358 ° DOMINGO 31 DE OCTUBRE DE 2004

 
Venezuela y su interminable
borrachera electoral
La vida
después del
referéndum

ARTURO CANO

La oposición venezolana aún no digiere su derrota en el referéndum de agosto cuando ya Venezuela va rumbo a una nueva batalla electoral. Los analistas estiman que Hugo Chávez consolidará en los comicios regionales de hoy su ventaja política, frente a una oposición todavía en shock y además dividida. Tras su triunfo, Chávez ha ajustado su maquinaria electoral y ha desatado el cobro de cuentas pendientes. No hay señales de que los sectores radicales de la oposición reconozcan al fin a la mayoría ni de que el discurso oficial contribuya a terminar con una sociedad partida en dos
 
 
 
HUGO CHÁVEZ dice que lo quieren matar. En su momento de gloria –acaso sólo comparable con su regreso al poder tras el golpe de Estado de 2002– el presidente de Venezuela devela una conspiración que achaca a sus opositores: "Debo decirlo responsablemente, me han estado llegando alertas de varias partes del mundo..., diciéndome, ‘Chávez no te descuides’, porque se prepara ahora sí –en serio– el magnicidio en Venezuela".

Es Chávez en su Aló, presidente del 17 de octubre pasado. Es Chávez en su espacio de medios dominical. Habla largo el Presidente, va de una anécdota a otra, de un aviso a una denuncia, de una parábola beisbolera a una amenaza. Ese domingo, por ejemplo, dijo que si los derrotados en las urnas se niegan a entregar sus cargos, los mandará presos.

Venezuela, efectivamente, aún no se sacude el referéndum revocatorio y va de nuevo a elecciones: hoy elige 23 gobernadores, 337 alcaldes y unos 400 legisladores estatales.

Es la primera pulsada tras una derrota que la multicolorida oposición –que va de la ultraizquierda postmarxista a la derecha militarista– no acaba de digerir. Los analistas venezolanos estiman que el chavismo arrasará. Los pleitos internos de la oposición parecen garantizarlo.

Con todo, estos comicios serán apenas la segunda copa de una interminable borrachera electoral. Los primeros días de diciembre se realizarán referendos sobre la permanencia en sus cargos de varios diputados nacionales. Y el año venidero debe renovarse la Asamblea Nacional, donde el chavismo cuenta con una discreta mayoría.

En diciembre de 2006, para completar el cuadro, hay elecciones presidenciales. Ahí está el detalle: Chávez, según la Constitución bolivariana de 1999, puede aspirar a la relección para permanecer en el poder hasta 2013. Tiempo suficiente para probar si los planes de "magnicidio" se deben a los pasos "grandes y firmes" de su gobierno "para cambiar el modelo de explotación capitalista", como él sostiene. O para probar, según lo miran las oposiciones, que el autoritarismo llegó para quedarse.

Por lo pronto, el teniente coronel retirado avisa que los conspiradores no tendrán buen éxito: "Me cuidaré al máximo y les prometo que no lo van a lograr".
 
 
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Cuatro de cada diez contra Chávez
Fotografías: AFP
Ha de cuidarse, pues busca permanecer en el liderazgo político hasta ¿2013? No, hombre. Eso dice la Constitución, pero las pintas en Caracas gritan otra fecha: "Con Chávez hasta el 2021". Para entonces, el presidente venezolano tendrá 67 años. No se trata, dicen sus partidarios, de que Chávez pretenda relegirse hasta entonces. Amante de la historia de bronce y de los héroes hechos leyenda popular, Chávez ha dicho que se mantendrá activo en política hasta el 24 de junio de 2021, cuando se conmemora el bicentenario de la Batalla de Carabobo, con la cual Simón Bolívar dio la independencia de Venezuela.

Cuentas pendientes

Tras su triunfo, Chávez se lanzó a cobrar cuentas pendientes. Muchas de sus iniciativas han quedado en palabras, pero otras ya cobran cuerpo en medidas de gobierno, legislativas o procesos penales.

La Asamblea Nacional retomó la discusión de una polémica ley sobre los medios de comunicación, el Presidente ha anunciado un combate frontal al latifundismo y el poder judicial desempolvó la causa contra los firmantes del decreto que desapareció poderes e instaló al dirigente empresarial Pedro Carmona en la presidencia, por unas horas, en abril de 2002.

"Apenas el Consejo Nacional Electoral (el 1 de noviembre) anuncie a los ganadores, deben comenzar a llamar a los latifundistas uno por uno... no quiero meterles el Ejército", dijo Chávez hace unos días. Según el Presidente, los propietarios de tierras ociosas deberán elegir entre ceder parte de sus tierras a los pobres o ir a un juicio para determinar el uso de la propiedad.

