A LA MITAD DEL FORO

León García Soler

Desmanes y aspavientos en el rancho grande

TODO CAMBIO PARA que todo siga igual. La canción favorita de Felipe Calderón es El hijo desobediente. Lo invitaron al rancho de Abraham González, jalisciense homónimo y antitético del chihuahuense precursor de lo que estalló en 1910. Ah, el grito liberador por el rumbo de colomitos lejanos. Los de la cumbre ya se iban. Lula llevaba el fardo de los mil millones que sobreviven con un dólar diario: tres comidas pide para los suyos el que enfrenta el dilema de los sin tierra en las más vastas extensiones de la América nuestra.

EN JALISCO REVERDECIA la higuera de Felipillo santo: el México que quiere para sus hijos, los hijos de sus hijos y las generaciones por venir. Chico quedó el afán de José Angel Gurría, de una generación que iba a gobernar hasta bien entrado el siglo XXI. Ya ve usted, con la alborada del milenio volvieron los que se habían ido al bajar de la sierra los pintos de la Revolución de Ayutla. Previa victoria cultural, quedaron los compañeros de viaje del caso; los imprescindibles auxiliares de la nueva ortodoxia: Guillermo Ortiz el autónomo y Paco Gil, defensor del cero y del orden fiscal: cosas de la globalidad financiera y de quienes quieran conservar los amigos que tengan en las alturas del poder.

EL DE LA UNICA potencia presente después de la caída, digo. El de George W. Bush, cristiano renacido que abandonó el aislacionismo para emprender la guerra sin fin contra el terror y llevar la democracia hasta los pasos montañosos entre Afganistán y Pakistán, a los desiertos y pantanos de Irak. Desde California, donde reían los de Enron al incendiarse redes de energía eléctrica y apagar ellos mismos las turbinas para producir apagones programados y subir las tarifas: Burn, baby, burn, cantaban los de Enron, según la crónica de Jim Cason y David Brooks. Bush tiene amigos. Eso no cambia lo dicho por John Foster Dulles: los Estados Unidos no tienen amigos, tienen intereses. Hoy tienen ambos. En la cumbre tapatía se condenó la tortura sin decir, Dios nos libre, el nombre, origen, oficio ni beneficio de los torturadores.

CUANDO FELIPILLO SANTO pronunciaba la arenga del futuro anhelado, ya se iban los de la cumbre. Pero hubo conferencia conjunta de su jefe, el presidente Fox, con el presidente Uribe de Colombia. Crónica de una defenestración anunciada, pergeñarían los afanosos admiradores del Gabo al que atribuyen textos ajenos, siendo tantos y tan buenos los propios. Los validos de Palacio afirman, a toro pasado, que Ramón Muñoz, allegado si los hay, coro para el Nabuco y cofrade para cuando se ofrece acudir al Yunque, dio voces de advertencia a Calderón y al gobernador Francisco Ramírez Acuña. Dicen. Pero estos son los años de responsos al presidencialismo omnímodo y su manifestación mayestática: designar unilateralmente al sucesor y manejar el proceso sin más límite que el de la propia sensibilidad a la hora de medirle el agua a los elotes.

SER "EL FIEL DE la balanza", decía el del presidencialismo ilustrado. Infiel para mentir a quien inquiriera por qué se había inclinado a favor de mengano; defensa propia, autoengaño, último recurso del que vio pasar la corriente y sabe que no se bañará en el mismo río. Los de la alternancia piensan en cambiar de caballo a la mitad del río. Los del PAN que no se come, digo, aunque también comen ansias los del priísmo que no cede presencia y todavía presta aspirantes a quien los necesite. Los del PRD, no. Los del sol redondo y colorado se cobijaron a la sombra de las encuestas que entronizaron prematuramente a Andrés Manuel López Obrador y desataron los desmanes y aspavientos que han transformado al estratega de Nacajuca en Solón del Grijalva; han hecho que el narrador de maitines desempolve las páginas de la leyenda del huracán del sureste. De Carlos Madrazo, padre de Roberto, del mismo que acudió a las cabañitas de Los Pinos y atendió a la convocatoria presidencial al diálogo.

DIGO, EN TANTO desafinaba el concierto interno con la renuncia de Felipe Calderón y la bienvenida republicana al regio Fernando Elizondo. Uno que ya suplió a Fernando Canales Clariond cuando intentaron salvar Nuevo León y lo perdieron a manos de Natividad González Parás. Los grupos Monterrey pueden decir: mi nombre es Legiones. El PRI hizo gobernador al padre de Fernando Elizondo; de rectoría universitaria a la de la economía y a la defenestración al estilo del sistema en esos años. No hace falta fiscal especial para dilucidar cómo persisten los del antiguo régimen. Hylsa fue heraldo de competitividad tecnológica. Gas, más gas. Para Chipinque y los achichincles de la patronal.

LA CERCANIA DA influencia. En pleno vuelco, se reducen los que llegaron al gabinete paralelo de la mano con los cazadores de cabezas. Pocos, pero muy cerca del que hoy convoca a lanzarse en pos de la candidatura presidencial y al día siguiente de una cumbre desbarranca al secretario de Energía que la tuvo para lanzarse a la palestra. Ajustes en el círculo de la más íntima intimidad. Ramón Muñoz dicen que dijo que no treparan a esa higuera; Alfonso Durazo, vocero que persiste y a su cargo tuvo avisar de la renuncia y del relevo; Eduardo Sojo, quien se hace ahora cargo del enlace con la Conago que ha de presentar conclusiones de la Convención Nacional Hacendaria. Y hay sombras que pasan por los pasillos de la cercanía que da influencia.

