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México D.F. Viernes 10 de septiembre de 2004

REPORTAJE /PROYECTOS INDEPENDIENTES

Falta financiamiento y mejor distribución, coinciden editores

Revistas culturales: muchos escollos y pocos estímulos

Siempre a contracorriente, los involucrados en publicaciones de carácter independiente deben sortear serios obstáculos para sobrevivir, como la discrecionalidad del poder público en la compra de publicidad

CARLOS PAUL

La falta de un sólido financiamiento y una adecuada distribución son dos de los principales problemas que las revistas culturales independientes deben enfrentar para subsistir.

En el país, el apoyo discrecional del Estado a ese tipo de publicaciones, vía subsidios o publicidad, ha propiciado dependencia e inestabilidad, coincidieron editores en el Encuentro de Revistas Culturales que ayer concluyó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y al que asistieron editores de España, Argentina, Colombia y México.

Las revistas culturales ya no se definen como aquellas destinadas sólo a la literatura, con información complementaria de las demás artes. Ahora su universo se ha ampliado y especializado.

En la actualidad existen aquellas que conforman una miscelánea cultural y otras específicamente enfocadas a la poesía, historia, filosofía, ciencias, política, fotografía, artes plásticas, arquitectura, etcétera.

Cada una de ellas, no obstante estar dedicadas de cierta manera a un determinado lector, para subsistir tienen que enfrentar problemas similares como son el financiamiento y la distribución.

En el caso del financiamiento, generalmente lo obtienen mediante tres vías: publicidad, suscripciones y venta directa. Estos rubros son satisfechos según la imaginación, la influencia o el poder de negociación de cada editor.

Motivar el consumo de la cultura

En México, la participación de sus habitantes en la lectura y el interés por temas culturales ''es sumamente bajo y alarmante", por lo que la función de esas publicaciones, a diferencia de otros países, es en principio motivar el consumo de la cultura por medio de la inteligencia y el humor, señala Marcela Villoro, editora de la revista independiente Tragaluz, de Guadalajara.

Para Villoro el escaso número de lectores y la falta de financiamiento ''es algo que comparten todas las publicaciones.

''La sobrevivencia económica es uno de los grandes retos. En el país, aun cuando algunas revistas tienen un reducido subsidio institucional, sufren también ciertas limitaciones, como ocurre con el hecho de no incidir en un público más amplio", lo que se traduce en problemas de distribución.

''No se diga la situación de las revistas independientes, sin apoyo gubernamental. Estas tienen más dificultades para conseguir recursos, para producir desde una buena presentación o pagar colaboraciones hasta lo que es también la distribución.

''Esas son dos de las principales dificultades que enfrentan todas las revistas culturales, de manera que los involucrados en estos proyectos lo hacen por pasión y vocación, luchando siempre a contracorriente.''

Un problema extra de las revistas que se editan en otras ciudades del país ''es el centralismo, pues los editores, los colaboradores, las instancias e instituciones que pueden proporcionar publicidad están en el Distrito Federal y eso provoca, entre otras cosas, que suban los costos de publicación".

Evaluación con honestidad

Oscar Sauri, editor de la revista independiente Navegaciones sur y también de la publicación institucional Camino blanco, editada en Mérida, Yucatán, señala que a los editores ''nos ha faltado valor para evaluar con honestidad el papel de las revistas culturales mexicanas, pues muchas aún no salen de un pensamiento seudonacionalista, regionalista, infantil y pudoroso que se heredó del pasado régimen.

''En México una revista de cultura o es lúdica, gozosa, alternativa, plural; o es oficiosa, institucional, cuadrada, aburrida, no propositiva; o es la que surge en la marginalidad: fulminante y contestataria, autodestructiva y suicida.

''Lamentablemente existe una falta de autocrítica y crítica del quehacer de esas publicaciones, llámense universitarias, institucionales, independientes o de pequeña empresa cultural.

''Los creadores de revistas culturales no han ido al ritmo de la realidad que hoy demanda el país.

''No se ha encontrado -según Sauri- un punto medio. Una alternativa propositiva, crítica, viable, sostenible y autosustentable.''

No obstante, explica, tal situación se debe, entre otras cosas, ''a la falta de una alternativa real de financiamiento y distribución que padecen muchas de las revistas culturales.

''En México parece que la consigna es: crea tu revista, escribe tu libro, pero no lo distribuyas".

Para Sauri ''el obstáculo fundamental es la distribución. Como ejemplo está lo que se hace en las universidades, pues editan un montón de libros, pero no los distribuyen.

''Por otro lado, la política hegemónica cultural que vive hoy el país consiste en decirnos: sean empresas autosustentables, la cultura es un negocio, véndanse, pero para eso tampoco están las condiciones.

