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México D.F. Miércoles 1 de septiembre de 2004

Carlos Martínez García

El obispo y la CNDH

Habla de todo y cree que tiene autoridad para hacerlo. No quiere tener interlocutores, sino feligreses obedientes que siguen al pie de la letra sus instrucciones. Lanza diatribas por todos lados con tono autoritario. Esta vez le tocó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ser descalificada por el obispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez. El prelado salió en defensa del gobernador de la entidad, Francisco Ramírez Acuña, quien a su vez descalificó la recomendación de la CNDH sobre el caso de los altermundistas presos.

Los grupos que manifestaron su desacuerdo y crítica contra la reunión de países de América Latina y el Caribe y la Unión Europea, el 28 de mayo pasado en la capital jalisciense, fueron contenidos por distintas fuerzas policiacas en las calles tapatías. Después de esto bien organizados piquetes de policías se dieron a la tarea de lanzarse contra todos aquellos que les parecieran sospechosos de haber participado en las manifestaciones callejeras. En esta operación tundieron a hombres y mujeres por parejo, se llevaron a varios a las cárceles y los torturaron física y sicológicamente. De todo ello existen múltiples testimonios periodísticos, tanto de la prensa escrita como de la televisiva y radiofónica. Sumadas a esto existen las declaraciones de quienes sufrieron los embates policiacos, así como las evidencias proporcionadas por los familiares y amigos de los golpeados o encarcelados. Todas estas evidencias y testimonios, además de otros elementos que apuntan a la salvaje acción de las autoridades de Jalisco, nutrieron la investigación de la CNDH y la llevaron a concluir que hubo flagrante violación de derechos humanos.

La bien documentada recomendación fue mal recibida por el gobernador, quien sin comprenderla a cabalidad la hizo a un lado y pidió al organismo que no se entrometa en asuntos que, según él, desconoce. Por su parte, el obispo Sandoval Iñiguez consideró oportuno intervenir en favor del gobernador, para ello desenvainó su flamígera espada contra la CNDH y la señaló como defensora de delincuentes. Además sentenció que la recomendación de la comisión "no está completa" y que el organismo se ha dejado influir por entidades internacionales. Así nada más; no consideró necesario dar pruebas de esas influencias, Ƒpara qué?, si con su palabra de alto clérigo basta y sobra para lapidar a quien se le opone.

Juan Sandoval Iñiguez con gusto forma parte de una corriente en el seno del Episcopado Mexicano que con anterioridad hemos denominado opción preferencial por los ricos. Es contraria a los movimientos democráticos, por más que a veces defienda los derechos políticos de ciudadanos y ciudadanas. De la misma manera defiende a ultranza la organización vertical de la Iglesia católica, en la cual los feligreses nunca deben poner en duda las directrices de los dirigentes eclesiales. Es contrario a la pluralización religiosa, la cual avanza por todo el país, y no se anda con buenas maneras para referirse a quienes son cristianos pero no católicos y romanos. Por eso con una frase que quiso ser hilarante e ingeniosa dijo que los protestantes no tenían madre, por aquello de que no veneran a la Virgen de Guadalupe, patrona de todos los mexicanos. Por más extendido que esté el culto de la Guadalupana en nuestro país, no alcanza a la totalidad de los mexicanos más que en los alegres cálculos de obispos como Juan Sandoval.

El cardenal de Guadalajara es bueno para dictar sentencias sin sustento. Busca reproducir en la sociedad el modelo del que es partidario en el interior de la organización eclesiástica a la que pertenece. Quiere que las autoridades civiles se ciñan a sus consideraciones, pero en lugar de aportar pruebas y evidencias que sostengan sus dichos, nada más lanza consignas y líneas de acción que los demás deben seguir. Así se ha conducido en el caso del asesinato del cardenal Posadas, su antecesor en la diócesis tapatía. A toda costa busca convertir a Posadas en mártir de la fe católica. Para ello ha construido una teoría del complot muy intrincada. En su visión, coincidieron los más inusitados actores políticos, intereses económicos y redes del narcotráfico para eliminar al clérigo. Nunca ha dicho cuáles fueron las acciones desarrolladas por Posadas Ocampo que habrían hecho conjuntar fuerzas a sus enemigos para liquidarlo. Sandoval quiere un mártir y seguirá empeñado en conseguirlo.

El obispo de Guadalajara es principal impulsor de la beatificación/canonización de varios cristeros. Porque para él fueron defensores de la fe que se vieron obligados a tomar las armas contra gobernantes enemigos de la Iglesia católica. Amnésicamente relega las atrocidades cometidas por los cristeros, y si las recuerda le basta con rociarles agua bendita para santificarlas.

Si un personaje como Sandoval Iñiguez descalifica a la CNDH, entonces quiere decir que la comisión hizo bien su trabajo en el asunto de los altermundistas que vieron ultrajados sus derechos humanos en Guadalajara.

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