LA DEL AMIGO de las toallas; la del amigo que escribió y describió lo que el Presidente de la República llamó las experiencias que "vivimos en Amigos de Fox"; la del que enviaron a la Unión Europea y a los castillos subió. Y la señora del nuevo secretario de Energía ya estaba ahí, cerca de la señora Marta, de quien evocó a santa Teresa de Jesús y luego haría inesperada renuncia a suceder a su esposo en la Presidencia. Felipe Calderón renunció ante el reproche público de su jefe que lo llamó imprudente. Imposible cumplir una encomienda que demanda confianza del jefe para ser interlocutor político en un sector que se incendia si no encuentran capacidad negociadora los que se ocupan de la cosa pública.

TODO CAMBIO, PERO en cuanto Felipillo entonó los versos primeros del El hijo desobediente, se oyó decir: por lo que acabas de hablar, antes de que raye el sol, el cargo te han de quitar. Formalmente, inusitadamente, en plena conferencia de prensa conjunta con el mandatario de Colombia, Fox respondió a pregunta bien sembrada que si no lo fue mereció serlo: "Sobre el caso del secretario Calderón y el gobierno del estado de Jalisco (sic), me parece que fue más que imprudente haber realizado este acto con una característica electoral. Me parece que está fuera de lugar y fuera de tiempo. Tanto lo digo por el secretario como lo digo por el gobernador del estado y su equipo". Y trajo a cuento lo del Pemexgate, lo de los Amigos de Fox y "las acciones que todos conocemos en el caso del PRD, del Gobierno del Distrito Federal y la obra pública que seguramente tendrá que investigarse y conocerse en profundidad el destino de esos fondos".

SINTAXIS Y SINDERESIS a cuenta del vuelco que opaca. No busquemos culpables a la manera del Ministerio Público Federal y fiscales espaciales que han reavivado cenizas para ofrecer pruebas claras como el lodo. Ya no digamos las máculas a instituciones y salpicaduras sin ton ni son. Mientras Vicente Fox y Roberto Madrazo se reunían para conciliar, ensayar acuerdos en lo esencial, en el accionar de gobierno, sin renunciar a las convicciones propias, sin someter al otro al amago, a la amenaza del escándalo a la politiquería desaforada bajo velo litigioso, mientras se voceaba el diálogo, Santiago Creel descalificaba a quienes militan, a quienes hacen política en el PRI.

Y EN SAN LAZARO ponían en marcha el juicio de procedencia para desaforar al jefe de Gobierno del Distrito Federal. Iré a la cárcel antes que negociar con el PRI, dice López Obrador. Y para fortalecer el ánimo, anunció que enviará a Madrazo Pintado copia del expediente del juicio, en 1945, del entonces diputado Carlos Madrazo Becerra. Atina al decir que "se trató de una venganza política porque (Carlos Madrazo) apoyaba, para la sucesión presidencial, al entonces regente, Javier Rojo Gómez". Vale. Pero se le olvidó que tanto Madrazo, como Sacramento Joffre y Jorge Téllez Vargas pidieron licencia y de inmediato los tres fueron encarcelados en Lecumberri. No es de poca monta el olvido. Nadie pide a López Obrador que solicite licencia. Pero no está de más afinar la memoria. El proceso de los tres rojogomistas acusados de negociar con permisos de trabajo para braceros, siguió su curso y la Suprema Corte sentenció que el fuero legislativo no se pierde al solicitar licencia el diputado o senador para separarse del cargo.

SENTENCIA DE LA Suprema Corte: hay que refrescar la memoria. Sobre todo ante los desmanes y aspavientos surgidos del accionar de la PGR en lo que el, por esta vez muy justificadamente alebrestado, José Murat, gobernador de Oaxaca, llama investigación hecha con "la intención de ensuciar y sesgar políticamente (el) proceso... estamos ante la crónica de un intento de linchamiento anunciado". Con perdón del Gabo. Pero durante varios días filtraron lo que anunciaría a los medios la PGR. Y mucho más. A fin de cuentas, no han hecho cargo alguno al gobernador Murat. Y con toda solemnidad diría el subprocurador Gilberto Higuera que las diligencias fueron más de 300, "con alta complejidad técnica" y requirieron "estudios demasiado especializados". ƑDemasiado? Vaya usted a saber. Don Gilberto Higuera se preguntó: "Ƒqué es lo que sucedió?" Y se respondió: "sigue siendo materia de nuestra investigación". Los panistas dictaron sentencia. Manuel Espino hizo diagnóstico sicológico: "(Murat) es un hombre con ciertos desequilibrios emocionales". Exigen el desafuero del gobernador constitucional de Oaxaca.

ES LA HORA DE trabajar y dejarnos de tanto argüende, dice el presidente Fox. Y el rector de la UNAM nos recuerda que apenas 22 por ciento de los jóvenes en edad de hacerlo acceden a la educación superior. Y se suspenden las pláticas en el IMSS. Y aunque el gasto público dispone de 95 por ciento del ingreso, éste es tan pobre que nada aporta a la ingente necesidad de abatir la desigualdad. Y aunque David Ibarra apunta que se "inicia una penosa recuperación", la pirámide generacional se recompone de manera que Benjamín González Roaro tenga que decir en la Academia de Derecho de la Seguridad Social, que la variable más importante para dar estabilidad financiera al sistema "es una edad de retiro acorde con la esperanza de vida y actualizada cada seis años". Propone que "a partir de 2005 se establezca la edad mínima de 65 años".

Éramos 12 y parió la abuela. Todo cambió y todo sigue igual. Salvo desmanes y desvaríos que no eran pocos y hoy son legión.