''Cuando se plantea: por qué la iniciativa privada mexicana no invierte en la industria cultural, es porque a la mayoría de los empresarios no les interesa la cultura, ni siquiera la ven como negocio.

''La política cultural del actual gobierno, no sólo la que concierne al apoyo de revistas culturales, sino en general, es muy caótica, y consecuencia de que el Estado no quiere seguir gastando en cultura, y sí con la idea de que ésta tiene que ser lanzada al mercado.

''El Estado debe entender que ese gasto es una obligación irrenunciable y la tiene que cumplir de manera transparente, no como lo hace hoy, de modo discrecional, lo que propicia dependencia e inestabilidad en las publicaciones culturales.

''La realidad es que el gobierno federal sencillamente fomenta lo que quiere y lo que no, pues no lo apoya.

''Se tienen que regularizar los apoyos del Estado -destaca Sauri-, para saber quién y cómo se decide el pago de publicidad a tal o cual revista. Eso lo determinan personas concretas con enorme discrecionalidad."

Ordenar la discrecionalidad

Manuel Ortuño, quien es director de la revista Lettra Internacional y presidente de la Asociación de Revistas Culturales de España (ARCE), fundada a finales de 1983, comenta:

''Lo que ARCE hizo fue aglutinar de manera plural a un sector de heterogéneos editores y exigir al gobierno un manejo transparente, público y equilibrado de los fondos públicos destinados a esas revistas; no sólo como una demanda del sector, sino como una obligación del gobierno".

El propósito, en principio, fue evitar ''por todos los medios" que los recursos aportados por los contribuyentes españoles se manejaran de manera discrecional en el ámbito cultural.

ARCE, según Ortuño, ''de alguna manera vino a ordenar esa discrecionalidad, en el sentido de que esos recursos no terminaran en un fondo perdido, sino que se invirtieran en acciones para beneficio de las publicaciones, el gobierno y de los ciudadanos".

Para ello, por ejemplo, diseñaron un sistema de compra de suscripciones a las revistas culturales por el Estado, cuyo destino son las bibliotecas públicas.

''Se renunció a la ley de la selva, en la que cada publicación tenía que buscar el apoyo discrecional del Estado y para que se aplicaran esos dineros a las bibliotecas. Con ello se benefician esos recintos, la revistas, la administración pública al tener un convenio transparente de apoyo y los ciudadanos al tener acceso a la publicación."

El apoyo discrecional de un gobierno vía publicidad, expresa Manuel Ortuño, implica ''un grado de inestabilidad muy grande para esos proyectos culturales, pues se depende de la voluntad del político y de su futuro cambio; lo que provoca que esas iniciativas intelectuales puedan tener vida efímera o que no se apoyen proyectos comprometidos, sino a personas que sólo por conocer al funcionario en turno generan un proyecto con vida fugaz, sin compromiso intelectual y social".

Por la experiencia de ARCE, manifiesta su titular, ''se puede ver en qué medida las revistas culturales organizadas pueden ser un elemento regulador de dicha discrecionalidad, ya sea en subsidios, becas e inclusive en el manejo de la publicidad institucional.

''Cada revista tiene sus necesidades, pero eso no obsta para que se instrumenten convenios o mecanismos reguladores, transparentes, equilibrados, para saber dónde y por qué se da el dinero. Esto, por supuesto, debe ser acordado con las propias revistas."

Eclosión a finales del franquismo

En la actualidad ''más de 200 publicaciones españolas reciben apoyo por suscripción y se destinan a 850 bibliotecas públicas.

''En ARCE, además de fundaciones y otro tipo de revistas, se aglutinan más de 100 con carácter cultural, de diferentes formatos y periodicidad. Se integran también revistas culturales institucionales."

Estas últimas ''no entran" en lo que es el sistema de captación de publicidad colectiva, señala Ortuño, ''pues somos partidarios de que una revista editada por el gobierno no debe competir en ese tipo de cuestiones comerciales con las independientes".

La asociación se plantea y desarrolla entre sus aspectos técnicos y profesionales ''desde encontrar cómo comprar insumos de manera colectiva, seminarios de todo tipo, aprovechamiento de nuevas tecnologías, hasta cuestiones de distribución abriendo un local sólo de revistas culturales. Sin embargo, la más relevante fue la de acordar un marco regulador con el gobierno para el manejo de los fondos públicos".

Determinar las características de una revista cultural ''es un poco difícil", sin embargo, según distintos editores, algunas de sus señas de identidad se reflejan en aquellas cuyo contenido ''se apega a los procesos políticos, sociales, culturales e históricos que vive la sociedad en la que ese tipo de proyectos se desarrollan.

''También es un espacio privilegiado de análisis, reflexión, crítica y gozo que quiere intervenir con propuestas sobre lo que pasa en una sociedad. Es un proyecto, un documento que no le interesa la información inmediata, sino los procesos.

