México D.F. Domingo 6 de junio de 2004
El jefe de Gobierno recibió ayer multitudinario
apoyo de habitantes de Iztapalapa
Sólo el pueblo me puede quitar el fuero, afirma
López Obrador
Señala la similitud entre los casos de El Encino
y de Paraje San Juan, en el cual se le dio la razón, luego de que
se le quiso obligar a pagar mil 810 millones de pesos y "convalidar un
fraude"
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
Ante unos cuatro mil habitantes de la delegación
Iztapalapa, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel
López Obrador, dijo que el único que le puede quitar el fuero
"es el pueblo", porque fue el que lo eligió y al que debe rendir
cuentas.
Un acto para formalizar la entrega, a la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), del predio en el que se construirá el museo
Gota de Agua, en el Cerro de la Estrella, se convirtió en una manifestación
de apoyo al mandatario capitalino, quien al final tuvo que abrir un paréntesis
en su discurso, para agradecer las muestras de afecto de la gente.
"Intuyo
que a lo mejor quieren saber sobre esta situación por la que estamos
atravesando", dijo, para luego reiterar que no ha cometido delito alguno
y expresar su convicción de que, como ocurrió en el caso
de Paraje San Juan, todo se irá aclarando respecto del predio El
Encino.
Entre los asistentes había grupos de vecinos de
Paraje San Juan, algunos con cartulinas en las que escribieron: "llevamos
más de 15 años viviendo aquí", y en otras demandaban
la escrituración de sus propiedades.
López Obrador aseguró que el caso del predio
El Encino, en Santa Fe, es parecido al de Paraje San Juan, en Iztapalapa,
donde lo querían obligar a pagar mil 810 millones de pesos, y cuando
rechazó ser cómplice de la corrupción y el fraude,
"se nos lanzaron con todo, se nos acusó de que no éramos
respetuosos del estado de derecho".
Si hubiéramos pagado, agregó, hoy cuando
la Secretaría de la Reforma Agraria dice que se trata de terrenos
nacionales, nos estarían reprochando que se utilice el dinero de
todos para convalidar ese fraude.
"Quiero decirles a ustedes -porque es a ustedes a los
que debo informar, porque me debo al pueblo, me eligieron los ciudadanos
del Distrito Federal-, quiero decirles que ante cualquier circunstancia
vamos a preguntarle a la gente, vamos a consultar al pueblo, porque en
una democracia es el pueblo el que decide, es el pueblo el que manda",
enfatizó.
Antes, el mandatario capitalino entregó al rector
general de la UAM, Luis Mier y Terán Casanueva, los derechos del
predio en el que se construirá el museo, diseñado por el
arquitecto Juan José Díaz Infante, con una inversión
de 70 millones de pesos, a concluirse en 18 meses.
Desde antes de la llegada de López Obrador al Cerro
de la Estrella, ya había una multitud de gente que aguardaba, escuchando
música de banda, debajo de una enorme lona que cubría el
lugar donde se instalaron las maquetas, detrás del templete. Enfrente,
la sillería fue insuficiente para la cantidad de gente que asistió.
"Parece acto de campaña"
Desde la explanada de la delegación Iztapalapa,
dos autobuses con el logotipo de la demarcación llevaron gente,
principalmente de la tercera edad, pero fueron insuficientes y el traslado
tuvo que ser también en camionetas descubiertas, también
de la delegación.
"Es como un acto de campaña", se oyó decir
a más de un colaborador de López Obrador.
A su llegada, las porras prácticamente ahogaron
la primera parte de la explicación del arquitecto Díaz Infante,
mientras salían a relucir multitud de cartulinas; una llamaba la
atención por ser roja, y decía: "Tiemblen cabrones, vamos
por 2006". A un lado, la frase, matizada, que retomó el jefe de
Gobierno en una de sus conferencias a propósito del caso Paraje
San Juan: "El pueblo se cansa y se recansa de tanta pinche transa", rematada
con un "¡Hasta la victoria siempre!"
Al final, el gobernante atravesó entre la sillería,
entre empujones al equipo de mujeres que lo resguarda, de la gente que
se acercaba para saludarlo de mano o a entregarle alguna petición
por escrito, antes de subir al tsurito.
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