La Jornada Semanal,   domingo 29 de agosto  de 2004        núm. 495

Este es el Juramento de los Caballeros de Colón, contenido en la obra Los Caballeros de Colón y la Masonería, del I. y P.H. Alfonso Sierra Partida quien fue Gran Maestro de la Gran Logia Valle de México y cofundador de la Organización Masónica Mexicana. La obra fue reeditada por Editorial Herbasa, en México, DF, en 1993, y el Juramento se reproduce tal cual aparece en el sitio www.wenceslao.com.mx/masoneria:

Juramento de los Caballeros de Colón

En presencia del Todopoderoso Dios, de la bienaventurada Virgen María, del bienaventurado San Juan Bautista, de los Santos Apóstoles, de San Pedro y San Pablo, y de todos los Santos, sagradas huestes del cielo y de ti, mi Santísimo Padre, el Superior general de la Sociedad de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, en el pontificado de Pablo III, y continuado hasta el presente, por el vientre de la Virgen María, y la matriz de Dios, y el cayado de Jesucristo, declaro y juro que su santidad el Papa es vice-regente de Cristo y que es la única y verdadera cabeza de la Iglesia Católica o Universal en toda la tierra; y que en virtud de las llaves para atar y desatar, dadas a Su Santidad por mi salvador Jesucristo, tiene poder para deponer reyes herejes, príncipes, estados, comunidades y gobiernos y destruirlos sin perjuicio alguno.

Por lo tanto con todas mis fuerzas defenderé esta doctrina y los derechos y costumbres de su Santidad contra todos los usurpadores heréticos o autoridades protestantes, especialmente de la Luterana de Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia y Noruega y ahora de la pretendida Autoridad e Iglesia de Inglaterra, Escocia y de las ramas de la misma, establecidas en Irlanda, en el Continente Americano y de todos los adherentes a quienes se considera como herejes y usurpadores enemigos de la Santa Iglesia Romana.

Renuncio y desconozco cualquier alianza como un deber con cualquier rey hereje, príncipe o estado, llámese Protestante o Liberal y la obediencia cualquiera de sus leyes, magistrados u oficiales. Declaro además, que las doctrinas de la Iglesia de Inglaterra, de los Calvinistas Hugonotes, y otros de nombres protestantes y masones son condenables, y todos los que no las abandonen.

Declaro igualmente, que ayudaré, asistiré y aconsejaré a todos y a cualquiera de los agentes de su Santidad, en cualquier lugar que estén, ya sea en Suiza, Alemania, Holanda, Irlanda o América, o en cualquier otro reino, o territorio donde vaya, y haré todo lo que pueda para extirpar las doctrinas heréticas, protestantes o Masonas y para destruir a todos sus pretendidos poderes legales y de cualquier clase que sean.

Prometo y declaro, no obstante de que me es permitido pretender cualquier religión herética con el fin de propagar los intereses de la Madre Iglesia, guardar los secretos y no revelar todos los consejos de los Agentes, según sus instrucciones, y a no divulgarlos directamente o indirectamente, por palabra escrita o de cualquier otro modo, sino a ejecutar todo lo que sea propuesto, encomendado y lo que se me ordene por medio de ti, mi grandísimo Padre, o por cualquiera de esta Sagrada Orden.

Declaro además, y prometo que no tendré opinión ni voluntad propia, ni reserva mental alguna; sino que como un cadáver obedeceré incondicionalmente cada una de las órdenes que reciba de mis superiores en la milicia del Papa y de Jesucristo. Que iré a cualquier parte del mundo a donde se me envíe, a las regiones frígidas del Norte, a los espesos montes de la India, a los centros de la civilización de Europa o a las silvestres cabañas de los bárbaros salvajes de América y sin murmuración o queja seré sumiso a todo lo que me sea comunicado.

Prometo y declaro que haré cuando la oportunidad se me presente, guerra sin cuartel, secreta o abiertamente, contra todos los herejes, protestantes y masones, tal como se me ordene hacerlo, extirpándolos de la faz de la tierra; y que no tendré en cuenta ni edad, sexo o condición; y que colgaré, quemaré, destruiré, herviré, desollaré, estrangularé, y sepultaré vivos a estos infames herejes, abriré los estómagos 
y los vientres de sus mujeres, y con la cabeza de sus infantes daré contra las paredes a fin de aniquilar esta execrable raza.

Que cuando no se pueda hacerse abiertamente emplearé secretamente la copa de veneno, la estrangulación, el acero del puñal o la bala del plomo sin tener en consideración de honor, rango, dignidad o autoridad de las personas, cualquiera que sea su condición en la vida pública o privada, tal como me sea ordenado en cualquier tiempo por los agentes del Papa o el Superior de la Hermandad del Santo Padre, de la sociedad de Jesús.

Para todo lo cual consagro mi vida, alma, y todos los poderes corporales y con la daga que recibo ahora suscribiré mi nombre con mi sangre en testimonio de ello, y si manifestare falsedad o debilidad en mi determinación, pueden mis hermanos y mis soldados compañeros de la milicia del Papa, cortar mis manos y mis pies y mi cuerpo de oreja a oreja, abrir mi vientre y quemar azufre en él y aplicar todos los castigos que se puedan sobre la tierra y que mi alma sea torturada por los demonios en el eterno infierno para siempre.

Que daré mi voto siempre por uno de los Caballeros de Colón, con preferencia a uno Protestante, especialmente que a un masón, y que haré que todo mi partido haga lo mismo. Que si dos católicos están luchando, me convenceré quién defiende más 
la Santa Madre Iglesia y daré mi voto por él. No trataré ni emplearé a un protestante si está en mis facultades tratar o emplear a un católico. Colocaré a una señorita católica en familia protestante para que semanriamente rinda un informe de los movimientos familiares de los herejes.

Que me proveeré de armas y municiones a fin de estar listo, para cuando se dé la orden, o me sea ordenado defender la Iglesia, ya como individuo o en la milicia del papa. Todo lo cual, juro por la bendita trinidad y el Bendito Sacramento que estoy para recibir, ejecutar y cumplir este juramento.