Unas semanas antes, Chávez había ordenado a las guarniciones militares realizar un censo de latifundios, en el marco de su relanzamiento de la Ley de Tierras, una de las más polémicas impulsadas por su gobierno y causa de una parte de las primeras protestas contra el Presidente en 2001.

En las investigaciones sobre los firmantes del decreto Carmona, las autoridades judiciales han llamado a declarar a relevantes figuras de la oposición y el empresariado, sea porque signaron el documento, formaron parte del efímero gabinete de Carmona o participaron en reuniones en el Palacio presidencial en los días del golpe.

También están en curso procesos legales contra asociaciones que han recibido financiamiento de organismos estadunidenses, especialmente contra el grupo Súmate, una suerte de secretariado técnico de la opositora Coordinadora Democrática, que recibió 53 mil dólares de la National Endowment for Democracy (NED), organismo que funciona con recursos del Congreso estadunidense.

Sin embargo, la iniciativa chavista que ha provocado más ruido es la llamada Ley de Contenidos, largamente acariciada por el oficialismo para regular lo que considera "excesos" de los poderosos medios electrónicos abiertamente antichavistas.

La oposición y los dueños de los medios consideran que se trata, en cambio, de una suerte de ley mordaza.

En días recientes, y como ya es habitual, los medios opositores recibieron el respaldo de la Sociedad Interamerciana de Prensa (SIP), que reconoció "la valentía de la prensa y de los periodistas venezolanos, por su rigurosa y disciplinada lucha por la preservación de la libertad de expresión".

Una lucha, que dicho sea de paso, ha trastocado el papel de los medios que en Venezuela se han convertido, en distintas coyunturas, no sólo en parte, sino en cabeza de la oposición.

"En Venezuela se acabaron los partidos políticos; los medios terminamos siendo la oposición", reconoció, en un foro celebrado en Bogotá unos días después del referendo, el director del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero.

Ante periodistas colombianos, Otero admitió que los medios de su país han perdido credibilidad, pero también dijo que no pueden recuperarla "ahora en medio del torbellino". Ya habrá tiempo de volver a ser medios cuando pase el torbellino.

Votar o no votar
 
 
El país chavista y el antichavista
Fotografías: AFP
Figura emblemática de la oposición, antiguo aliado de Chávez y hoy su acérrimo enemigo, Alfredo Peña desistió de buscar la relección en la estratégica alcaldía mayor de Caracas. Cerca de 200 candidatos renunciaron a sus aspiraciones. Al menos una treintena lo hicieron, según los chavistas, "para evitar la vergüenza de la derrota".

Incapaz de superar el shock de la derrota del Sí, la oposición se dividió frente a los comicios regionales. Los partidos más grandes y los principales dirigentes decidieron entrarle, "para no dejar todo el pastel al oficialismo". Pero, en una contradicción común entre los antichavistas, la comisión que los opositores financiaron para investigar el referendo del 15 de agosto, concluyó sus trabajos con un llamado al abstencionismo.

La prensa venezolana dio cuenta de que Peña no consultó a sus seguidores antes de renunciar y de que en varios estados las oposiciones se negaron a unirse, garantizando así el triunfo oficialista.

Los opositores venezolanos demostraron una vez más que el único cemento de su unidad es el rechazo a Chávez.

Actualmente, la oposición gobierna siete estados (contando dos gobernadores que cambiaron de bando) y el chavismo 15.

Claro, hay batallas que despiertan mayor interés, como la que sostendrán por el estado Miranda (segunda plaza electoral del país, al este de Caracas), Enrique Mendoza y Diosdado Cabello. El primero fue la cara más visible de la oposición en la batalla del referendo y el segundo era vicepresidente cuando ocurrió el golpe de Estado y es considerado por algunos el "delfín" de Chávez.

Mendoza tiene el enemigo en casa. En la víspera de los comicios, vecinos de algunas colonias del este de Caracas impidieron que instalara sus centros de propaganda porque se niegan a votar.

La oposición busca también conservar sus posiciones en otros estados de gran importancia económica. En el petrolero Zulia y el industrial Carabobo, por ejemplo, los gobernadores Manuel Rosales y Henrique Salas Feo tienen buenas oportunidades de triunfo, aunque deberán remontar la escasa diferencia que Chávez les sacó en el referéndum. Los candidatos chavistas de Miranda, Zulia y Carabobo, no casualmente, son militares en retiro.

