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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Lunes 12 de julio de 2004

ASTILLERO

Julio Hernández López

Salud mental (y social)

Dos casos para estudio
De la silla al diván
Decepción, hartazgo, violencia

NO PROVIENE DE una ocurrencia (ni de un afán irreverente) preguntarse en este momento por el estado de salud mental de quienes al país gobiernan. Día tras día, la pareja presidencial por sí misma (aunque no sólo en ese ámbito: también en otros de signo ideológico contrario, como el gobierno de la capital del país) genera actos que hacen pensar en la seria probabilidad de que sus mecanismos de percepción de la realidad estén seriamente alterados y que sus reacciones estén causando un estado social de angustia y decepción explícitas y de violencia larvada.

EL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL de los Estados Unidos Mexicanos aparece cada vez más como un personaje de voluntad secuestrada, que es capaz de arrastrar la banda tricolor hasta donde lo lleven los designios de un enamoramiento ridículo y ofensivo no por sí, ni por su temporalidad biológica (ni por los análisis triviales de siquiatría, funcionalidad sexual y dependencia de figuras femeninas fuertes que abundan), sino porque lo ha convertido en caricaturesca razón de Estado. Tan descuadrado (tan fuera de quicio, de cordura) resulta el comportamiento presidencial (y no sólo en los días recientes, aunque el mal estaría más a la vista en este pasaje crítico de la renuncia de su apóstol particular y del retiro al rancho que su cónyuge se resiste a convalidar) que hoy aparece como una necesidad real establecer mecanismos jurídicos y políticos que permitan valorar con oportunidad las condiciones de salud mental de quien(es) ejerce(n) el poder público.

VICENTE FOX Quesada aparece diariamente como un hombre incapaz de entender que ha sido a él, personal e intransferiblemente, a quien la parte mayoritaria de los mexicanos que votaron el 2 de julio de 2000 le eligió para gobernar al país, y no para acabar convertido en marioneta conyugal, en promotor del tálamo como plataforma política, en instrumento besable a conveniencia para demostrar dónde están los botones del mando político (el Presidente de México interrumpiendo una conferencia de prensa con su colega brasileño para aclarar que él es muy respetado y que el país está en buenas manos -es de suponerse que se refería a las propias- y más delante ufanándose de las felicitaciones de circunstancia que le habrían dado por el gran discurso de su mujer ante paraguayas que oyeron a la jefa del hembrismo controlador y manipulador quejarse del machismo y la misoginia). Marta Sahagún (de Fox, según las leyes civiles; de Bribiesca, según la religión que profesa) tampoco entiende que nadie le ha dado mando o potestad ni que su presencia junto al presidente de México proviene de un acto personalísimo que ella y su esposo deberían mantener a resguardo, si acaso con las salvedades que la tradición mexicana permite mediante destellos en los ámbitos de lo ceremonial y de lo asistencial acotado (el DIF, como ejemplo claro).

PERO ABUSAR DE LA voluntad caída de quien sí fue electo para el máximo cargo nacional, forzar claudicaciones y abdicación, exhibir la incapacidad, las incoherencias y la falta de respeto a sí mismo de la otra parte no pueden generar hacia esa esposa sino repelencia ética y política, por más que la manipulación mediática y los ingenios publicitarios la halaguen con puntuaciones de oropel en discutibles encuestas de opinión pública ("ya veremos, ya veremos, muchachos", dijo ayer en el rancho San Cristóbal, prometiendo que "un día de estos" definirá si busca o no la candidatura presidencial, como si los mexicanos estuviésemos obligados a seguir el libreto de falso suspenso que a su contentillo ha elaborado, como si el país en crisis debiera beberle el aliento en espera de definiciones milagrosas).

NO SOLO SERIA en la improbable victoria de sus ambiciones y complicidades donde la falta de salud mental de los consortes gobernantes sería muy peligrosa, sino en la previsible derrota que ya tienen frente a sí. Los propios panistas han decidido cerrarle el paso a la esposa del Presidente con todo y su lema de šCasorio efectivo, no elección! De hecho, ayer mismo se formalizó el sabido anuncio de Felipe Calderón de que está listo para la pelea interna. Pero la pareja presidencial quedará dolida, con ánimos de venganza y con el aparato gubernamental aún a su ardida disposición. En Harrogate, Inglaterra, según un despacho de la agencia Dpa, un congreso de siquiatría determinó que "millones de personas podrían haberse salvado de la muerte si el ex dictador soviético Josef Stalin se hubiese sometido a un tratamiento siquiátrico". Un equipo de investigadores británicos estudió los casos de siete jefes de estado bajo sospecha de demencia y concluyó que el destino de sus países habría sido mucho mejor si se hubiesen diagnosticado a tiempo sus males.

EN MEXICO, EL abuso desde la cúspide del poder ya ha agudizado el malestar social. Hay un hartazgo que se desahoga en la maledicencia, la burla y el pitorreo abierto. Pero hay además un estancamiento económico (que el Presidente del Otro México se esmera diariamente en negar con cifras que nadie cree más que él... porque ni Martita) y un gran desánimo social resultante de la revisión diaria del acontecer político, de las conferencias matutinas de Andrés Manuel López Obrador (otro caso del que habrá que hablar más delante), de las impudicias de los niños verdes ladrones y su nueva estrella emergida del Big Brother, de las ambiciones cabalgantes de Roberto Madrazo y sus candidatos aliados con el narcotráfico o dueños de historiales entre más sucios más defendidos por el partido tricolor... La pelea por el gran botín nacional, la política como espectáculo deplorable, el triunfo de lo nefasto (así fuera aparente y breve, dicho esto con optimismo como de clase de catecismo de colegio particular), forman, así, parte de una gran enfermedad nacional, la del abatimiento con rumbo al cinismo, la del aislamiento que inhibe la auténtica solidaridad, la del fatalismo que choca con las ideas del cambio y la reforma, la de la gran decepción que abre el paso a la violencia y la destrucción. šUf! Lo bueno es que ya termino el espacio de esta columna astillada. šHasta mañana!

Fax: 5605-2099 [email protected]

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