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POLITICA FORESTAL: APENAS UN RETOÑO 1° de noviembre de 2004

México, cuarto país con mayor biodiversidad del mundo, está desperdiciando oportunidades de desarrollo a partir del sector de la silvicultura. La producción forestal es hoy apenas un tercio de la programada por el gobierno federal. Se trata de una riqueza perdida entre la tala clandestina y el atraso en la explotación industrial y racional.

Roberto Campa Zúñiga

En tres años de operación, la estrategia forestal nacional no logró aumentar la producción y, al contrario, cayó de 8 millones de metros cúbicos en 2001 a 7.4 millones en 2002 ­la de 2003 aún se desconoce­, ya que las autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no la han informado.

La meta del plan estratégico forestal es que en 2005 el país genere más de 24 millones de metros cúbicos de productos maderables al año.

Para Manuel Reed Segovia, director de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) el objetivo es alcanzable. Aunque 80 por ciento de la propiedad de la tierra pertenece a ejidos y comunidades indígenas, ya se cuenta con una ley que ofrece esquemas funcionales de organización empresarial para este sector y apoyos para financiarlos, como son el Programa de Desarrollo Forestal (Prodefor) y el Programa para el Desarrollo de Plantaciones Forestales Comerciales (Prodeplan). Este último dedicará 380 millones de pesos para el desarrollo de plantaciones forestales en todo el país.

Sin embargo, a pesar que México es el cuatro país con más biodiversidad del mundo con 52 millones de hectáreas, su industria forestal sólo aporta 1.2 por ciento al producto interno bruto (PIB) nacional. Adicionalmente su presupuesto se multiplicó de 320 millones de pesos en 2000 a 2 mil 200 millones, además de 700 millones de pesos de los estados en 2004. Diez entidades están creando su propia ley forestal y se ha establecido por primera vez en la historia de la industria silvícola nacional un fondo forestal de crédito de 200 millones de pesos para cambios de uso del suelo y pagos por desertificación.

Estrategia aún muy verde

Pero la productividad del sector no ha mejorado, la integración de las cadenas productivas sólo en pocos casos es un hecho y el acceso al financiamiento es muy lento.

BosquePinoLos ejemplos claros de éxito de integración de cadenas productivas son el ejido El Argo, en Chihuahua, con más de 300 mil hectáreas, el cual tiene su plan industrial y su aserradero. Lo mismo ocurre en San Juan Nuevo Parangaricutiro, Michoacán, una comunidad indígena organizada que ya abastece de muebles a la cadena de tiendas Liverpool. Este es un proceso exitoso de apropiación que también ya está exportando y cubre varios eslabones de la cadena productiva.

También están los casos de Petrocam (Plantación Forestal entre Hermanos) y Sociedad de Producción Rural, ambas en Campeche. Un estudio de la Fundación Ford revela que los bosques y selvas sujetos a manejo técnico por comunidades indígenas presentan mejores índices de conservación que las áreas bajo protección gubernamental.

Pero, a decir de Enrique Serrano Gálvez, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo, la falta de suficiente capacidad del gobierno para hacer una gestión adecuada se refleja en la baja producción y la falta de incentivos para la explotación de manera ordenada. Esto da lugar a la tala ilegal, pues se estima que se aprovecha de esa manera la misma cantidad que se autoriza.

Cifras de la Semarnat señalan que se pierden más de 700 mil hectáreas al año por deforestación y tala ilegal, por ello dice que "no es posible con el programa oficial de reforestación cubrir este déficit, si apenas se reforestan 160 mil hectáreas anualmente".

La estrategia nacional de 2001 a 2006, que se propone que la actividad forestal sea un negocio rentable y que el motor del desarrollo este constituido por los sectores social y privado, aún pinta muy verde.

Pascual Sigala, miembro de la Comisión de Desarrollo Rural de la Cámara de Diputados, insiste en que estos objetivos no han mostrado avance, pues las importaciones pasaron de 128 millones de dólares en 2001 a 172 millones de dólares en 2002.

