MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Fox y sus buenas noticias para toda la gente

Percepción: quiere pero no sabe hacer las cosas

CON VARIOS PETARDOS a punto de estallarle en la mano, esta noche el presidente Fox asiste a su cuarta cita republicana en San Lázaro, durante la cual, dice, "vamos a dar muy buenas noticias para toda la gente".

A MENOS QUE la referencia sea que ya sólo le faltan dos años y tres meses para que abandone Los Pinos, no se ve por dónde puedan fluir las buenas nuevas, porque al guanajuatense se le acabaron los trucos de magia y las chisteras.

EN ENCUESTAS BASO su estrategia de triunfo y ahora son las propias encuestas las que un cuatrienio después describen su fracaso: "Tras cuatro años de gobierno, el presidente Vicente Fox no llega en su mejor momento al antepenúltimo informe de labores. De acuerdo con los resultados de la encuesta de Parametría, el nivel de aprobación promedio en 2004 se encuentra en el punto más bajo de todo su mandato, y dicha aprobación se sostiene principalmente de las buenas intenciones que la gente ve en el presidente y no tanto de su forma de gobernar al país. Asimismo, las expectativas creadas con el nuevo gobierno siguen estando por debajo de lo que se esperaba, al menos así lo considera una parte importante de la población. Todo lo anterior sugiere que la imagen transmitida a los mexicanos de parte de la institución presidencial es la de alguien que quiere pero no sabe cómo hacer las cosas. La interrogante aquí es si sólo con el querer bastará para salir avante en lo que resta del sexenio".

POR MEDIO DE su Carta Paramétrica, la citada empresa encuestadora difundió los resultados de su "evaluación del presidente Vicente Fox a cuatro años de gobierno" (encuestas en vivienda; representatividad nacional; número de entrevistas: 1000; nivel de confianza estadística 95 por ciento; margen de error +/- 3.1 por ciento; fecha de levantamiento del 14 al 18 de agosto) entre los que destacan: "después de cuatro años de gobierno, el nivel de aprobación del trabajo desempeñado por el presidente Vicente Fox en lo que va de 2004 se ubica en 50 por ciento, el porcentaje promedio más bajo durante toda su administración. En 2001 el nivel de acuerdo alcanzado por el actual gobierno superó 60 por ciento, según mediciones realizadas por Reforma y Consulta Mitofsky durante ese año. Para 2002 Parametría registró 55 por ciento en promedio y en 2003 obtuvo 56 por ciento. Esto nos habla de que el Ejecutivo federal no llega en su mejor momento al cuarto informe de gobierno".

Señala el documento referido que "normalmente en la mayoría de las encuestas que miden la aprobación de un gobernante suelen omitirse las razones que hay detrás del nivel de acuerdo o desacuerdo con la forma de trabajar de una administración. Este aspecto poco evaluado pero de gran importancia, nos permite captar de alguna manera cuál es la imagen que un gobernante está transmitiendo a sus gobernados, tanto para quienes lo apoyan como para aquellos que no lo hacen. En el caso de la figura presidencial, llama la atención que entre quienes aprueban su labor lo hagan más por cuestiones relacionadas con sus buenas intenciones como persona (31 por ciento) que por su forma de gobernar (26 por ciento). De hecho, si se observan cuidadosamente los datos de Parametría de diferentes mediciones en el tiempo, se puede apreciar que el argumento de que es un hombre que sabe gobernar no termina de convencer a las personas que lo califican positivamente. Otras de las razones ofrecidas por aquellos que lo aprueban señalan aspectos como el cumplimiento de promesas (14 por ciento), el combate a la corrupción (12 por ciento) y en último lugar la mejoría de la economía (11 por ciento)".

NO OBSTANTE, APUNTA, conocer los motivos por los cuales algunos ciudadanos aprueban la gestión del presidente Vicente Fox no es suficiente, también es interesante analizar las causas por las que ciertos sectores de la sociedad no aprueban su trabajo. Por ello, "al indagar en este sentido se encuentra que la razón principal para desaprobar al Presidente de la República no radica en el pobre desempeño de la economía nacional, ni en la corrupción, así como tampoco en la inseguridad u otras áreas, sino en la falta de capacidad para gobernar (40 por ciento) y, al parecer esta idea ha venido creciendo con el tiempo".

UN ELEMENTO ADICIONAL para evaluar al Ejecutivo federal tiene que ver con el cumplimiento de las expectativas creadas cuando era candidato a la Presidencia de la República y aquellas que se generaron al inicio de su mandato. "De junio de 2002 a la fecha, aproximadamente un tercio de la población cree que Vicente Fox ha hecho realidad las expectativas formadas alrededor de su gobierno, y en agosto de este año esta proporción se ubica en 30 por ciento. Pero también hay quienes opinan que Vicente Fox ha ido más lejos de lo esperado, aunque este porcentaje no va más allá de 17 por ciento de los entrevistados entre junio de 2002 y agosto de 2004. En la última medición de Parametría este dato se encuentra en 13 por ciento. Sin embargo, aún sumando los resultados de los que consideran que Vicente Fox ha hecho lo esperado o más de lo previsto, esta suma no supera la proporción de personas que piensan lo contrario, ya que para casi la mitad de los mexicanos el desempeño del actual presidente se encuentra por debajo de las expectativas".

EN MARZO DE 2003, el 26 por ciento de los encuestados consideró que el presidente Fox "no sabe gobernar" y 9 por ciento que "no es bien intencionado"; en agosto de 2004, en vísperas de su cuarto informe, la primera de esas proporciones subió a 40 por ciento y la segunda se redujo a 4 por ciento.

DE ALLI, PUES, que los encuestados concluyan que "si sólo con el querer bastará para salir avante en lo que resta del sexenio".

Las rebanadas del pastel:

EL LLAMADO PRESIDENCIAL a la unidad encuentra sorprendente respuesta: cada día son más los mexicanos que se manifiestan abiertamente en contra de los resultados ofrecidos por el gobierno del "cambio"... Como en abril pasado, el diputado panista Juan Molinar Horcasitas ya puede denunciar el hallazgo de otro delincuente electoral, su correligionario Santiago Creel, y presumir que como "no hay agravio, no hay disculpa".

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