La campaña y el frente interno

"¡El que esté con Chávez debe estar con la Negra!", gritó el presidente venezolano, en un acto de campaña en el estado Portuguesa, donde la gobernadora Antonia Muñoz –la Negra– busca la relección.

Chávez le alzó la mano, en señal de triunfo, a la gobernadora, en un mensaje más dirigido al frente interno que a los electores.

El chavismo cerró filas de cara al referéndum, pero una vez pasado el trance, las disputas y las divisiones han vuelto a aflorar, especialmente por la designación de candidatos a gubernaturas y alcaldías.

Un alto funcionario del gobierno ponía el ejemplo de Zulia, un estado de gran peso electoral, donde "tenemos siete facciones que se caen a tiros entre ellas". La designación del candidato fue tomada –como en todos los demás casos– por Chávez y su Estado mayor, quienes escogieron a Alberto José Gutiérrez, un militar célebre por haber llevado alimentos a los sectores populares durante el paro y ajeno a los grupos enfrentados.

Algunos sectores del chavismo han lanzado acusaciones de corrupción y sectarismo contra muchos de los candidatos oficialistas. Pero Hugo Chávez no está dispuesto, en esta nueva prueba electoral, a permitir disidencias. Lo dejó claro cuando fue a apoyar a la Negra Antonia: "Es una exigencia del líder de esta Revolución. ¡No acepto ninguna otra disquisición teórica, esto es una guerra y así hay que entenderla!"

Para pelear esta "guerra", Chávez tiene a las "patrullas", el "espacio unitario donde deben converger los partidos, las organizaciones sociales, los círculos (bolivarianos) y otras estructuras... es como el llegadero de todas", según dijo el presidente venezolano a este reportero el pasado agosto.

Esta "revolucionaria forma de organización social", juzgan sus adversarios, es la única que le sienta cómoda a Chávez: "No quiere más partidos, sólo franelas (camisetas) rojas en las manifestaciones".

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El abierto apoyo de Chávez a sus candidatos le ha ganado la censura de la oposición que, sin embargo, no tiene ninguna posibilidad de que sus reclamos prosperen en el organismo electoral, donde tres de los cuatro rectores (consejeros) son simpatizantes del oficialismo.

Según la única rectora cercana a la oposición, Sobella Mejías, Chávez ha violado la ley electoral, cuyo artículo 210 establece: "En el lapso de cualesquiera de las campañas electorales previstas en esta ley, el gobierno nacional, estatal o municipal no podrá hacer publicidad o propaganda a favor o en contra de ninguna individualidad u organización que conlleve fines electorales y se limitará a los programas estrictamente informativos" .

Las unión "cívico-militar"

¿Estado civil? "Madre soltera responsable", se define María Teresa García, madre de dos niños, de cinco y dos años. Desempleada, García recibe 186 mil bolívares mensuales (el salario mínimo es de 320 mil) por asistir siete horas diarias al Fuerte Tiuna, una enorme instalación militar en Caracas, donde funcionan varias de las "misiones" (programas sociales) del presidente Chávez. Las "misiones" que según analistas y opositores fueron claves para el triunfo chavista.

En el Batallón Ayala, García recibe cursos de "agricultura urbana" y de avicultura, aunque aún desconoce cómo pondrá en práctica sus conocimientos. "Se ha escuchado que nos van a dar otros apoyos".

La otra parte, inseparable, de la formación de García y sus 700 compañeros de la "Misión Vuelvan Caras", todos habitantes de los barrios populares caraqueños, es una suerte de curso de ciudadanía, que sobre un programa elaborado por un viejo profesor marxista imparten jóvenes recién egresados de la Universidad.

El trabajo de los jóvenes se suma al de otros empleados públicos venezolanos y el de ingenieros y técnicos cubanos, bajo la cobertura de la FAO.

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Truenan los tiros. Los becarios siembran hortalizas justo al lado del polígono de tiro del Fuerte Tiuna.

La imagen ilustra una de las joyas del "proceso", como los chavistas llaman a la "revolución bolivariana": la unión cívico-militar. "Hay unidad pero los militares mandan", dice sin rodeos uno de los jóvenes educadores.

"Esta es una guerra donde no tenemos que desarrollar nuestra capacidad bélica, es una guerra social", dice por su lado el jefe del Batallón Ayala, coronel Clíver Alcalá, un orgulloso del "nuevo papel" de los militares.