De acuerdo con datos oficiales, las principales importaciones de madera aserrada provienen de Estados Unidos, Chile y Perú. Ello se debe a que esos países tienen una industria con procesos de producción eficientes, mientras que en México, a pesar de la excelente calidad de madera, los procesos de producción son muy caros, pues cuentan con tecnología que en algunos casos tiene 40 o 50 años.

El plan estratégico también pugna por que las instancias de gobierno sean promotoras de condiciones favorables para el desarrollo forestal, para que toda la cadena productiva hasta el consumidor final sea competitiva.

Sin embargo, el investigador de Chapingo y el legislador coinciden en señalar que los trámites de autorización y renovación de aprovechamientos forestales se han vuelto lentos a extremos, y que algunas delegaciones federales tardan hasta dos años en liberar la autorización de un programa de manejo forestal.

Pero también es cierto que por el momento los verdaderos dueños del negocio forestal son las grandes empresas: Grupo Durango, Ponderosa, Los Rincón, las "triplayeras", y los industriales del papel, aserrín y muebles, así como de los aglomerados.

Por ejemplo, el Grupo Durango está comprando territorios forestales aprovechando la modificación al artículo 27 constitucional y el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Procede).

En 50 años se acabará la cubierta forestal del país, si no se acelera la reforestación. Así, las 262 mil 835 hectáreas de plantaciones comerciales autorizadas y operando en 2004 son un pequeñísimo grano de arena para resolver el inmenso problema del sector.

La banca comercial, sin apoyo a silvicultores

Salvo la banca de segundo piso, como Financiera Rural, las instituciones bancarias comerciales difícilmente dan crédito a los silvicultores; el programa forestal 2001-2006 que se proponía crear un mecanismo de financiamiento nacional e internacional para la actividad, no ha mostrado efectividad.

Jaime González Aguade, director adjunto de programa y operación de Financiera Rural, reconoce que la canalización de créditos por esta institución es insuficiente. Menciona que en lo que va del año ha otorgado 115 mil créditos, por más de 6 mil 300 millones de pesos para los productores silvícolas. Sin embargo, aún faltan por canalizar 3 mil 454 millones de pesos, de los 9 mil 754 millones presupuestados. De ese monto, más de 85 por ciento deberá entregarse a productores que ganen menos de 3 mil salarios mínimos, es decir 130 mil pesos al año.

EscenarioLa tarea no es fácil porque, a pesar de la disposición de los recursos, los financiamientos no llegan eficazmente a los productores, ya sea por excesivos trámites o porque el solicitante del crédito no cumple con los mínimos requisitos exigidos.

Así que no ha funcionado la misión de facilitar el acceso al crédito, porque, por ejemplo, en los créditos estandarizados para el sector forestal se demandan más requisitos que en cualquier otro sector. Mientras que en otros se piden fiador, estados de cuenta, flujos de recursos, en los forestales se pide: información de cuántas hectáreas están sembradas, cuánto se tardan en generar un flujo, si tienen subsidios de algún programa, constancia sobre la propiedad a sembrar y si es comunal o ejidal.

Aunque en no pocas ocasiones la culpa es del productor, quien todavía hace las cosas complicadas. González Aguade asegura que, por ejemplo, "en muchos casos el solicitante no tiene forma de probar que la propiedad es suya o se encuentra con grandes problemas con el buró de crédito, además que no ha asegurado los proyectos".

Adicionalmente, la lentitud de trámites de algunas autoridades municipales o estatales se agrega a esta cadena de dificultades para acceder al financiamiento. Existe el problema de que las autoridades del estado de donde es originario el solicitante del crédito tardan en registrar el préstamo, por lo que Financiera Rural no puede depositar los recursos.

Con todo y que el sector es complicado, la financiera trabaja de la mano con Conafor al amparo de los programas de este organismo, lo que permite otorgar financiamientos más seguros y sin impactos adversos excesivos en términos de costos o garantías para los acreditados.

En Chiapas, por ejemplo, se apoyó un proyecto de plantación de cedro rojo, debido a los recursos que el Prodeplan otorgó y al proyecto de factibilidad que garantizó su viabilidad para un crédito a 10 años.

