León Bendesky

Fuera de foco

Poco requiere este atribulado país de las intrigas palaciegas. Pero están tan arraigadas en la casa de Los Pinos que desde ahí mismo las han convertido en forma de gobierno, sin darse cuenta de que lo que menos hace falta al Presidente es un mayor desgaste político y de su imagen pública.

La intriga, la manipulación y las atribuciones fuera de lugar, que son la comidilla de esta provincia estadunidense, han llegado al punto de la renuncia del secretario particular del señor Fox, que denunció las prácticas íntimas y corrosivas de palacio.

Traidor fue llamado por su ex jefe. Otros consideran que actuó en demérito de la institución presidencial. Este país es siempre tan solemne y muchas veces por causas poco justas. Debería dejar de serlo, para entonces dar a las instituciones, empezando por la Presidencia de la República, el verdadero papel que deben tener en una sociedad moderna y no seguir usándolas como modo de justificar, desde el mismo inconsciente, la necesidad inacabable de un guía que mande, a lo macho.

Por donde se vea el entorno político nacional está bastante revuelto y, entre tanto, el PRI ya ganó otros dos gobiernos estatales apenas hace unos días. Eso sólo como muestra del arraigo del cambio ofrecido hace cuatro años.

Y al tiempo que observamos, ya saturados de lo que pasa, esta sociedad sigue padeciendo día tras día los estragos del estancamiento económico, de las repercusiones adversas que se anuncian a diario sobre las ya precarias condiciones del bienestar de la gente y de la inseguridad galopante. Las distracciones que crean el Presidente y su pareja se hacen más onerosas en ese frágil escenario.

Con el nuevo escándalo todavía fresco de la renuncia, el presidente Fox asistió a la reunión del Mercosur en Brasil por un nuevo acercamiento con ese mecanismo de integración comercial. Ahí aprovechó para declarar ante la prensa que su Presidencia no es débil y que es respetado. Hay que decir las cosas cuando es oportuno y tienen valor y no cuando no sólo no ayudan, sino hasta perjudican.

Pero ya estando en Brasil, parece que lo que se sigue haciendo es practicar una diplomacia de formas con poco contenido. México ha firmado acuerdos de libre comercio con muchos países; tal vez es una de las naciones más activas en ese terreno, el de las firmas, pero con resultados bastante pobres en cuanto al aumento del volumen del comercio y, menos aún en cuanto a la diversificación de las corrientes de los intercambios (más de 80 por ciento se realiza con Estados Unidos).

La participación en el Mercosur no debe ser una marca más de la diplomacia comercial que sirva para los registros, sino una muestra de alguna estrategia, a estas alturas la que sea es buena, para fortalecer la economía, las empresas y a los trabajadores, y para afianzar el crecimiento de una productividad que se exprese en mejoras de la rentabilidad y de los ingresos.

Pero la verdad es que no hay tal estrategia, porque no se han establecido ni las condiciones materiales para el incremento de la inversión y de la infraestructura productivas, ni las medidas de política económica (de fomento a la producción o de incentivos fiscales y laborales) que la definan de modo claro, con metas a cumplir en periodos establecidos.

Así, por ejemplo, mientras Brasil se ha estado beneficiando de sus relaciones económicas con China, ya sea mediante la venta de soya y otros productos, y el flujo de las inversiones, para México la competencia de aquel país está siendo muy perniciosa, desplazando a las exportaciones que se hacen a Estados Unidos e invadiendo el mercado a costa de los productos nacionales.

Llama la atención que el Presidente declarara en Brasilia que un acuerdo hemisférico de libre comercio (que promueve el gobierno de Estados Unidos) debería considerar la gran asimetría que existe entre las diversas partes. Eso fue lo que no se hizo en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y no se advierte ninguna acción práctica del gobierno para subsanar esa falta. Al contrario, parece que hay mucha complacencia con los resultados a 10 años de su inicio.

ƑQué ventajas sacará México por pertenecer al acuerdo del Mercosur y cuáles tendrá en un esquema ampliado de libre comercio de las Américas?

La respuesta se conoce de sobra: sólo pueden tenerse ventajas con una economía interna fuerte, bien articulada, con financiamiento suficiente, una estructura fiscal consistente con el crecimiento y el bienestar. Lo demás son papeles firmados que podrán ir a un futuro museo de los acuerdos comerciales y son viajes y declaraciones que se asentarán en los informes anuales que rinde el Ejecutivo.

Quedan poco más de dos años a este gobierno, podrán ser más efectivos y útiles para el país si se enfoca a las cuestiones esenciales que pesan sobre la economía y la sociedad.