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La vieja historia del porrismo

Ilustración: Andrés Mario RamírezHUGO SANCHEZ GUDIÑO, profesor e investigador de la ENEP Aragón y de la Facultad de Ciencias Políticas, realizó una extensa investigación titulada Génesis, desarrollo y consolidación de los grupos estudiantiles de choque en la UNAM (1930-1990).

En entrevista con Masiosare, el investigador pasa revista a la historia del porrismo, "un fenómeno que tiene 80 años y es inherente a la historia de la Universidad".

Siguiendo una bitácora basada en libros, testimonios y publicaciones de época, el catedrático de la UNAM recuerda que "en 1922 el barrio universitario estaba en el centro de la ciudad y es cuando surgen las primeras sociedades de alumnos, consideradas el primer germen de los grupos de choque y de porros".

En 1928, el rector Alfonso Pruneda fue el primer funcionario universitario que contrató un grupo de prefectos que los estudiantes apodan ‘los gorilas’. "Esa camarilla disciplinaria fue integrada con estudiantes y jóvenes de colonias pobres", dice.

En el primer congreso universitario de 1933 se da el famoso debate entre Vicente Lombardo y Antonio Caso –uno a favor de la educación socialista, y el segundo, de la liberal. Lombardo gana la polémica y, en respuesta, Caso usa un grupo de choque de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos para expulsarlo de la Universidad junto con sus seguidores. El grupo se llamaba Los Conejos y estaba dirigido por Manuel Gómez Morín (rector en 1933-34) y por Rudolfo Brito Foucher (rector en 1942-44), que como rectores promovieron a grupos de derecha.

"En 1935, Luis Chico Goerne –cuenta Hugo Sánchez– fue el primer rector con una política institucional apoyada en guardaespaldas, contratados por Aurelio Vallado El Fóforo. Salvador Novo escribió entonces que este personaje fue el primer porro que recibió salario de investigador en la Universidad. El Fóforo reclutó a jóvenes destacados en el futbol americano, el box y la lucha libre, de escuelas universitarias y barrios del centro. Forma el grupo ‘Los Pistoleros de la rectoría’".

"Los primeros grupos de animación deportiva aparecen en 1936, al celebrarse el primer partido de futbol americano entre la UNAM y el Politécnico", reseña el académico.

"El rector Brito Foucher utiliza guardaespaldas juveniles, que los estudiantes bautizaron como ‘la porra bristapo’. En los cuarenta, en el centro de la ciudad, surgen ‘los golpeadores’ y florece la llamada ‘ciudad del antro’. Se crea la Dirección Federal de Seguridad (DFS), que contrata policías juveniles en el servicio secreto que operan en el barrio universitario y en antros. En la secundaria número Uno, refugio y semillero de pistoleros y porros, se crean las novatadas: asaltos y vejaciones a estudiantes de nuevo ingreso".

Surge el Goya, cántico universitario

Al reconciliarse la Universidad con el Estado, durante el alemanismo, se institucionaliza la porra universitaria. "En diciembre de 1952 se inaugura el estadio de CU con el clásico Poli-UNAM (Ciudad Universitaria es abierta hasta 1954) y aparece Luis Rodríguez Palillo, capitán de la porra universitaria. Palillo tenía amistad con Miguel Alemán, que le daba apoyo económico y protección policiaca a su grupo".

"Palillo crea la Goya –dice el investigador–; los estudiantes acostumbraban a irse de pinta a los cines Venus, Río y Goya que estaban en el centro. Luis Rodríguez llamaba a los alumnos a matar clases al grito de "Goya" por los pasillos. El cachún, deriva del futbol americano (del inglés catch on, término de ese deporte) y se asoció al cachondeo con las muchachas en el cine. Rodríguez convierte el estribillo en himno de guerra de los equipos de futbol y después en el grito universitario por excelencia".

"Por eso –afirma Sánchez– la definición de porro proviene del que echa porras, aunque también de cachiporra en su doble sentido: el garrote de la policía y el más osado del barrio".

Por otro lado, en los sesenta hubo grupos de choque de derecha distintos a los porros. El más conocido fue el MURO, un grupo confesional que combatió al comunismo y todo lo que "atentara contra la moral católica". El MURO, relata, censura los cineclubs de Filosofía y Ciencias Políticas y lanza campañas en pro de la ‘virilización’ de los jóvenes que empezaban a usar el pelo largo y a bailar rock and roll. Golpeaban a los chavos y les cortaban el pelo".

El presidente Gustavo Díaz Ordaz utilizó a los porros del "Pancho Villa" para sacar a golpes al rector Ignacio Chávez, con quien estaba enemistado. El grupo era integrado por Leopoldo Duarte, Mario Falcón y Miguel Castro Bustos.

"En 1968 algunos porros se incorporan al movimiento estudiantil, pero otros son usados para atacarlo. Después de la represión de Tlatelolco, las escuelas se vuelven santuarios del porrismo, que busca acabar cualquier vestigio de organización estudiantil".

Hugo Sánchez recuerda que Sergio Romero El Fish "es el prototipo del porro post68. Fue dirigente de la sociedad de alumnos de Química junto con Francisco Barnés (ex rector) y Gerardo Dorantes. El Fish me confesó que los financiaba la regencia de la ciudad y el secretario particular del Presidente". Tras pasar años en la cárcel por formar un grupo de "porros guerrilleros", El Fish es hoy asistente de Roberto Madrazo junto con El Johnny, ex jefe de los porros del Politécnico. Eso prueba que los gobiernos priístas apoyaron y protegieron a los porros".

"En el rectorado de Pablo González Casanova crece el porrismo financiado por el gobierno. Los Panchos propician, con apoyo oficial, la caída del rector", explica.

Los porros también formaron parte de la guerra sucia. Algunos se integran a Los Halcones –protagonistas de la matanza del 10 de junio de 1971– y otros a la DFS para combatir a la guerrilla.

"En los ochenta –afirma Hugo Sánchez– el porrismo se disfrazó de grupos culturales y de animación deportiva, usados para combatir al Consejo Estudiantil Universitario, que se opuso a las reformas del rector Jorge Carpizo. A dos funcionarios universitarios se les vinculó a los porros: Mario Ruiz Massieu y Brígido Navarrete. En la segunda mitad de los noventa, con el CGH, resurgen los porros".

"La tesis central de la investigación –concluye– es que el porrismo es la contraparte del movimiento estudiantil. Habría que preguntarse por qué ahora reaparecen los porros si la comunidad estudiantil está desmovilizada".

(Jesús Ramírez Cuevas)