Ojarasca cumple 15 años de trabajo casi interrumpido, y el "casi" es piadoso, pues los meses que dejamos de salir entre 1995 y 1996, en realidad seguíamos haciendo de otro modo lo mismo. Desde octubre de 1989, con el nombre prestado de México Indígena, se inició este proyecto editorial donde hablan los pueblos indígenas y se habla de ellos. Su palabra, su imagen, sus luchas. En 1991 adoptamos el nombre de Ojarasca, y en 1997 nos convertimos en suplemento mensual de La Jornada.

Y en tanto, los derechos de los pueblos siguen denegados por el Estado, que los inunda con proyectos, programas y migajas encaminadas a la sumisión, la renuncia o el exterminio de quienes tienen, paradójicamente, alternativas profundas para México, y un horizonte claro. Existe la intención de dividir las asambleas comunitarias, o desarticularlas, mientras se fomentan invasiones, robo de recursos y transgresiones graves a sus tradiciones. 

La comunidades enfrentan al neoindigenismo fuera de foco, la descampesinización, el extensionismo ramplón, la guerra encubierta y los gestores privados de la "naturaleza".

En 2004, los pueblos indígenas hacen autonomía. Resisten. 
 

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