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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Martes 2 de noviembre de 2004

Ella no discrimina, dice el padre Arturo, quien oficia misa en el santuario de Tepito

Aumentan los altares a la Santa Muerte en los barrios bravos

En la colonia Doctores existe uno con una efigie de 1.90 metros En la Morelos, Caridad y Esperanza son los nombres con los que se venera a la también llamada Niña Blanca

PERLA MONCADA SILVA Y ARTURO CRUZ BARCENAS

En el Distrito Federal han proliferado los altares con los que se rinde culto a la Santa Muerte, como en Tepito, la colonia Guerrero, la Doctores, en Iztapalapa, etc. Practicamente en todos los barrios bravos de la capital, esta efigie es adorada, y si bien la Iglesia católica no la reconoce, al contrario critica el fanatismo de sus seguidores, su culto es similar al de cualquier santo cristiano a quienes se les pone un altar.

Muerte_doctores_OKCon alto grado de superstición la Santa Muerte ha sido inpiradora de oraciones, reportajes, varios ensayos y libros, los cuales son parte de la fundamentacion de esta imagen cadavérica que acerca sobre todo a personas de origen humilde, con empleos informales, reclusos, policías, prostitutas, comerciantes, asaltantes y sobre todo a quienes han tenido paso por la tragedia.

Altar en tepito

Caridad espera vestida con encajes morados en la esquina de Bravo y Zapata, en el barrio de Tepito. A sus pies decenas de colillas de cigarros, botellas de agua y un licorcito. Su atuendo es elegante, y enjoyada en oro y perlas -tal vez de fantasía- permanece erguida con el mundo y la justicia en la mano derecha, en la otra, anillada, la guadaña. Espera a los visitantes, que de Toluca, Ecatepec o Neza vienen a ver a la otra señora, a la grande y más elegante: Esperanza.

Ellas son sólo dos de un conjunto de más de 20 representaciones de la Santísima Muerte venerada desde hace más de 3 años en el número 35 de la calle Bravo en la colonia Morelos, y que es festejada del 31 de octubre al 2 de noviembre, aunque su fiesta patronal es el 15 de agosto.

Las joyas, los cigarros, el agua y el licorcito son la ofrenda que sus devotos visitantes le ofrecen a cambio de algún favor recibido. "Ella las merece", afirma la señora Lourdes Juárez, mujer de aspecto humilde, delgada y de rostro afilado, demacrado, quien hace dos meses pidió a la Niña Blanca que su hijo pasara al otro lado. "La Niña cumplió. El está bien, pasó vivo y sin ningún daño, por eso le vine a pagar el favor".

El padre Arturo, quien oficia misa en el santuario, dice que es el primero en fundarse en la República Mexicana, entre la proliferación de nichos que han construido en distintas partes del Distrito Federal, 40, de acuerdo con el sacerdote, como en Tacuba, Escandón, Valle Gómez y Peralvillo.

La devoción a la Santa Muerte ha llegado a varios estados de la República, como Monterrey, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Guerrero e Hidalgo, porque se trata de una santa que no discrimina, "esta iglesia, la tradicional ortodoxa, no ha cedido a la modernidad; sin embargo, ha mantenido siempre sus puertas abiertas a todo tipo de personas. Aquí llegan alcohólicos, prostitutas, rateros, drogadictos, homosexuales, lesbianas; aquí no vemos la etiqueta en la gente, esta iglesia es libre", reitera el padre Arturo.

Esperanza, como llaman a la efigie principal del santuario, está ataviada con ropa adornada de encajes negros y porta un sombrero parecido al de La Catrina, de José Guadalupe Posada. Tiene arracadas de oro colgadas en el manto que la cubre, además de cadenas y collares del mismo metal. A sus pies, el piso está lleno de manzanas, cigarros o botellas de vino, entre otros.

A pesar de la oposición de algunos sectores de la iglesia (heterodoxa), que se manifiesta en voces como la de una de las monjas que colaboran en la Casa del Peregrino, en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe y que asegura tajante: "Esa dichosa santa ni existe. No existe. ¿O qué, acaso hay un santo nacimiento y un santo crecimiento?".

Altar en la Doctores

Ladra un perro criollo. A su lado corre un gato negro. En la sala de ese cuarto en ruinas del número 66 de la calle Doctor Liceaga de la colonia Doctores, escenografía involuntariamente ad-hoc para la Santa Muerte, todo lo inunda "ella". En una mesa hay otras figuras y cada uno de sus cinco hijos trae colgado, cual escapulario, una especie de medalla con la figura del culto.

Para Alicia, la Santa Muerte es vida, su santo de cabecera. "Me ha ayudado a muchas cosas, desde siempre. Mi papá la veneraba y nosotros también lo hacemos desde que éramos chamacos." Su culto se acentuó cuando su hija fue salvada por La Señora, La Niña, La Blanca, luego de que se quemó al caerle en la cara y mitad del cuerpo agua hirviente de una cubeta que estaba en la lumbre de una estufa, hace cinco años.

Para ir a trabajar, dejaba a su hija encargada. Es vendedora ambulante de cosméticos. Las quemaduras fueron de tercer grado. La niña ahora tiene siete años y el día de la entrevista ayudaba a su mamá en la elaboración del nuevo vestido para la efigie de la Santa Muerte, de casi dos metros de altura, blanca totalmente. Pareciera que se está riendo, que su cadavérico rictus mutara según el ángulo desde el que se le mire.

Pone el "altar" desde el 15 de abril pasado. "Hay gente que nomás viene, pero como no sabe de ella la relacionan con la brujería, con cosas malas, pero con todo se puede hacer mal, hasta con la mirada."

Por la tarde retira el altar. Dijo que cada vez acude más gente a verla.

-Ustedes le piden. ¿Ella les pide algo?

Se enoja: "¿A usted la Virgen de Guadalupe baja y le pide algo?"

-¿Cuánto mide esta figura?

-¿Esta qué?

-Esta...

-Es una señora. ¿Esta qué?

-Esta... señora.

-Uno noventa.

A un lado hay una "señora" vestida de azul. "Ese color es para que le vaya bien a los estudiantes. Yo todos los días le pido que me deje viva, nada más, para llevarlos por el camino del bien. Aquí no estamos en un lecho de rosas. Todos vamos a morir, pero cuando eso ocurra no vamos a estar con ella. Sólo es un mensajero que manda Dios nuestro señor.

"A Tepito van viciosos, criminales, mariguanos, borrachos. Eso no es un respeto. Respeto es oír el rosario -para ella- bien." Hay presos que se tatúan la imagen. "Cada quien es libre de hacer lo que quiera. Todos los maleantes le rinden culto a algún santo, no sólo a la Santa Muerte."

-¿La han criticado por su culto?

-Sí, pero que Dios los bendiga. No me han dicho que estoy mal de la cabeza.

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