Cuestiona Clemente Valdés declaraciones de González

Bátiz no incurrió en delito al presentar la cinta, dice análisis

JESUS ARANDA

El procurador capitalino, Bernardo Bátiz, no incurrió en delito alguno al presentar ayer a los medios de comunicación el video en el que aparecen Carlos Ahumada y René Bejarano, toda vez que la Ley de Transparencia del Distrito Federal no precisa nada al respecto y el Código de Procedimientos Penales del Distrito Federal establece el sigilo en averiguaciones previas, pero para proteger al denunciante.

De acuerdo con un análisis jurídico elaborado en el Gobierno del Distrito Federal, se estudió previamente la posibilidad de que Bernardo Bátiz violara la ley al hacer público, la noche del pasado lunes, el video en el que aparecen el empresario de origen argentino y el asambleísta con licencia.

El análisis señala que el Código de Procedimientos Penales prevé el sigilo cuando se afecta al denunciante, lo cual no es el caso y, por tanto, no habría tampoco violación a la Ley de Responsabilidades por el funcionario.

Por otra parte, el constitucionalista Clemente Valdés cuestionó las declaraciones del subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Felipe González, quien sostuvo que el procurador del Distrito Federal "demerita una prueba judicial al exhibirla públicamente".

Valdés comentó: "que me diga el subsecretario González en qué se demerita una prueba al hacerla pública. ƑAcaso esa prueba fue reprobada, quién la reprobó; o, de plano, perdió honor la prueba?"

No encuentro en qué resulta negativo que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal haya hecho público un video, "no veo en ningún lado la falta", sostuvo el constitucionalista, quien agregó que ninguna ley prohíbe a los procuradores dar a conocer información sobre un proceso que está en curso.

Al contrario, sostuvo, qué bueno que se den a conocer estas cosas. Más bien debemos felicitar a Bátiz por hacer público este escándalo en donde quedaron de manifiesto las "sinvergüenzadas" de Ahumada y de Bejarano, actos en los que desgraciadamente están involucrados otros actores políticos.