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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Domingo 18 de julio de 2004

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Nuevo desorden mundial: Ƒde la unipolaridad a la apolaridad?

Las tesis de Ferguson
Europa, faro del planeta

LOS PENSADORES americanófilos se encuentran angustiados frente al derretimiento del poder de Estados Unidos. Francis Fukuyama, el iluso sepulturero de la historia, admite el "fin del neoliberalismo" y reclama la revigorización del Estado nación (Bajo la Lupa, 7 de julio), mientras el banquero judío de alcurnia sir Evelyn de Rothschild se preocupa del probable destino trágico del capitalismo, que puede sucumbir a manos de los criminales financieros (The Guardian, 13 de julio).

NIALL FERGUSON, DESTACADO historiador británico de corte thatcheriano y americanófilo confeso, intenta rescatar conceptualmente al "imperio estadunidense" de su retirada mundial con un ensayo provocativo, "El fin del poder: los peligros de un mundo sin nadie al mando", en la revista ultraconservadora Foreign Policy (julio/agosto de 2004): "Los críticos del dominio estadunidense deben calmarse y considerar la alternativa. Si Estados Unidos se retira de su papel hegemónico, Ƒquién lo supliría? Ni Europa ni China ni el mundo islámico y, desde luego, ni la ONU. Por desgracia, la alternativa a una superpotencia no es la utopía multilateral, sino la pesadilla de una nueva Edad de las Tinieblas". El "fin del poder" resuena a las entonaciones escatológicas de Fukuyama y su alucinante "fin de la historia". Nadie en su sano juicio se atrevería a propugnar que el integrismo islámico de Al Qaeda, presuntamente manipulada por la CIA, supla al fundamentalismo bushiano, tan primitivo el uno como el otro. El mismo Ferguson cita el libro La tragedia de la política de las grandes potencias, de John Mearsheimer (2001), en el que éste arguye que Estados Unidos se debe preparar paraa confrontar a China como su "mayor amenaza potencial", y a la Unión Europea como un "formidable rival". En general, los teóricos se inclinan hacia la multipolaridad como sustituto de la unipolaridad de Estados Unidos, que emergió con el colapso de la URSS, la que participaba en la bipolaridad nuclear. ƑPero qué tal si se equivocan los teóricos?, pregunta en forma muy válida Ferguson. ƑQué "si el mundo entra a un periodo sin poder hegemónico y si, en lugar del equilibrio de poder se genera una ausencia de poder"? (la apolaridad). Aunque se trate, quizá, de una postura limítrofemente asintótica, su planteamiento no es nada descabellado, porque nadie podría eliminar la ocurrencia de una "Nueva Edad de las Tinieblas" cuando los necrófilos teóricos del Armagedón se han apoderado de las riendas del Pentágono: "Un periodo de imperios evanescentes y fanatismo religioso; de saqueo y robo endémico en las regiones abandonadas del planeta; de estancamiento económico y retirada de la civilización a unos pocos enclaves fortificados". ƑNo estamos viviendo, acaso, tal "periodo" con la instauración plutocrática de la globalización financiera? ƑPuede el imperio bushiano aspirar a representar una "civilización"? Los americanófilos escamotean demasiado la definición real de "civilización", cuyo primer requisito semántico, según el genial historiador francés Fernand Braudel, es atenuar los castigos penales por sentencias "civiles", lo cual no cumple el fundamentalismo bushiano con sus anacrónicas penas de muerte selectivas para mexicanos en las cárceles texanas, ni por medio de sus torturas en Abu Ghraib, exclusivas para iraquíes, ya no se diga su segunda acepción semiótica de aspirar a la "universalidad". Desde el siglo XIX, Oscar Wilde consideraba que "Estados Unidos había pasado de la barbarie a la decadencia sin haber conocido la civilización".

QUE FERGUSON CONFUNDA la "civilización" (si releyera a Toynbee sería más precavido para aplicarlo al periodo degradante del bushismo) no obsta para que exprese un impecable diagnóstico sobre los "tres déficit estructurales" del "coloso estadunidense de pies de barro", que desmenuza en su más reciente libro, Coloso: 1) "dependencia creciente de capitales foráneos para financiar el excesivo consumo público y privado"; 2) "importador neto de gente" y con un "ejército de voluntarios muy sobrextendido", y 3) "un déficit de atención" para "proyectos de construcción de estados nación", cuyas intervenciones militares han sido calamitosas.

COMO BUEN BRITANICO thatcheriano, Ferguson es eurofóbico y no le concede la mínima oportunidad a la "vieja Europa", que será enterrada por su demografía de la tercera edad y de baja fertilidad, y que a lo sumo quedará "recluida", si no "americaniza su economía". Páginas más adelante, en la misma revista, Kenneth Rogoff, economista y profesor de política pública de Harvard, coloca a Europa como "la nueva e irresistible fuerza económica que puede dominar el siglo XXI", por delante de Estados Unidos y China. No sólo de economía viven los humanos, y aunque las tendencias apuntan a una "tripolaridad" geoeconómica regional (Estados Unidos, Unión Europea y el noreste asiático de China-Japón y Corea del Sur; aunque quizá, con mayor propiedad, se trataría de una "hexapolaridad", que añada a Rusia, India y Brasil), lo indudable, con todo y sus graves defectos indelebles, es que Europa simboliza el faro, más que el "polo", de mayor irradiación "civilizadora" en el planeta en cuanto a instituciones plurales y defensa de la biosfera se refiere.