''Es un foro, un puente que de manera continua pone en cuestión las cosas y analiza que detrás de la aparición de un libro, una película, una obra, etcétera, hay procesos de mayor profundidad."

En los últimos años de la dictadura franquista -explica Ortuño- hubo una eclosión de revistas pero más de carácter político y social. Eran los únicos reductos con cierta permisibilidad de discusión y reflexión.

''Con la normalización democrática en España, ese tipo de revistas más ideologizadas fueron desapareciendo, porque esos debates, en un ámbito de libertad de expresión, se trasladaron a otros medios, fundamentalmente a la prensa escrita y los suplementos al tiempo que surgieron revistas especializadas en la creación cultural. Fue en los años 80 que ocurrió esa eclosión de publicaciones sobre arte, literatura, cine, teatro, música, etcétera".

Hoy, uno de los retos de las revistas culturales en España ''es profundizar en su proyección", pues -dice el titular de ARCE- ''se viene un nuevo ciclo, en el que esas publicaciones van a jugar un papel, otra vez, muy importante".

Eso se debe a que ''actualmente las sociedades se articulan de una manera distinta; estamos inmersos en un fenómeno globalizador en el que se produce una información unidireccional, continua, rápida, en tiempo real, lo que propicia falta de análisis, de crítica, de vocación de intervenir políticamente en lo que nos rodea''.

Otro reto que se inscribe en ese contexto ''es la utilización de las nuevas tecnologías como Internet, pero no como competencia, sino como un mundo por explorar en el que se pueden generar proyectos paralelos a las revistas culturales.

''Creo -expresa Ortuño- que intelectuales y artistas paulatinamente reclaman otra vez espacios en los que con mayor tranquilidad se pueda discutir, no sobre lo que pasa día a día, sino lo que sucede en perspectiva histórica, con proyectos de cooperación con distintos sectores de la cultura, a mediano y largo plazos, con posibilidades de salir de nuestros países."

Sobrevivencia en Argentina

Para Jordi Gracia García, historiador español y profesor universitario, el perfil de las revistas culturales de su país ''es semejante a lo que es la vida intelectual de la España de actual: democrática, satisfecha, narcisista y con muy poco talante autocrítico, porque viene de una fase infinitamente despreciable que es el franquismo.

''El nivel de conquistas democráticas, intelectuales y culturales que se vive hoy, ha propiciado una especie de atonía crítica. Hay poca agresividad de pensamiento, un nivel de conformismo difuso, pero real, y faltan banderas ideológicas capaces de movilizar de una manera potente a escritores, pensadores, creadores, críticos, ensayistas, quienes podrían ser los que las impulsaran".

El desafío en Argentina es otro. Daniel Samoilovich es director de la revista Diario de Poesía y presidente de la '''incipiente" Asociación de Revistas Culturales de ese país.

Aunque constituida ''hace un par de años" de manera formal, esa agrupación se ha visto afectada por las recientes crisis económicas en el país sudamericano, por lo que sus integrantes -''no más de ocho"- se vieron obligados a concentrarse en la sobrevivencia de sus propias revistas, expresa Samoilovich.

''Una asociación para que tenga vida verdadera, es aquella en la que las revistas vean beneficios concretos en asociarse".

Esa circunstancia en Argentina, ''en los últimos dos años, no se ha dado". Sin embargo -explica- ''es importante saber para qué sirve una asociación y cuáles han sido las cosas, que por experiencia de colombianos y españoles, se han ido descartando.

''Una asociación -dice el editor argentino- no sirve para comprar insumos de manera colectiva, no funciona porque son muy diversos. No sirve para buscar canales de distribución unificados, porque algunas son revistas regionales o especializadas o algunas apuntan más a la suscripción.

''No obstante, una asociación sí sirve para compartir experiencias, para tener presencia conjunta en ferias internacionales y exportar; y, sobre todo, sirve para imponer transparencia a las compras que hace el Estado, vía suscripciones, bibliotecas o subsidios. Y como estos últimos, quizá son los más importantes, en nuestro caso no se han dado, debido a la situación por todos conocida, y por ello de alguna manera no se ha podido, por el momento, concretizar la asociación como quisiéramos, pues la intención es aglutinar cerca de 100 revistas, que tenemos encuestadas".

En la actualidad ''ha habido muchas dificultades económicas y pocos estímulos", sin embargo, concluye Daniel Samoilovich, ''uno le puede encontrar a esa situación un contenido de desafío heroico. Nosotros mantendremos en la medida de lo posible una continuidad en lo que respecta a las revistas culturales, así como la esperanza de una vida mejor".

El Encuentro de Revistas Culturales concluyó ayer y se espera que en el contexto de las conclusiones, se vean las posibilidades de las revistas nacionales de cultura para poder impulsar la creación en México de una asociación similar a la de España.


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