ASTILLERO

Julio Hernández López

Confiad, no sospechéis

El código Da Creel
Marta: levántate y anda
Rayitos de desesperanza

ACUSOME, PADRECITO CREEL, de vivir en permanente estado de sospechosismo, poseída sin descanso por el recelo y la suspicacia, llena de dudas y desconfianza, naturalmente predispuesta a no creer en nada, asida con desesperación a un catecismo de falsas enseñanzas que sólo contiene teorías que empiecen con ce, como conjura, conspiración o compló. šOh, licenciado Palacio, Ƒqué hará esta columna de ansiedades y depresiones, que por tanto se llama farmacéuticamente Pastillero, si hacia donde quiera que voltea sólo encuentra motivos para continuar con la paranoia que cree nacional, convencida de que la política es hoy, como diría el jefe del clasicismo sexenal, un cochinero?! Oh que en realidad es una S.O.S.pecha: Ƒacaso el mejor mundo posible será el ensayado la noche de El Grito en Tepic, donde el gobernador popularmente llamado El Tigre Toño hizo aparecer como nuevos héroes patrios a la Pantera Rosa y a Mickey Mouse, dibujados en castillos pirotécnicos que así caracterizaban la nueva historia nacional según la Coca-Cola hecha gobiernos, federal y nayarita? (Gracias a Antonio Gerardo Romero por allegar a esta sección los reportes periodísticos del caso.)

APUSOME, CADRE -CONTINUA esta columna con su disléxico testimonio- de desconfiar, por ejemplo, de las muy modositas declaraciones hechas ayer por la dama que cree escuchar desde Tlaxcala convocaciones lazarinas para levantarse y andar: ella, asegura, ya decidió "no buscar" la candidatura presidencial, pero aun así cree que ya llegará el tiempo de que la nación entera debata acerca de la ética (vestida con trajes Chanel), la responsabilidad social (ejercida mediante Vamos México y sus derivaciones como la Lotería Nacional y la comisión impresora de libros de texto gratuitos) y los derechos políticos de las esposas para aspirar al mismo cargo que su cónyuge en funciones. Del Vamos Mar(t)icarmen auspiciado por esa comedia de enredos llamada PRD, al resucitado Vamos Marta que simplemente está a la caza del previsible nuevo acceso de cinismo en el sol azteca que le llevaría a pretender que, con un ridículo viaje de descanso por el extranjero, el gobernador tlaxcalteca podrá atenuar la aberración de haber construido con recursos públicos la candidatura de su esposa para que pretenda ser la sucesora.

(SOS PECHOSA, TAL vez fueron las dos palabras que en su momento inspiraron la nueva aportación gramática del Creel visitador de Galilea...) Sospechosa (una sola palabra) resulta pues la insistencia de los declarantes oficiales de ayer, quienes no encuentran nada oscuro, anormal, extraño o raro en la reunión que en abril tuvieron el presidente de la República, el procurador federal de justicia (buen amigo de sus amigos futboleros, a los que suele regresar el balón a pesar de los vidrios estrellados), el secretario que cree gobernar mediante desayunos (recuérdese que él organizó la visita del cardenal Juan Sandoval al rancho San Cristóbal) y la consejera jurídica de Los Pinos (asesoría, por lo que se ve, virtualmente inexistente) ni más ni menos que con el amable presidente de la Suprema Corte, el muy piadoso hombre que a adecuada hora el buen Vicente elevó a los altares judiciales del país, don Mariano Azuela que ha resultado muy bien dispuesto para hacer visitas profesionales a domicilio, en este caso a Los Pinos, siempre puesto para bien servir a Los de hasta mero arriba, a la derecha. Unidos en la defensa de un sistema judicial invadido por el cáncer de la corrupción y el servilismo, don Diego de las Trácalas y Don Santiago (éste el candidato oficial, en tanto la Doña retoma su lugar en la carrera), mientras el vocero Rubén hace como que torea al burel que sabe altamente peligroso para los maletillas habilitados de matadores en forma. (ƑQué hacían aquellos personajes -Chente, Rafa, Chago, Tere y Mariano- reunidos para hablar con desafuero del caso de López Obrador, cuáles eran los propósitos de esa versión en las alturas de las acomedidas diligencias judiciales habidas en febrero en un hotel de Polanco con Carlos Ahumada como personaje central? No caigáis en el sospechosismo, recomienda el comendador Don Zantiago (la zeta es una seña de identidad futurista con su compañera ceceante, hoy en receso táctico, ya en espera de entrar al relevo). No sospechéis, confiad, confiad...

TAMPOCO OS MUEVA a reticencia escuchar al apóstol chihuahuense que desde la contraloría practicó el milagro de la multiplicación de los peces (en lugar de encarcelarlos, fuesen gordos o flacos, permitió impunidad y reproducción), cuando ahora anuncia que desde la bancada blanquiazul de San Lázaro impulsará una reforma legal que permita acabar (jua, jua, jua con acento norteño) con los funcionarios transas, de tal manera que México no sea más un "paraíso de corruptos". Confiad, confiad, no sospechéis.

CONFIANZA SIN SOSPECHAS también es la que un amplio segmento popular, decepcionado del fracaso foxista, deseoso de alternativas de izquierda, entrega diariamente a su rayito de esperanza que sin embargo, urgido por la necesidad de hacer alianzas, de fortalecer la posición sitiada, mantiene y crea relaciones políticas turbias. Por ejemplo, mantiene intacto su nexo con el bejaranismo que le dio la base electoral para llegar a la jefatura de Gobierno y que hoy sigue siendo sustento de movilizaciones y apoyo. Y también ha dado lugar de privilegio a la asociación con el grupo que desde el zedillismo fue enviado a tomar el control de la UNAM y que, mediante canjes políticos y económicos con la corriente dominante del oportunismo perredista unamita, se viste de liberal, democrático, una especie de tibio izquierdista ilustrado. Allí están las invitaciones y los elogios al rector que se hacía grandote y se hacía chiquito, presuntamente fumigado de las plagas que más delante, en caso de llegar al poder, habrán de ser vistas con sorpresa (šOh, pero cómo es posible!), cual si no estuviesen presentes desde hoy pero el pragmatismo extremo hiciese como que no las viese e incluso las considerara virtudes más que defectos. Confiad, confiad...

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