AL IGUAL QUE los hierofantes de la globalización financiera del Financial Times y The Economist, Ferguson apuesta a "la próxima crisis económica" de China con "ramificaciones telúricas", además de señalar la incompatibilidad entre el "monopolio comunista en el poder" y su propiedad colectiva con "la propiedad privada y su imperio de la ley". ƑPrepara el carcomido imperio británico su "tercera guerra del opio" contra China? Entre su peculiar lista de "pretendientes al trono", llama la atención que a un notable historiador de las finanzas capitalistas se le escape el "índice BRIC" de la correduría Goldman Sachs, que incorpora en sus siglas las iniciales de Brasil, Rusia, China e India, como las grandes potencias de la mitad del siglo XXI. Desde los Prolegómenos del siglo XIV del inconmensurable tunecino Ibn Khaldun, que Toynbee considera el padre de la sociología moderna, muy poco se puede agregar del mundo islámico, que ahora ha sido degradado como fuente de inspiración teológica del terrorismo moderno, lo cual es retomado por Ferguson, quien tampoco oculta su islamofobia, en el más depurado estilo trivial y tribal de Huntington, y se aprovecha de la galopante demografía islámica, cuya única gracia radica en su "civilización fragmentada", para asustarnos con que "la población de Yemen excederá a la de Rusia en 2050" y que Europa se encuentra al borde de la arabización. Aflora de nuevo la obsesión demográfica de la casta y pura plutocracia globalizadora. En síntesis: "cada una de los potenciales poderes hegemónicos del siglo XXI -Estados Unidos, Europa y China- contiene en su seno las semillas de su declinación, y el Islam carece de los recursos de una superpotencia".

VIENE EL "peor escenario": ante el supuesto de que la "soberbia de los neoconservadores de Estados Unidos sea humillada en Irak" y que el imperio estadunidense pase a la fase de obligada descolonización y se retire precipitadamente en los próximos dos años, Ƒ"quién llenará el vacío de poder", no sólo en Irak, sino también en Afganistán, los Balcanes y Haití? Ƒ"A qué se parecerá el futuro apolar"? Ferguson nos remonta hasta los siglos IX y XI, de excesiva fragmentación europea, lo cual puede ser refutado por muchos historiadores -entre ellos, los árabes rechazarán su aserto sobre el declive del califato abasí en dichos siglos, cuando ciertamente se escindió el Santo Imperio Romano de Carlomagno, el imperio bizantino aceleró su empequeñecimiento y se gestó el cisma entre el mundo católico y la Iglesia ortodoxa-. De paso, con notoria dedicatoria irredentista, sobrestima la conversión de la tribu khazar al judaísmo en el año 7, "que ocupó un vacío de poder euroasiático entre el mar Negro y el mar Caspio". Pero tampoco se acabó el mundo. En tales siglos se advertían los incipientes esbozos de lo que luego serían potencias geopolíticas en la propia Europa, como los Capetos en Francia (año 987) y el reino anglo-normando (año 1066), ya no se diga el califato fatimida egipcio y los selyúcidas precursores del Imperio Otomano que llegaría a su cumbre en el siglo XVI, al unísono de otras potencias marítimas europeas, como la española, la portuguesa y la holandesa. En la peculiar "teoría del caos" que propone Ferguson faltan los "fractales", es decir, los núcleos de estabilidad evolutivamente dinámica, en medio de la anarquía. Curiosamente, aquel "mundo europeo", incluyendo la incorporación del mundo eslavo ruso (Kiev es fundada en 957), se asemeja mucho al actual. Pero, Ƒqué tanto se puede extrapolar lo sucedido en los siglos IX y X, con una infinitud de variables tribales, étnicas, religiosas, geopolíticas y socieconómicas, con el mundo actual en su fase intersistémica que va de la unipolaridad a la multipolaridad? Ferguson, quien da por hecho que Estados Unidos es eterno, tampoco explora las posibilidades de balcanización de su territorio ni sus vulnerabilidades intrínsecas, en particular la demográfica, que ha puesto en pánico al mismo Huntington, quien propugna la pureza angloprotestante frente a los mexicanos, propulsados como la "primera amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos". Tampoco le concede mucho futuro a Latinoamérica, cuyo presente y pasado fueron precisamente desmantelados por la globalización plutocrática: "sus desgraciados y miserables ciudadanos buscarán refugio en el cristianismo evangélico importado de las órdenes religiosas de Estados Unidos". ƑPretenden, entonces, erradicar tanto el guadalupanismo en México -por extensión, a las comunidades mexicanas de Estados Unidos-, como el catolicismo de Latinoamérica, por medio de la conversión forzada?

FERGUSON ADUCE QUE una de las características de aquella época era la ausencia de "instituciones políticas cuando las cuestiones religiosas producían profundas convulsiones" en un "aparente choque de civilizaciones" ƑEs la apolaridad, impulsada como paradigma del "choque de civilizaciones" del racista Huntington, con lo que amenazan los americanófilos al género humano, si los competidores geopolíticos no aceptan las condiciones de Estados Unidos para permanecer como el inmutable poder hegemónico? ƑQué tan inmune será Estados Unidos a la apolaridad si tampoco lo fue en la unipolaridad? Ferguson no concibe la multipolaridad como sustituto de la unipolaridad y sentencia inapelable y perentoriamente la apolaridad del "nuevo desorden mundial". ƑNo le conviene más a Estados Unidos un orden multipolar, del que se ha beneficiado mucho más, como demuestran las experiencias de los siglos XIX y XX, hasta que sucumbió a la sicosis del unilateralismo y su permanente guerra preventiva? Las mentes serenas, maduras y sabias de Estados Unidos tienen todo el tiempo para sopesarlo.

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