.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
La Jornada Michoacán
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
Obituario

M U N D O
..

México D.F. Domingo 8 de agosto de 2004

Raúl Zibechi

Movimiento social y poder estatal: relaciones peligrosas

El debate instalado por el neozapatismo sobre el poder estatal corre el riesgo de quedar en el terreno abstracto de los debates ideológicos, si no se lo vincula con las experiencias concretas de los movimientos antisistémicos. La historia reciente de América Latina permite avanzar sobre los resultados de la apuesta estatalista, sobre todo en países donde los movimientos so-ciales participan en diversos espacios estatales. Evaluar cómo ha influido en su fortaleza, capacidad de movilización, unidad interna y credibilidad ante sus bases parece una fuente de aprendizajes para el conjunto de los movimientos.

La participación del movimiento social ecuatoriano en el gobierno de Lucio Gutiérrez, pese al escaso tiempo que algunos de sus dirigentes permanecieron en cargos gubernamentales, puede ser buena ocasión para bajar a tierra el debate que proponen los zapatistas. El movimiento ecuatoriano era quizá el más potente del continente hasta comienzos del siglo: desde 1990, el movimiento indígena aglutinado en la Co-naie fue capaz de promover y organizar varios levantamientos nacionales, tejer alianzas con amplios sectores populares, derrocar dos presidentes, frenar la aplicación de medidas neoliberales y crear una tupida red de contrapoderes, a escala local, regional y hasta nacional, a caballo de las principales oleadas de movilización social. Tras una década de intensa actividad so-cial, el Estado entró en crisis hacia enero de 2000, momento clave para comprender el viraje político que redundó en el triunfo de Gutiérrez y la participación del movimiento indígena -la principal fuerza organizada del país- en el nuevo gobierno.

Esa notable capacidad contrasta vivamente con la situación posterior a la retirada del Movimiento Pachakutik -brazo político-electoral de la Conaie- del gobierno de Gutiérrez, con cuyo decisivo apoyo el coronel llegó al poder. La situación ac-tual está pautada por la división y la escasa capacidad de movilización, el desgaste y la debilidad. No sólo han surgido grietas entre dirigentes -alguno de los cuales si-guen apoyando al gobierno neoliberal- si-no también entre organizaciones de la sierra y la Amazonía, y entre los dirigentes y las bases, luego de la participación de va-rios líderes históricos en el gobierno. Aunque estas divisiones no son nuevas, se re-gistran en un contexto de renovada capacidad del aparato estatal para neutralizar y cooptar, toda vez que cuenta con el apoyo de destacados dirigentes y hasta de sectores enteros del movimiento. El panorama se ha vuelto realmente difícil, y no son pocas las voces que hablan de "un punto de inflexión" (revista Tintají, número 47) y hasta de un retroceso "de una década" del principal movimiento ecuatoriano.

La situación opuesta es la que atraviesa el Movimiento sin Tierra de Brasil (MST). Desde siempre mantuvo estrechas relaciones con el Partido de los Trabajadores (PT) y apoyó la candidatura de Lula, pero supo mantener distancias con el gobierno y profundizar su autonomía. Los sin tierra -a diferencia de los ecuatorianos- no participan con cuadros ni dirigentes en el gobierno del PT. En reciente entrevista publicada por la revista OSAL, Joao Pedro Stédile, principal dirigente del movimiento, sostiene la tesis de que con el gobierno de Lula es posible avanzar en la reforma agraria, ya que hay un cambio en la relación de fuerzas del país, pero, advierte, éste "es un momento de acumulación de fuerzas". No menciona la posibilidad de romper con el gobierno, pero en pocos meses el MST organizó cientos de campamentos y ya hay 200 mil familias, un millón de personas, acampadas en las orillas de las haciendas, presionando sobre la tierra. Es la mayor cantidad de acampados en la historia del movimiento. La reciente campaña "abril rojo" fue una importante movilización na-cional que incluyó 140 ocupaciones de tierras, que fortaleció la autonomía del MST y cortó cualquier pretensión de cooptación o subordinación al gobierno de Lula.

Ahora el MST está empeñado en promover "un proceso de luchas sociales y de movilización que provoque un reascenso del movimiento de masas", para doblegar la política neoliberal del gobierno. Para ello ya se ha puesto en pie la Coordinadora de Movimientos Sociales, que convocará una jornada nacional de movilización centrada en la desocupación para el 7 de septiembre, día de los excluidos. Aunque no lo menciona de forma explícita, el MST parece evaluar que la llegada al poder del PT representa una derrota histórica para la izquierda, toda vez que sostiene que "en Brasil tendremos que reconstruir una práctica de izquierda", porque "en los últimos 20 años nos quedamos solamente acumulando fuerzas en el terreno electoral e institucional", concluye Stédile.

Ambas experiencias pueden servir como espejo para el conjunto de los movimientos del continente. Pero son, a su vez, una buena ocasión para enriquecer el debate sobre tomar o no tomar el poder, acerca de las relaciones que deben mantener los movimientos con los estados y, muy en particular, sobre la participación en instancias y espacios estatales. Ponen en negro sobre blanco, la importancia de la construcción de autonomía como práctica permanente; y de encontrar los espacios físicos, territoriales, en los que pueda ejercerla. El futuro de los movimientos, y la posibilidad de revertir la crítica situación que atraviesan los ecuatorianos, radica en la terca autonomía que mantienen los espacios comunitarios de base.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm

Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Coordinación de Publicidad
Tels: (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00 Exts: 4900 y 4104

Email
Coordinación de Sistemas
Teléfonos (55) 91 83 03 11 y 91 83 03 77

Email

  © Derechos Reservados 2003 DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.
Todos los Derechos Reservados. Derechos de Autor 04-2003-08131804000-203.
Prohibida la reproducción total o parcial del contenido sin autorización expresa del titular.
El título y contenido se encuentran protegidos por la legislación de la materia en la República Mexicana.