¿A todos los militares les gusta ese nuevo rol? No, admite Alcalá. "Tuvimos una válvula de escape que se llamó Altamira (la plaza emblemática de los militares disidentes). Los demás están en su casa, en la cárcel o evadidos de la justicia".

El segundo de a bordo, teniente coronel Aarón Katz, estuvo preso con Chávez tras el fracasado golpe de 1992. Tiene su manera peculiar de contar cómo llegaron a la "unión cívico-militar": "Si tienes un perro en una jaula desde que está chiquito, le pegas de vez en cuando, ¿qué pasa cuándo lo sueltas? Le echa el diente a quien se le atraviese". Eso fue lo que sucedió en 1989, cuando el caracazo: "Trajeron unidades de combate que estaban en las fronteras simple y llanamente para que masacraran al pueblo".

Katz recuerda esa época con un detalle: "Tener un libro de color rojo ameritaba expulsión".

Ahora, dice, se ha terminado la vida de los militares "en una pecera" y ya son más "participativos". Con todo, asegura que "aquí no se discute de política" y si alguien quiere hacer carrera se retira del Ejército. No son pocos los que lo han hecho: un tercio de los candidatos chavistas, calculan opositores, provienen de las fuerzas armadas.

Los que siguen en activo, en tanto, son pieza clave de la columna vertebral de las "misiones" de Chávez: Barrio Adentro. Su labor es indispensable, pues se encargan de llevar los dineros. "Somos la única institución que puede entrar a los lugares de Barrio Adentro sin que la asalten", dice el coronel Alcalá.

Barrio Adentro

Antes de que llegaran los cubanos, ningún atropellado había sobrevivido. La Laguna es un caserío en los cerros de Caracas, por el rumbo de la carretera Panamericana, donde los vehículos circulan a toda velocidad. Tiro por viaje hay accidentes y el hospital más cercano está a unos 20 minutos. Pero hoy los habitantes del lugar pueden acudir a la clínica construida a la entrada del barrio, un módulo de dos niveles. En el primero se atiende a los pacientes y en el segundo viven tres médicos cubanos. Tres de los 14 mil repartidos en toda Venezuela, a los que deben sumarse 8 mil profesionales en odontología, optometría y enfermería, además de 5 mil promotores deportivos y varios miles de profesionales y técnicos de otras áreas.

La presencia de estos profesionales –que atienden en conjunto a 17 millones de venezolanos– es una de las principales armas opositoras en su discurso enderezado hacia las clases medias ("Esta semana te mandamos pa´ La Habana", gritaban las marchas opositoras en los días del referéndum).

Otra canción se oye en los barrios.

Los médicos atienden a unas 250 personas a la semana con el apoyo del comité de salud formado por mujeres de la comunidad. Lo primero que presume Maricarmen Sánchez, presidenta del comité en La Laguna, es que los médicos de la isla han salvado la vida de dos atropellados. Gratis, porque la atención y todos los medicamentos –la mayoría procedentes de Cuba– no tienen costo para los usuarios.

Además de atender a los médicos, Sánchez y Marjorie Antequera coordinan el comedor popular: almuerzo y merienda a 150 personas. Los beneficiarios, dicen, son elegidos entre ellas y los cubanos privilegiando a las parejas desempleadas y a las madres solteras.

En la cocina de Sánchez hay varios anaqueles y dos refrigeradores repletos. Carne, avena, jugo, pollo, pasta, arroz, las etiquetas de los productos ostentan mensajes así: "Cuando el pueblo lo necesita, el GOBIERNO REVOLUCIONARIO cumple".

Los venezolanos pobres (60%) que no alcanzan los beneficios de Barrio Adentro pueden acudir a los Mercales, centros de abasto de productos básicos a mitad de precio. "Es para todo el pueblo, aquí hasta los terroristas vienen a comprar", dice Ericka Jiménez, formada en la fila del Mercal de La Candelaria.

Las "misiones" de Chávez funcionan al margen de las secretarías de Estado que deberían atender la educación, el abasto o la salud. Buscan, justamente, superar "las limitaciones de las instituciones del Estado para llegar a los excluidos", dice Ana María San Juan, investigadora de la Universidad Central de Venezuela. "Son un bypass" y la pregunta es si lograrán institucionalizarse, completa.

Su continuidad, claro, dependerá sobre todo de que se mantengan los altos precios del petróleo, hasta ahora una bendición para el gobierno de Chávez.

(Se prevé que este año Venezuela tendrá ingresos netos petroleros por 30 mil millones de dólares, lo que da margen de acción al gobierno.)