Grave retraso competitivo

Mientras en 1998 Chile concluía la conformación de su política forestal, México tuvo que esperar cuatro años más para iniciar la suya e implementar una estrategia nacional para el aprovechamiento racional de sus bosques.

El sector forestal chileno es considerado uno de los más dinámicos del mundo y pilar fundamental de la estrategia política y económica de esa nación. Su orientación exportadora ha llevado a registrar ventas externas de productos forestales por cerca 2 mil 500 millones de dólares con ritmos de crecimiento de 15 por ciento en promedio anual. Sus ventas están dirigidas principalmente a dos mercados: el de América del Norte (Estados Unidos y México) que concentran 20 por ciento del total y el mercado asiático que comprende China, Sudcorea y Taiwán con 16 por ciento, así como por Japón con 12.8 por ciento, según cifras del gobierno chileno.

Entretanto, el sector forestal mexicano padece un déficit comercial de 3 mil 500 millones de dólares, al exportar mil 500 millones de dólares e importar 5 mil millones de dólares. Los chilenos nos venden pulpa química, madera aserrada, papel y cartón, y nosotros simplemente no exportamos porque el consumo nacional de 18 millones de metros cúbicos se abastece con producción interna de 7.4 millones de metros cúbicos, 10 millones de metros cúbicos de importaciones y madera ilegal que se introduce en el mercado señala el diputado Sigala.

La estructura de las inversiones y el financiamiento constituyen un factor diferenciador, pues en México éstas las desarrollan conjuntamente los sectores privado y público, y en Chile casi en su totalidad las empresas, las cuales se dirigen preferentemente al sector de la celulosa y papel, seguido de madera aserrada y plantaciones comerciales. Y es que en México sólo 5 por ciento son propiedad privada, 15 por ciento son del gobierno federal, y 80 por ciento propiedad social, es decir ejidos y comunidades.

Todo ha llevado a que el sector forestal mexicano no pueda responder rápidamente a la demanda del mercado. Por ejemplo, en meses pasados Teléfonos de México solicitó la cotización de un pedido para postes, a una empresa mexicana y otra chilena. El resultado fue que la chilena envió su cotización en tres días, mientras la mexicana lo hizo después de una semana.

De este modo, las soluciones a corto, mediano y largo plazos para el sector forestal mexicano caminan muy lentamente, sobre todo en lo que tiene que ver con el financiamiento, a pesar de que ya se estudian mecanismos alternos como acceso a Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofoles) e incluso la bursatilización del sector  §

LOS BOSQUES A LA BOLSA

El gobierno elabora un proyecto  para bursatilizar la producción forestal y garantizar financiamiento a largo plazo a este sector. Espera que comience a operar en el segundo trimestre de 2006.

De acuerdo con Manuel Reed Segovia, director general de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en el proyecto participan aseguradoras agrícolas y Nacional Financiera.

El momento es propicio ­dijo­, ya que existe estabilidad en la economía, control de la inflación y del tipo de cambio, así como un seguro para las plantaciones, al crearse el Fondo Forestal.

En principio se busca un crédito de 9 millones de dólares con el Comité para la Coordinación de América del Norte para apoyar el financiamiento al mercado en Estados Unidos, Canadá y México.

Mientras, se dedicarán 200 mil dólares para el desarrollo de dos proyectos. Uno para un estudio sobre el desempeño, alcances y tamaño del mercado de productos forestales; el segundo sobre los mecanismos de bursatilización.

La primera fase deberá cumplirse en cinco meses, lo que significa tener los estudios disponibles para promover la participación de empresas como Rexel, Kimberly Clark, Chedraui, Grupo Durango y Ponderosa, que cuentan con plantaciones comerciales.

El funcionario responsable de aplicar la política forestal del país consideró que en año y medio se podría estar operando el primer sistema bursatilización para el sector forestal.

Junto a los programas de apoyo al sector, la Conafor estudia formas de financiamiento de largo plazo, como la participación de las Sofoles.

El consumo nacional se estima entre 17 y 18 millones de metros cúbicos de madera, pero el país tiene un potencial de producir 22 millones, de los cuales sólo 9 millones los abastece la industria del país, cinco o seis son importaciones, y el resto madera ilegal  §

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