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México D.F. Jueves 23 de septiembre de 2004

Soledad Loaeza

La migración y la nueva sociedad en Estados Unidos

En la Cumbre de Negocios que se celebró en Boca del Río, Veracruz, el politólogo de la Universidad de Harvard, Samuel P. Huntington, presentó las tesis de su libro de reciente publicación, Who we are (Quienes somos). Desde que esta obra apareció en la primavera pasada despertó una amplia ola de críticas en primer lugar en Estados Unidos. Las más sonoras fueron las reacciones en contra del mensaje político que subyace en la argumentación de Huntington según la cual las dimensiones y el origen regional de la migración del último tercio de siglo a ese país son el fin de Estados Unidos, tal como hasta ahora se conocen. Dados estos parámetros, la migración hispánica es hoy en día la mayor amenaza a la integridad cultural, y finalmente nacional, de ese país.

Con este libro Huntington se ha erigido en el portavoz de los grupos alarmistas que en Estados Unidos no son pocos ni pequeños, y que presagian la derrota de su identidad más auténtica que es, según ellos, básicamente blanca, anglosajona y protestante, WASP por las siglas del estereotipo en inglés. Según ellos, la presión migratoria de las poblaciones provenientes de América Latina -y de México en particular-, a las que ven como bárbaros del sur, provocará la caída de Estados Unidos.

La naturaleza del argumento de Huntington es cultural sólo en apariencia, como lo es la intención analítica. Las implicaciones de la hipótesis de que los nuevos inmigrantes a Estados Unidos son inasimilables van mucho más allá de las transformaciones culturales a las que el autor de Who we are dice atenerse. Cuando señala la incapacidad o renuencia de los hispanos a integrarse plenamente en la cultura dominante estadunidense no se refiere sólo a supuestos problemas lingüísticos, sino que pone en tela de juicio su disposición a desarrollar una verdadera lealtad a las instituciones de la democracia de Estados Unidos. En ese país de migración la pertenencia a la comunidad nacional se ha definido históricamente en primer lugar a partir del compromiso con sus valores e instituciones políticas. Cuando Huntington escribe que la elevada concentración de mexicano-estadunidenses en los estados que fueron en el siglo XIX territorio mexicano puede conducir al separatismo y desmembramiento de la unión americana, está cuestionando, en forma por demás injustificada, esa lealtad. Es decir, si acaso fuera cierto que los inmigrantes hispánicos no pertenecen a la comunidad nacional estadunidense, como sostiene Huntington, no es porque así lo deseen, sino porque la argumentación de este autor los excluye.

La principal debilidad analítica del libro de Huntington consiste en que se sostiene en un concepto superado de aculturación, según el cual éste es un proceso unidireccional y sustitutivo en el que los inmigrantes y sus descendientes adquieren la cultura del país de elección en el mismo grado en que pierden la propia. Partiendo de una noción distinta de aculturación, Richard Alba y Victor Nee muestran en Remaking the American Mainstream, publicado también este año por Harvard University Press, que los nuevos perfiles de la sociedad estadunidense son producto de un proceso multilineal que, más que excluyente, es aditivo. Es decir, los inmigrantes han adquirido prácticas y valores de la cultura dominante, pero sin rechazar en su totalidad su cultura de origen, de manera muy similar a como lo hicieron en el siglo XIX los inmigrantes europeos. Más todavía, y al contrario de lo que sostiene Huntington, estos autores prueban con datos duros que 60 por ciento de los estadunidenses de tercera generación de origen mexicano hablan solamente inglés. Siendo ése el criterio de asimilación que utiliza el propio Huntington, sus temores no se sostienen en la realidad, sino en la idea que se hace del "desafío hispánico", que parece ser tan irreal como su idea de la nación WASP.

Who we are tiene acaso el mérito de poner sobre la mesa del debate público un tema que preocupa a amplios sectores de la sociedad de Estados Unidos, cuya obsesión por la etnia -o por la raza- se ha agudizado como reflejo de la transición demográfica que experimenta, a resultas de que las olas migratorias recientes son mayoritariamente no europeas. En el peor de los casos las inquietudes que despiertan estos migrantes alimentan actitudes xenofóbicas y conductas racistas criminales. Es cierto que airear estos temores puede ayudar a disolverlos, y que, en cambio, se agravan si se ignoran o condenan sin discusión. El debate es una oportunidad para que se conozca información fidedigna y seria a propósito de la migración y su verdadero impacto sobre la sociedad estadunidense. En este respecto el libro de Huntington se queda corto.

A Samuel P. Huntington siempre le ha gustado la polémica y nuevamente ha logrado provocarla. Su libro más reciente es una obra de opinión -algunos di-rían que de prejuicio- más que de investigación. Desafortunadamente, en la atmósfera paranoica en la que vive la mayoría de los estadunidenses hoy en día, su alegato no contribuye a una mejor comprensión de la nueva sociedad estadunidense.

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