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México D.F. Domingo 6 de junio de 2004

Laura Alicia Garza Galindo

La defensa de lo imposible

Pues con muchas novedades energéticas. Hace un par de semanas tuve la oportunidad de hacerme de un gran libro recién traducido al español, escrito por Ron Suskind, premio Pulitzer 1995, que, contratado por Paul O'Neill, reseña magistralmente sus experiencias como secretario del Tesoro del presidente George W. Bush en sus dos primeros años de gobierno. El libro novelado es una delicia, muchos de los secretos de la Casa Blanca son develados. Se titula, contradictoriamente, El precio de la lealtad. No lo he concluido -ya los enteraré- pero lo interesante ahora es lo que abona en la estrategia diseñada por el vicepresidente Cheney en el Plan de Energía, publicado en mayo de 2001, y que en esas fechas abordé en la tribuna del Senado.

Pero el dato del libro que hoy importa resaltar es que en 2003 la producción mundial de toneladas de petróleo fue de 3 mil 600 millones, de las que Estados Unidos (EU) consumió 900 millones, la cuarta parte; mientras que México sólo consumió 44 millones de toneladas, es decir, nada. En la capacidad de este consumo, sin duda, estriba la diferencia entre un país en pleno desarrollo y otro subdesarrollado o emergente, como el nuestro. Imagine usted las penalidades de los países que no poseen recursos de ese tipo, sujetos a los vaivenes de un mercado internacional sobredemandado. Ese es el por qué de nuestra férrea defensa de las riquezas del subsuelo mexicano, pero también, hay que decirlo de una vez, lo inexplicable de la graciosa e incondicional entrega de lo nuestro al poderoso, y del cumplimiento de sus exigencias, por parte de otros.

Poseer energéticos es, así, primera prioridad para cualquier país, pero también para las trasnacionales; para los primeros, es cuestión de seguridad nacional, desarrollo y bienestar de sus pueblos; para las otras, representa la ganancia fácil, sometimiento de los gobiernos y presión para imponer las políticas que las beneficien. La geopolítica de la energía da cuenta de los intereses encontrados; la lucha por obtener el control del petróleo y sus derivados ocasiona crisis que ahora, cuando ya se sabe que la reserva de combustibles no es para siempre, generan inestabilidad y presiones políticas y económicas. Gobiernos y sociedad, reclaman precios justos y suministros constantes y de calidad; y los pueblos que poseen ese patrimonio exigen su administración racional, para que el bien perdure. Como en Estados Unidos.

Estas son las razones por las que el secretario de Energía en México debe tener como perfil la visión global del problema, el conocimiento preciso de las razones y sinrazones de la geopolítica, poseer cualidades de negociador; el conocimiento de la tecnología de punta y de los procesos más eficientes y avanzados, para administrar los recursos nacionales. Además, es indispensable que conozca y respete las leyes vigentes y sus márgenes de maniobra sobre lo permitido y prohibido en su encomienda... y el nacionalismo de don Jesús Reyes Heroles. La tarea es apasionante, pero el reto exigente y peligroso.

La situación se torna más compleja para el servidor público cuando se le pide defender a un gobierno comprometido con intereses extranjeros, a sabiendas de que para ello tendrá que violar la ley. Aquel que asume el encargo, sufrirá, obvio, gran desgaste en su tarea y su futuro político, por el encono social que genera. Quizá este sea el motivo de la renuncia de Felipe Calderón, quien al medir los costos, brutales, ha preferido construir una candidatura a la Presidencia de la República que se antoja difícil, cuando hace apenas unos días se frotaba las manos en espera de los ingresos obtenidos por los excedentes petroleros, regateados, a las entidades federativas y municipios.

Lo releva Fernando Elizondo, ex gobernador interino en Nuevo León, quien abandona la importante conducción de la Convención Nacional Hacendaria. Se topará, con los frentes abiertos por quienes no nos hemos cansado de denunciar la violación de la legalidad, la impunidad con que actúan y el desfalco ocasionado al Estado mexicano. Así, por el camino legal, encontrará las demandas de nulidad promovidas, tanto por senadores y diputados, como por trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) contra los contratos de servicios múltiples entregados a empresas extranjeras para explotar la cuenca de Burgos, cuando la tarea, corresponde sólo al gobierno federal mexicano.

La última infamia: en pleno, Centroamérica vino en días pasados a solicitarle al presidente Fox un precio preferencial del crudo; les contestó que por mandato constitucional -ahora sí lo recordó-, no podía ayudarles. Pero el 3 de junio salió con la noticia de bajar 30 centavos de dólar el precio de barril de petróleo (de exportación, šclaro!), para tornar "más competitiva" la venta del crudo mexicano en los mercados internacionales. šCórcholis y recórcholis! šEn medio de la sobredemanda internacional! Sólo habría que recordar a qué mercado vecino se beneficiará, siendo el principal comprador del crudo mexicano. En contraposición, ha aumentado el precio de la gasolina Premium -que la mayoría, precisamente por el elevado costo, no consumimos- y hoy vale 21 centavos más cara. Ahí sí, no somos competitivos. ƑY las repercusiones del aumento? Fácil la tiene Elizondo. Súmele, además, la lógica sospecha, al ser su esposa directora de la fundación Vamos México.

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