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  1° de noviembre de 2004
 
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Ronald Buchanan

ESTA EN CHINO

Todavía no es necesario que los altos ejecutivos de Pemex se apunten para unas clases de mandarín, pero poco a poco los chinos están estableciendo una cabeza de playa en México en su lucha para entrar en las grandes ligas de las potencias energéticas.

Empezó hace unos dos años con dos contratos de perforación para Pemex en Tabasco, y otro para hacer estudios sísmicos en el Bajío. En ambos casos los contratistas eran subsidiarias del duopolio estatal, PetroChina y China National Oil Corporation (CNOC).

Ahora CNOC y PetroChina andan por aquí con la mira puesta en los controvertidos contratos de servicios múltiples para el desarrollo del gas natural de la cuenca de Burgos.

Aún hay que ver si presentan ofertas en la segunda ronda de los contratos, próximos a adjudicarse. El año pasado lo hicieron, pero hasta el último momento y mediante Amistad Energy, incorporada en Houston pero de capital estatal chino.

Alguien en Amistad no hizo la tarea, y su oferta fue rechazada por no cumplir con los requisitos burocráticos. Esta vez, sin embargo, los chinos se han ido preparando con tiempo, aunque también sus adversarios dentro de las empresas mexicanas que buscan adjudicarse uno que otro contrato.

Es que los chinos tienen una formidable ventaja en cuanto a contratos de servicios se trata. Hacen sus propios equipos que, según ellos, son tan buenos como los que se compran en Houston pero cuestan menos de la mitad.

Como consecuencia, pueden ofrecer un presupuesto muy inferior a los de los rivales que tienen que hacer sus compras en Estados Unidos.

Sin embargo, muchas empresas alegan que se trata de competencia desleal. Según ellos, los equipos chinos son tan buenos porque son copias directas de los que se venden en Houston. No es por buena ingeniería que ganan en precio, sino por piratería, agregan.

Pemex, haciendo eco de esos reclamos, ha redactado los contratos de tal manera que no pueda haber dumping de equipos.

Está por verse si las empresas chinas terminan formando alianzas con las mexicanas. Después de todo, la nueva línea de la Secretaría de Economía es que China no es nuestro adversario, sino nuestro socio. Con ese fin, ha propuesto que Pemex exporte crudo a China, aunque será la propia Pemex la que decida al respecto. Los días en que el destino de nuestras exportaciones petroleras se determinaban por motivos políticos quedaron atrás.

¿Más o menos?

Algo anda mal en Chicontepec, la zona de Veracruz y Tamaulipas donde "perdimos" 9 mil millones de barriles de nuestras reservas de hidrocarburos hace un par de años. Resulta que, como Pemex no las había tratado de explotar, las autoridades financieras de Estados Unidos se negaron a considerarlas como probadas.

Hace año y medio, Pemex intentó remediar la falla al otorgar un contrato a Schlumberger, el autoproclamado número uno del mundo en proveer servicios a la industria petrolera, y a la constructora mexicana ICA para perforar 250 pozos en Chicontepec en el curso de cuatro años.

La intención del contrato ­con valor de 500 millones de dólares­ era no sólo reincorporar las reservas "perdidas", sino preparar el terreno para algo así como los contratos de servicios multiples de Burgos, ahora con petróleo además de gas.

Algo, sin embargo, no está funcionando. Al declarar resultados decepcionantes para el tercer trimestre, Schlumberger culpó a tres factores, entre ellos "la desacelaración de la actividad perforadora en México". Puede ser que se trate de una merma de la actividad en otras regiones del país donde Schlumberger tiene contratos, pero en su informe del pasado 1° de septiembre el presidente Fox reportó que se estaba perforando cada vez más  § 

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