólares por galón. Pero ya el 12 de mayo el promedio en varias ciudades importantes rebasaba ese precio: 2.08 en Nueva York, 2.14 dólares en Chicago, 2.23 en Los Angeles, 2.25 en San Francisco y otras. Este ha sido en varios periodos un elemento de irritación entre una parte considerable de la población, que puede tener implicaciones a unos meses de la elección presidencial. Varias publicaciones de amplia circulación han señalado que no se trata de un fenómeno del momento, y que los altos precios, según algunos, llegaron para quedarse, y según otros, se tardarán en bajar.

Es más, en los meses que siguen se abre la llamada temporada de las carreteras en el país vecino. Las vacaciones y, en general, el verano, se caracterizan por la salida de muchos a carretera para irse de vacaciones, visitar a familiares, etcétera. Por eso, y porque la capacidad de refinación allá está saturada, se presupone que estos precios de la gasolina seguirán subiendo antes de empezar a bajar.

ƑY México? Como hemos señalado, con una política económica más racional, el excedente derivado del petróleo exportado a precios más altos se estaría aprovechando para el propio Pemex, para inversión pública, para gasto social. Pero no es así. Por el régimen fiscal de saqueo, Pemex recibe finalmente menos dinero mientras más caro esté el petróleo que vende.

El gas y otros combustibles suben con los precios del sur de Texas, y por lo mismo están cada vez más caros. Las industrias que dependen bastante de estos combustibles estarán aún más presionadas al cierre, y serán más las quiebras. También la electricidad, en las tarifas llamadas generales, depende en su costo del precio de los combustibles. Además, el alto precio del petróleo ha contribuido al aumento de otros precios: acero, aluminio, etcétera, en cuya elaboración la electricidad y/o el gas juegan un papel importante. Más cierres de fuentes de trabajo.

Las tarifas en alta tensión han subido, desde abril de 1999 hasta este mes de mayo, 91 por ciento. Y faltan las repercusiones, que se inician dos meses después, del actual alza, la de mayo precisamente, que ha llevado al petróleo crudo a los precios nominalmente más altos de la historia.

En las zonas calurosas del país, sobre todo las del norte, esto se agrega a la proximidad del verano con su aumento en el consumo debido al aire acondicionado. Entre la población de menores ingresos es común la compra de equipos de aire acondicionado de segunda mano, incluso del otro lado de la frontera. Luego, los consumos se incrementan aún más, y la factura eléctrica, en mayor medida.

No es posible dejar de insistir: el que al aumentar el ingreso petrolero lo que tengamos es más devaluación y más crisis es una muestra más de la urgencia de un cambio de fondo en la política económica.

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