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P O L I T I C A
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México D.F. Domingo 8 de agosto de 2004

Antonio Gershenson

Neoporfirismo

No fueron muy originales. Ya Porfirio Díaz tuvo la genial idea de inhabilitar al candidato opositor Francisco I. Madero para las elecciones de 1910, por el procedimiento de abrirle un juicio penal. Recientemente, una peculiar mezcla de políticos y similares decidió dejar fuera de las elecciones de 2006 a un aspirante que representa un proyecto distinto, un proyecto alterno de nación y que, por si fuera poco, encabeza las encuestas de opinión al respecto.

Los que conozcan algo de nuestra historia, que no necesariamente eran mayoría dentro del grupo que tomó esta decisión, deben haber considerado que la idea porfiriana no estaba mal. Cierto, hubo algunos años de disturbios, pero mientras tanto esa elección "la ganó" Díaz. Pero la historia no es precisamente el fuerte de estas personas. Puede ser que haya quienes no saben en qué año fue la expropiación petrolera, pero luego se intenta suprimir partes molestas de los programas de estudio de las secundarias, y finalmente deciden ir aniquilando conquistas sociales de grupos de trabajadores. Por si fuera poco, mantienen una política económica que condena al país no sólo a la desigualdad social, sino al estancamiento económico.

Uno de los ejes de la política alterna es, precisamente, la recuperación de nuestra historia. La recuperación de las culturas prehispánicas no sólo es importante desde un punto de vista educativo y cultural. Incluye muy diversos aspectos, como los hábitos de nutrición, aprovechando el maíz, el frijol, el chile, el amaranto y otros ingredientes locales. Estos alimentos permitieron que se evitara la desnutrición, la obesidad y varios problemas de salud que luego contribuyeron a reducir drásticamente la población de nuestro país durante la Colonia.

La recuperación de nuestra independencia, el rescate de nuestra soberanía nacional, tiene plena vigencia también. El que vivamos en la globalización no impide que tengamos nuestro propio proyecto, nuestras propias soluciones, nuestro propio camino para lograrlas. Quienes han buscado todo fuera del país, ya tuvieron años para demostrar y comprobar su fracaso.

La plena recuperación de la reforma no es sólo la plena vigencia de los derechos civiles. Es también la austeridad republicana para los gobernantes, proclamada y practicada por Juárez. Muchas veces no tomamos en cuenta que derechos tan elementales como el matrimonio civil, que para nosotros es algo ya cotidiano, no existen en otros países, aun en nuestros días, y en otros más son conquistas relativamente recientes. Esto, por no hablar de la educación laica.

La recuperación de las conquistas de la Revolución Mexicana tiene, por lo menos, tres vertientes. Una es el rescate de nuestros recursos naturales. Como dice el artículo 27 de la Constitución: "La propiedad de las tierras y aguas (...) corresponde originariamente a la Nación". Se recuperan las riquezas petroleras y se establece la preminencia del interés público.

El segundo es la búsqueda de una mayor equidad social. Por un lado, están las décadas de luchas de obreros, campesinos y otros sectores populares, que van logrando avances en diferentes áreas. Por otro, se van logrando derechos a la educación, a la salud, a la vivienda, etcétera.

El tercer aspecto, con el que empezamos este escrito, es el derecho de elegir a nuestros gobernantes. ƑDónde queda ese derecho si quienes detentan el poder van a decidir de antemano por quién podemos votar y por quién no? Quienes privaron a Madero de su derecho a ser votado no atentaban contra su derecho individual, sino contra el derecho de millones a votar por él o por quien quisieran, dejando a Porfirio Díaz como única opción real. Así lo entendieron quienes se lanzaron incluso a las armas en contra de esta situación.

Hoy son otras las formas de defender los derechos de los ciudadanos. Se han ido arrancando posiciones, logros, derechos. Son muchos, y serán más, los ciudadanos que se manifiesten, que se movilicen, contra el intento de escamotearles el derecho a votar por quien ellos decidan, y no sólo por quienes los neoporfiristas les den permiso.

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