Por lo pronto, las "misiones" han sido un ingrediente esencial para la construcción de la red de las "patrullas", las 140 mil células del chavismo diseminadas en toda Venezuela, la red electoral que volverá a funcionar este domingo.

"Es un inmenso ejército, bien disciplinado y con una inmensa moral de batalla", dijo Chávez en agosto pasado.

Un ejército que gracias a las "misiones" ganó nuevos miembros. La señora Maricarmen, vecina de La Laguna, beneficiaria de la cocina y la clínica es el ejemplo perfecto: "Yo no era, y ahora sí soy chavista".

¿Sólo clientelismo electoral? No. Las "misiones", hasta el momento, sólo han llegado a un tercio de la población. Y, en campaña, los chavistas no suelen presumir que "con Chávez se vive mejor", sino que "con Chávez manda el pueblo".

No todo es el Pronasol en versión venezolana. Lo resume Sussete Palencia, una chavista de a pie que adora esta consigna: "Con hambre y desempleo con Chávez me resteo" (me la juego).

La voz de la inteligencia

La historiadora Margarita López Maya fue invitada a pronunciar el discurso central en la Asamblea Nacional el pasado 27 de agosto, en el acto de proclamación del triunfo de Chávez tras el referendo. Su discurso fue alabado lo mismo por chavistas que por opositores. Aquí unas porciones:

"Somos una sociedad fragmentada en dos pedazos, cuyos límites económicos, sociales, espaciales, culturales y políticos se trazan desde una lógica de clase. Quien es pobre es chavista, pues allí tiene la esperanza de un cambio para él o para sus hijos; el discurso y el proyecto bolivariano lo incluyen, le dan una identidad y una pertenencia desde la cual puede moverse en esta selva en que se ha convertido el planeta globalizado por el capital financiero transnacional. Si es de la clase alta, es anti-chavista, pues allí le prometen un imaginario occidental y moderno que es fundamentalmente blanco anglosajón y con el cual se identifica plenamente. Los dirigentes de la oposición son sus pares, confía en que ellos resguardarán sus propiedades y libertades ante las amenazas de las ‘turbas’. Ellos le hacen sentir cosmopolita, ciudadano del mundo. Las clases medias se inclinan por uno u otro polo, pero las más visibles y poderosas tomaron el camino de la oposición.

(...)

Rodeados por un entorno familiar y de trabajo afín, donde los pobres eran cada vez una especie más remota, optaron por confundir "su" realidad con "la" realidad, "su" país con "el" país. Los medios de comunicación se encargaron de acentuar esta perversión, sobre todo en estos últimos años...

(...)

¿Cómo restañar la brecha que se ha abierto entre estos dos países, cómo volver a converger en un proyecto de futuro?

Entre los desafíos que planteó la historiadora están los siguientes:

1. "Si hemos de tener democracia en el siglo XXI debemos reconocer que ésta es el gobierno de las mayorías con respeto a las minorías".

2. "Reconocer al otro sigue siendo una materia pendiente, sobre todo para el liderazgo y algunas de las bases de la oposición, que se niegan, pese a todas las evidencias empíricas, en reconocer que el otro no sólo existe sino que es su igual y "por ahora" es la mayoría. Es también de urgencia que el oficialismo abandone el discurso ramplón según el cual todo opositor es un ‘oligarca golpista’".

3. "Si llegamos a este estado de esquizofrenia y enajenación a través de un proceso de larga data, tomemos conciencia que la solución del mismo nos llevará tiempo... El inmediatismo político de la Coordinadora Democrática ha llevado una y otra vez a sus bases en los últimos tres años por senderos que han ido conduciendo más que a una ‘batalla final’, como han nominado algunas de sus irresponsables estrategias, a un suicidio político en primavera".

4. "Los sectores de oposición en general enfrentan el considerable desafío de ponerse a derecho y reconstruirse a partir de sus fracasos y logros... no tendremos la democracia sustantiva y sana que anhelamos, si buena parte de los líderes de oposición no cambia de actitud, o emerge un liderazgo de relevo, que sea capaz de representar y orientar esa otra Venezuela que está inconforme..."

5. "Es un desafío de grandes proporciones mantener el timón del Estado firme y derecho en la vía hacia una profundización de la democracia participativa, no cediendo a las tentaciones autoritarias y despóticas propias de una institucionalidad débil y una cultura política democrática, como la nuestra, con múltiples carencias... Y quizás el mayor desafío, es valorar y persistir tercamente en la urgente tarea de construir las instituciones de la V República, aquéllas que nos garanticen justicia e inclusión, independiente(mente) de los hombres y mujeres que tomen las riendas del Estado..."