JAZZ

Antonio Malacara

Steve Lacy (1934-2004)

Icono de la música contemporánea Maestro del sax tenor

WAYNE SHORTER DIJO en alguna ocasión que "cualquiera que toque el sax soprano se inspira en Steve Lacy". Marcos Miranda me platicaba el año pasado que su vida y su concepción de la música cambiaron radicalmente al escuchar a Lacy. Cada cual en su propio imaginario (y aunque Shorter recurra más al aliento del tenor y Miranda al de los clarinetes), deben estar profundamente conmovidos con la muerte de este icono de la música contemporánea, quien el pasado 4 de junio sucumbiera finalmente ante el cáncer.

STEVEN NORMAN LACKRITZ (Nueva York, 1934) se inicia tocando el clarinete, pero a los 21 años escucha al legendario Sydney Bechet tocando el saxofón soprano (al parecer, en una interpretación de The mooche) y se vuelve un loco genial y obsesivo que se dedicaría exclusivamente a este pequeño instrumento, otorgándole por primera vez el carácter de solista.

EL MAESTRO SE mantiene en la escuela del dixieland hasta descubrir un volcán llamado Cecil Taylor, pianista y punta de lanza del free jazz con el que Lacy da un giro de 180 grados y medio, situándose ya no en la música avant garde, sino en el "avant-out garde", como él mismo refiere en su libro Findings: my experience with the soprano saxophone.

OBVIAMENTE, MUCHOS PURISTAS del jazz (de los que todavía abundan), se sintieron agredidos y ofendidos ante las propuestas iconoclastas de Lacy y Taylor, pero para muchos otros, esto abrió las compuertas hacia nuevos mundos que todavía están por estudiarse, disfrutarse y entenderse a plenitud. Vamos, sus códigos y sus claves (las de Lacy) llegaron a influir en el mismísimo John Coltrane (My favorite things, p.e.)

PERO STEVE LACY ha pasado a la historia no solamente como uno de los instrumentistas más grandes que haya dado el jazz; inimitable, inconfundible, invirtió más de 12 años de su carrera rediseñando e interpretando la obra de Thelonious Monk (toda proporción guardada, en este aspecto volvemos a recordar a Marcos Miranda); también ha dejado huella como compositor y artífice de una obra que eventualmente aparecía clara y directa, pero que la mayoría de las veces se mostraba abstracta y experimental, con el intelecto de sus vuelos de sirena (sic) y la visceralidad de sus infinitas variaciones rítmicas.

EN 1965 SE casó con la chelista, violinista y cantante suiza Irene Aebi; con ella ofrece una infinidad de conciertos, pero el maestro nunca olvida el deleite de tocar en solitario. Entre 1970 y 2002 la pareja decide radicar en París, siendo tal vez este autoexilio el que coloca al saxofonista al margen de los grandes reflectores estadunidenses durante un buen rato, aunque esto no minó en modo alguno su creatividad, y desde Francia marca profundas pautas para la música del siglo XXI.

HACE DOS AÑOS, Steve Lacy regresa a Estados Unidos y se incorpora como catedrático del conservatorio New England en Boston, donde se le desarrolla un cáncer de hígado que lo mantuvo en coma durante los dos últimos días de su vida. En julio cumpliría 70 años.

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